¿Tuvo la Tierra dos satélites? El misterio de las caras asiméticas.
Las sondas GRAIL se dirigen ya hacia la Luna con el objetivo primordial de estudiar en profundidad su campo gravitatorio, y con ello conocer mejor su estructura interna....y, de forma indirecta, comprobar la veracidad de una de las últimas teorías presentadas para explicar su aspecto actual, dividido en dos hemisferios totalmente diferentes en una asimetría nunca del todo bien explicada: Existieron no una sino dos lunas alrededor de la Tierra.
Presentada por Martin Jutzi y Erik Asphaug, de la Universidad de California, es una idea ciertamente extraña, pero que, como mínimo, parece lo suficientemente interesante para llamar la atención de algunos científicos, tal es el caso de David Smith, investigador principal adjunto de la misión GRAIL: "Es una idea intrigante y sería una forma de explicar una de las grandes perplejidades del sistema Tierra-Luna; la extraña naturaleza asimétrica de la Luna. Sus lados (visible y oculto) son sustancialmente diferentes".
La teoría más mayoritariamente aceptada sobre el nacimiento de nuestra compañera celeste es que esta fue el resultado del impacto indirecto sobre La Tierra de un mundo del tamaño de Marte durante las primeras fases de formación planetaria, cuando nuestro planeta aún era poco más que una esfera ardiente...un acontecimiento que posiblemente no fue excepcional a lo largo y ancho del Sistema Solar, pues muchos debieron ser los protoplanetas que se formaron inicialmente, siendo los planetas actuales los supervivientes de esa época caótica.
Pero volvamos al tema central del post...del material expulsado por el impacto, parte debió caer de nuevo sobre la Tierra, mientras que el resto permaneció en órbita, formado un anillo del que finalmente nació La Luna, una mucho más cercana de lo que está ahora, pues las mareas gravitatorias la alejan, centímetro a centímetro, de nosotros. Sin embargo, y aquí entra la novedosa teoría de Martin Jutzi y Erik Asphaug, quizás no se formó únicamente la que ahora conocemos y vemos brillar en el firmamento, sino también una segunda, más pequeña (quizás de 1/3 de tamaño) que, atrapada en el punto de Lagrange situado por delante de su hermana mayor, se movía precediéndole en su avance.
Si algo tienen estos puntos, auténticas trampas gravitatorias, es que un cuerpo atrapado en ellos puede estar mucho tiempo de forma estable, pero no necesariamente para siempre...así, la segunda luna finalmente escapó e impactó con La Luna, pero con velocidades relativas tan bajas que no se formo cráter alguno...simplemente se hundió en ella, formando lo que hoy día son las tierras altas existentes en la cara oculta. Dicha región sería, por tanto, lo que queda de esa segunda y ya desaparecida luna.
¿Una idea extraña? Quizás si, pero existen ejemplos actuales de parejas de satélites que comparten órbita (La luna Dione, de Saturno, y su compañera Helena son un ejemplo de ello), por lo que este escenario, aunque hipotético, no es en absoluto imposible.
Y aquí entran las GRAIL, pues su examen del campo gravitatorio lunar y sus anomalías podría reforzar o rechazar esta idea...si al desvelar la distribución del material dentro de la Luna y las diferencias entre la corteza y el manto de ambos hemisferios encuentra que el lado oculto difiere de alguna manera significativa de la observada en la cara visible sería un argumento, aunque lejos de ser definitivo, que apoyaría la hipótesis de las dos lunas.
Pero incluso si los resultados ofrecidos por estas sonda apoyaran dicha teoría, distaría y mucho de estar confirmada, algo que quedaría para futuras misiones, en especial una que trajera muestras de material lunar de la cara oculta (todos los Apolo y las sondas soviéticas lo hicieron en la cara visible) que permitiera analizar la química existente en ella y la edad de la superficie...puesto que esta pequeña e hipotética luna, caso de haber existido, se habría enfriado mucho más rápidamente que no su hermana mayor, el material procedente del hemisferio oculto, que en realidad formó parte de esta primera, debería ser más antiguo.
No deja de ser una idea intrigante ¿Pudo la joven Tierra tener dos satélites? ¿Estuvo, en algún momento, en un pasado remoto, el cielo nocturno adornado por dos brillantes lunas? Las sondas GRAIL deberán ofrecer una respuesta...bien descartando esta extraña pero interesante hipótesis o, en caso contrario, abriendo las puertas a la posibilidad de que, quizás, realmente algo así ocurrió.
El proceso de impacto entre nuestra ambas Lunas...la velocidad relativa entre ambas sería tan baja que permitiría que la segunda luna simplemente se fusionara con la Luna actual, conformando la superficie de la cara oculta, tan diferente a la cara visible.
La cara visible (arriba) y la cara oculta...podemos ver que son notablemente diferentes, en especial por la casi ausencia de los grandes "mares" en esta última.
Un cielo con dos Lunas...sin duda un escenario que habría resultado extraordinariamente hermoso. Aunque canciones míticas como Fly me to the Moon o The Dark Side of the Moon quizás no habrían sonado tan bien.
Grail y el misterio de la luna perdida
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