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viernes, octubre 11, 2019

Cuando llegamos a la otra Luna

Se cumplen 60 años de la primera visión de la cara oculta.

¿Qué se escondía al otro lado? Tendría un rostro igual al que veíamos desde el principio de los tiempos? O quizás sería algo totalmente diferente? Quizás había algo que el Universo no quería que viéramos? Estas y muchas otras ideas, incluías algunas tan exóticas como pensar que todo el aire y el agua se habían retirado al otro lado y ahí existían un ambiente habitable, se manejaban desde hacía siglos. La imposibilidad de ver más allá dejaba espacio para la imaginación.

El advenimiento de la carrera espacial anunciaba que el enigma estaba a punto de recibir una respuesta. Solo era cuestión de tiempo que la primera sonda terrestre superara la órbita lunar y mirara por primera vez ese rostro vedado a los terrestres. Y con el impulso de la rivalidad entre EEUU y la URSS avivando las llamas, ocurriría más pronto que tarde.

Y así fue. Un 7 de Octubre de 1960 la sonda soviética Luna 3 sobrevolaba La Luna y en su camino hacia las profundidades del espacio miró hacia atrás, tomando las primeras imágenes nunca vistas del otro lado de La Luna. Era pocas y de una calidad que, bajo los estándar actuales, eran muy y muy pobres, pero eran las primeras, y solo eso las convertía en algo único, despertando el entusiasmo de todo el planeta. Eran solo 17 imágenes, las que una tecnología al limite de su capacidad fue capaz de transmitir a la Tierra con éxito (de un total de 29), de las cuales solo 6 valían la pena, pero fue suficiente para definir una Luna muy diferente a la conocida, mucho mas montañosa y cubierta que cráteres, y con una presencia de los familiares "mares" mucho menor.

Ese día de 1960 se ponía punto final al misterio, del enigma que representaba no saber nada de lo que escondía su hemisferio oculto, y en su lugar aparecían las preguntas. ¿Por qué era tan diferente un lado y otro? Que historia vivió nuestro satélite para llegar este punto? Que procesos geológicos se dieron en la cara oculta? Porque la cara visible tenía esas amplias y oscuras llanuras tan familiares para nosotros y en cambio casi estaban ausentes en la oculta? Tuvo el anclaje gravitatorio terrestre, el mismo que la obligó a mostrar siempre la misma cara, algo que ver o fueron procesos propios? Fue el fin de un misterio imposible y el nacimiento del desafiante proceso de entender lo que vemos.

Esto es lo primero que vimos de la cara oculta, un terreno montañoso, muy diferente a la cara visible, y dos regiones oscuras que fueron nombradas Mare Moscoviense (Mar de Moscú) y Mare Desiderii (Mar del deseo), posteriormente llamado Mare Ingenii (Mar del Ingenio).

La soviética Luna 3, el primer vehículo humano en ir más allá de la orbita lunar y observar la cara oculta.

Además de su éxito en sobrevolar La Luna, esta sonda fue la primera en utilizar la asistencia gravitatorio para cambiar su velocidad y trayectoria. Gracias a eso pudo acercarse de nuevo a La Tierra para transmitir la información a las estaciones de seguimiento soviéticas. Su destino una vez terminada su misión y perdida las comunicaciones permanece desconocida, podría haberse incinerado en la atmósfera o seguir aún obitando nuestro planeta.

Se cumplen 60 años de las primeras fotos de la cara oculta de la Luna 

miércoles, junio 05, 2019

A la espera de Rosalind

ExoMars inicia los preparativos orbitales para la futura llegada del vehículo de superficie.

Desde finales de 2017 se encuentra en órbita científica, lo que significa que sus instrumentos están trabajando a pleno rendimiento. Llegó a ese punto ideal después de una larga serie de maniobras, y desde la cual esta ofreciendo, curiosamente, más preguntas que respuestas, en especial del esquivo y casi fantasmal metano, el pilar centrar que llevo al desarrollo de esta misión Europea-Rusa. Su misión justo está empezando en realidad, pero en el horizonte se acerca el momento clave, la llegada de la "segunda parte" de esta enorme proyecto, el vehículo de superficie que deberá buscar la hipotética vida marciana. Y es hora de preparar el camino.

En 2021 llegará el Rosalind Franklin, el nombre recibido, después de una votación popular, por el que hasta ahora era conocido como rover ExoMars. Aún queda, por tanto, más de un año hasta este momento culminante, pero los ingenieros de vuelo ya están planificando el que deben ser los próximos pasos que deberá realizar para asegurarse que cuando Rosalind se adentre en la atmosfera marciana en su intento de lograr un aterrizaje suave, la sonda esté en el lugar, la orientación, la trayectoria y el momento correcto para ofrecerle cobertura de comunicaciones. Será la ExoMars la que deberá anunciar al mundo si lo ha conseguido o no.

Serán cambios muy pequeños, pero que con el tiempo alterará su camino lo suficiente para lograrlos. Las 3 maniobras que se llevarán a cabo entre mes alterarán la velocidad de la sonda, las dos primeras en  30.9 metros por segundo y un pequeño cambio final de 1.5 metros por segundo, acercándola un poco más a los polos marcianos.

Una vez esté en su nueva orientación optimizada alrededor de Marte, los equipos en tierra también deben asegurarse de que estarán en el lado correcto del planeta cuando llegue el rover. En febrero de 2021, se realizará una pequeña maniobra para garantizar que ExoMars esté en el lugar correcto en el momento correcto. Si no se realizaran ninguna de ellas, y se mantuviera en su órbita actual, Marte se interpondría entre ellos, y por tanto ambos estarían "ciegos" uno respecto al otro en el momento crítico.

La sonda ExoMars, conocida oficialmente como TGO (Trace Gas Orbiter), fue la primera fase de un proyecto ambicioso, y ya cumplido. En 2021 llegará la segunda. Ojalá las cenizas del fracaso de Schiaparelli marquen el camino para un gran futuro.

Los cambios orbitales que afrontará ExoMas estas próximas semanas le permitirá estar situada en el momento, lugar y orientación adecuada (circulo negro) para seguir la llegada del rover (línea verde).

Se acerca la hora de Rosalind Franklin.

ExoMars orbiter prepares for Rosalind_Franklin

miércoles, febrero 27, 2019

El retorno de un mal recuerdo

El último resto superviviente de la sonda soviética Cosmos 482 podría caer a la Tierra en unos meses.

La historia de la carrera espacial se escribe a partir de los grandes éxitos. Es algo comprensible. Pero detrás de las luces del triunfo siempre se esconden las sombras del fracaso, muy numerosas, aunque los logros a los que estamos asistiendo hoy día haga pensar lo contrario. Y es que durante los tiempos de la Guerra Fría, el impulso de superar al adversario dio alas a lo que podíamos llamar la primera ola de exploradores interplanetarios, pero ese mismo impulso llevo a la tecnología de la época al límite. Y en no pocas ocasiones era más de lo que esta podía soportar.

Ese fue el destino de la sonda soviética Cosmos 482, que debería haber sido la hermana de la Venera 8, que en su momento se convertiría en la segunda en lograr un aterrizaje exitoso en Venus. No tendría esta tanta suerte, ya que una vez instalada en órbita terrestre falló en su intento de entrar en una trayectoria de transferencia hacia el planeta vecino, quizás por un fallo crítico de su impulsor principal, y quedó atrapada definitivamente alrededor de la Tierra. Se terminaría fragmentado y partes de la sonda se incinerarían en la atmósfera, cayendo cerca la localidad de Ashburton, Nueva Zelanda. Otro fragmento lo habría en 1981, mientras que uno restante sigue actualmente en órbita terrestre, (203 x 2406 kilómetros) aunque el lento descenso que está sufriendo parece indicar que su final podría estar cerca.

La pregunta es exactamente cuanto de la Cosmos 482 sigue ahí, algo que no está claro, a pesar de los esfuerzos de los astroaficionados, que llevan tiempo siguiendo su viaje, por desvelarlo. Sea lo que sea una cosa parece clara, y es que su tiempo se acaba y podría precipitarse hacia la atmósfera en cuestión de meses.¿Sobrevivirá algo de ella a la rentrada? Eso depende de su naturaleza. Si se trata, por ejemplo, de parte de la gran antena de comunicaciones, se reducirá a polvo, pero si se tratara, como indican algunas fuentes, del módulo de descenso, el que debía haber aterrizado en Venus, y por tanto cuenta con una más que notable protección térmica, podría sobrevivir y alcanzar tierra (o océano), lo que, con sus casi 500 Kilogramos, lo convertiría en un objeto peligroso según donde caiga. Será necesario seguirlo atentamente.

Cuando eso ocurra se pondrá punto final a la historia de uno de esos fracasos que llenaron la historia de esas primeras décadas de exploración espacial. Es un recuerdo de ese "otro lado" de la historia que ahora regresa a nosotros.

Observaciones de los restos de la Cosmos 482 realizadas en 2011 y 2014 respectivamente, realizadas por al astroaficionado Ralf Vandebergh, que lleva los últimos 8 años siguiéndolos cada vez que sobrevuela la Tierra.

Imágenes de la Venera 8 en los preparativos previos. La Cosmos 482 era la gemela de esta, destinada a ser conocida como Venera 9 de haber logrado emprender su viaje a Venus, por lo que es una referencia visual para intentar adivinar que es lo que queda en órbita. 

El módulo de descenso de las Venera.

Uno de los restos de la Cosmos 482 que cayó cerca de Ashburton, y que se expone en su museo del aire. 

Failed 1970s Venus Probe Could Crash to Earth This Year

miércoles, diciembre 05, 2018

Regreso a la ISS

Rusia reinicia los vuelos tripulados.

Cuando el pasado 11 de Octubre la Soyuz MS-10 fallaba en su intento de enviar una nueva tripulación a la Estación Espacial Internacional, negros nubarrones parecieron cubrir el futuro inmediato de esta veterana instalación orbital, que podría afrontar la posiblidad de quedar deshabitada por primera vez desde el año 2000. Sería una situación temporal, y la ISS podría haberse mantenido sin tripulación un tiempo, aunque se rompería la marca de tantos años habitada de forma interrumpida, nada menos que 18, y al fin y al cabo no era una situación deseable para nadie.

Sin embargo ese peligro ya es historia. El pasado 3 de Diciembre el rugido de una nueva Soyuz anunciaba al mundo que el puente para astronautas entre la Tierra y la ISS se había restablecido de nuevo. Un rápido y concienzudo análisis de las causas del fallo anterior (el sensor de separación de uno de los cohetes externos, que quedó deformado durante el ensamblaje) permitió autorizar el regreso de los vuelos tripulados rusos, los únicos disponibles de momento. A bordo David Saint-Jacques (Agencia espacial canadiense), Anne McClain (NASA) y Oleg Kononenko (Roscomos) iniciaban el vuelo, que terminaba 6 horas después con su llegada a la estación espacial. Las aguas, pese a todos los problemas, regresaban a su cauce.

Son grandes noticias, aunque al mismo tiempo son un nuevo aviso de que depender de un único medio para viajar a la ISS, de la mano de la Soyuz y Rusia, representa una debilidad evidente. Solo queda esperar que pronto nuevos actores hagan acto de presencia en el escenario espacial, y que la necesaria diversidad de opciones asegure que nunca más nos encontremos con cerradas las puertas del cielo.

Regreso al espacio.

La tripulación de la Expedición 58 se despide. Partiendo de arriba, el ingeniero de vuelo David Saint-Jacques de la Agencia Espacial Canadiense (CSA), la ingeniera de vuelo Anne McClain de la NASA y el comandante Oleg Kononenko de Roscosmos.

El lanzamiento de la Soyuz MS-10 visto desde la ISS y fotografiado por Alexander Gerst.

Liftoff! Russia Launches 1st Crewed Soyuz Rocket to Space Station Since Dramatic Abort

viernes, octubre 12, 2018

Regresando de la muerte

Aterrizaje de emergencia de la Soyuz MS-10 poco después de su lanzamiento.

Se suele decir, y con razón, que los primeros minutos de un despegue es la fase más crítica de cualquier vuelo espacial, sea tripulado o robótico, donde muchas cosas pueden fallar antes las extremas fuerzas que se abalanzan sobre ellos. Pero para esos primeros puede ser también la última oportunidad para escapar de un destino nefasto si algo falla, al menos si se dispone de un sistema de escape listo para actuar cuando se lo necesita. Los Transbordadores espaciales no disponían de ellos, para desgracia de los tripulantes del Challenger. Afortundamente las Soyuz, cuya historia, bajo diversas formas y modelos, es extensa y llena de experiencia, si lo tienen, y gracias a ello Alexéi Ovchinin y Tyler Hague están hoy vivos y de una pieza.

La Soyuz MS-10 despegaba este pasado 11 de Octubre desde Baikonur, llevando a estos dos astronautas hacia la ISS. Sin embargo nunca llegarían, ya que algo más de dos minutos después del lanzamiento, y en el momento en que los 4 bloques de impulsión de la primera etapa se separaba, algo fue mal, rematadamente mal, como se aprecia en las imágenes tomadas desde tierra, y que sugiere que el sistema pirotécnico que provoca dicha separación hizo una mala jugada. Sea como sea, y que las investigaciones deberán esclarecer, la tripulación activó el conocido como sistema de emergencia SAS y la cápsula se separó del cohete, iniciando un regreso a tierra en trayectoria balística.

Algo que no fue un paseo para ambos hombres, ya que afrontaron, además de un viaje turbulento y con la tensión de estar luchando por sobrevivir, una desaceleración de unos 7g, nada para lo que no estén entrenados y algo superior a la habitual en una reentrada, pero no por ello menos dura.Tocarían tierra a unos 380 Kilómetros de Baikonur, no muy lejos de la localidad de Zhezkazgan, donde los encontrarían los equipos de rescate enviados, con una buena paliza sobre sus espaldas pero de una pieza. Los exámenes médicos posteriores despejaron cualquier temor sobre su salud. Tanto ellos como sus familiares, que asistieron horrorizados a lo que estaba ocurriendo, pudieron respirar tranquilos.

Un final feliz a lo que puedo ser una tragedia, pero que deja varios temas preocupantes sobre la mesa. Por un lado demuestra nuevamente que algo no funciona del todo bien en Roscosmos, y otro plantea que ocurrirá con la ISS, que podría verse abocada a quedarse sin tripulación a principios de año, fecha límite que tiene sus tres habitantes actuales para regresar, ya que es cuando expira el tiempo de vida útil de la Soyuz MS-09 actualmente atracada en ella. Con la inevitable suspensión de los lanzamientos (tripulados) mientras se investiga las causas y con las naves privadas, como la Dragon 2 de Space X, que solo podrían entrar en servicio como muy pronto bien avanzado 2019, las cosas están complicadas. Habrá que estar atentos a como evoluciona la situación.

Pero todo esto de debe hacernos olvidar lo importante, y es que ante una situación potencialmente letal los dos tripulantes salvaron su vida. Otros no tuvieron esa suerte.

La imagen delatora. Arriba la separación de los 4 cohetes de la primera etapa cuando todo ocurre con normalidad. Abajo, lo que se vio en el vuelo de Soyuz MS-10. Algo malo ocurrió ahí.

Los compañeros que nunca llegaron. Alexander Gerst, desde la ISS, captó el abortado viaje de la Soyuz.

Reencuentro entre los dos tripulantes y sus familias. Sin lugar a dudas lo más importante

Fallo en el lanzamiento de la Soyuz MS-10 y regreso de emergencia de la tripulación

 Here's What the Failed Soyuz Rocket Launch Looked Like to an Astronaut in Space

sábado, julio 22, 2017

Entre la tierra y el cielo

Observando el lanzamiento de una Soyuz desde la órbita.

Vivimos tiempos extraordinarios. Cientos de satélites se mueven alrededor de nuestro mundo azul, abarcando todo tipo de actividades, desde los clásicos Meteosat, que tan familiares nos resultan y que son ya un clásico de los programas del tiempo de la televisión, hasta los dedicados al posicionamiento global, entre los que destaca, aunque no sea el único, el GPS que tan integrado está en el día a día diario y que solemos utilizar sin tener en cuenta lo increíble de la tecnología que se esconde detrás y que tenemos sobre nuestras cabezas. Y entre unos y otros los de carácter científico, los de comunicaciones o los más desconocidos de carácter militar. Y eso es solo el comienzo.

Los últimos años han visto la llegada de los CubeSat, satélites de tamaño extremadamente reducido aunque con notables capacidades gracias a los avances en la miniaturización de la tecnología, que funcionan en constelaciones, y que gestionados por empresas privadas, están revolucionando nuestra capacidad de observar nuestro mundo. Entre ellos los llamados Dove, construidos y gestionados por Planet Labs, que conforman una auténtica nube de pequeños ojos que monitorizan constantemente La Tierra, registrando sus cambio, tanto por los ciclos naturales como por la actividad humana. Su negocio (ya que no deja de ser una empresa) es precisamente ofrecer esta valiosa información a quién la requiera. Y no es para menos, ya que pese a su pequeño tamaño tienen una capacidad óptica más que notable.

Y el último ejemplo, quizás el más espectacular, vino de la mano de uno en concreto, que se encontraba en la posición correcta en el momento adecuado para captar el lanzamiento de una Soyuz, que además transportaba en su interior 48 nuevos satélites Dove. Un Dove fotografiando el lanzamiento de otros Dove. Realmente una situación curiosa, que se descubrió apenas 5 hora antes de ese momento. Se inicio una carrera contrarreloj para intentar prepararlo todo. Una hazaña cumplida con un éxito espectacular.

"Nuestra constelación [de satélites] Dove es un monitor, lo que significa que apuntamos cada Dove hacia abajo, de manera que captura directamente cada fragmento que enfoca mientras la Tierra gira”, escribió Beukelaers en el blog de la compañía. "En las horas previas a nuestro reciente lanzamiento de un cohete Soyuz, decidimos que uno de ellos estaba lo suficientemente cerca al Cosmódromo de Baikonur, en Kazajistán, como para tomar fotos del más reciente lanzamiento de nuestra flota de satélites. Una vez que determinamos que era posible, nuestros equipos de Control y Operación de Misiones trabajaron juntos para apuntar a la plataforma de lanzamiento".


Con todo preparado, este Dove en concreto capturó un fotograma por segundo desde el momento mismo del lanzamiento, siguiendo la trayectoria de la Soyuz. Finalmente, juntando todas ellas, se pudo dar forma a un vídeo increíble, que si bien condensa 2 minutos y medio en unos pocos segundos, no deja por ello de ser menos espectacular. Un viaje increíble de la tierra al cielo, reflejo de un mundo, de una civilización, que pese a todos sus errores, nunca dejó de expandirse más allá de sus límites.

El vídeo completo del lanzamiento.
 
El mismo lanzamiento visto desde tierra.

Los Dove forman parte de la extensa familia de los CubeSats, micro-satélites. Baratos, funcionales y que se pueden construir y lanzar en grandes cantidades a un precio mucho más asequible que los grandes colosos. Actualmente se limitan a la órbita terrestre, pero ya existen planes para afrontar objetivos más lejanos, integrándose en la exploración interplanetaria. 

El lanzamiento de un satélite es mucho más impresionante si lo ves desde el espacio

miércoles, mayo 04, 2016

Invasión terrestre

El lanzamiento del rover ExoMars se retrasa de forma oficial hasta 2020.

Era un secreto a voces, aunque mientras no llegara una confirmación siempre quedaba la posibilidad que al final no se cumpliera. No fue finalmente el caso. La sonda ExoMars ya se encuentra de camino hacia Marte, y entre sus objetivos estará el proporcionarle cobertura una vez esté en la superficie, pero el rencuentro tendrá que esperar dos años más de los previsto. Son las cosas de la exploración espacial donde la paciencia y la prudencia suele primeras por encima de todas las cosas.

Así lo resumía el informe final de la JESB (Joint ExoMars Steering Board) presentado en Moscú, y que indicaba claramente lo que ya era casi un evidencia: Teniendo en cuenta los retrasos en las respectivas actividades industriales europeos y rusas, y el retraso en la entrega de la carga útil científica, la mejor opción era no intentar forzar las cosas para 2018 y aplazar el lanzamiento del rover ExoMars dos años, hasta la ventana de 2020, para dar tiempo para completar los preparativos necesarios. La falta de experiencia de ambos (ESA y Rusia) en esta campo, la necesidad de lograr acomodar las respectivas tecnologías (las del vehículo, europeo, y de la plataforma de descenso propiamente dicha, rusa, y que equipado con sus propios instrumentos será como una segunda misión independiente a la superficie), y los siempre presentes problemas de financiación han dictado finalmente sentencia.

Con este aplazamiento el rover ExoMars formará finalmente parte de la extraordinaria oleada de nuevas misiones que en 2020 iniciarán también su camino. Con el viajarán también el nuevo gran rover de la NASA, con el que comparte como meta la búsqueda de señales de vida , una doble misión China, que busca colocar una sonda en órbita y un rover en la superficie, y la sonda Al Amal, de los Emiratos Árabes Unidos con la colaboración de Japón, que ofrecerá uno de sus cohetes lanzadera. 5 nuevas sondas calientan ya motores, 6 si consideramos la ya mencionada Plataforma de Superficie que depositará a ExoMars en Marte, y que estará equipada con nada menos que 13 instrumentos científicos.

Hemos perdido 2018, pero a cambio, aunque sea un consuelo menor, hemos ganado un 2020 aún más espectacular. Ese año viviremos una auténtica montaña rusa de emociones, una invasión terrestre de Marte, a medida que esta sucesión de sondas vayan llegando con pocos días o semanas de separación. Suerte a todas ellas.

Aterrizaje y despliegue de ExoMars.

Aunque el anuncio oficial llega ahora, desde hace tiempo se trabajaba con esta posibilidad a la hora de planificar el aterrizaje, en la región de Oxia Planum. Un trabajo extra que ahora adquiere todo su significado.

La sonda ExoMars TGO, ya de camino al planeta rojo. Tendrá que esperar un poco más hasta que el rover ExoMars, la 2ª parte de este ambicioso proyecto, se reúna con ella.

Second ExoMars mission moves to next launch opportunity in 2020

miércoles, diciembre 30, 2015

El viaje desconocido

ExoMars llega a Baikonur para su lanzamiento este próximo Marzo.

Antes de viajar entre los planetas hay que viajar por las carreteras y rutas aéreas de la Tierra. cruzando el territorio que separa el lugar donde se construye la sonda de la base de lanzamiento elegida, lo que potencialmente puede ser incluso más peligroso. Al fin y al cabo, una vez en el espacio difícilmente tendremos que superar accidentes de tráfico, o densos campos de niebla que no te dejan ver a dos pasos. Quizás el momento de máxima tensión siempre será el lanzamiento propiamente dicho, pero antes, y es algo que suele pasar desapercibido, también existen los nervios del traslado. Se toman todas las precauciones posibles, se viaja en convoy y en las horas poco transitadas. Pero como sabe cualquiera que conduzca, la seguridad total nunca es posible.

Y es que el viaje de la sonda ExoMars (oficialmente TGO) y el módulo de aterrizaje Ciapareli, que saliendo en convoy desde las instalaciones de Thales Alenia Space en Cannes (Francia), en dirección a Turin, donde esperaba un avión de carga Antonov An-225, que los transportaría hasta Baikonur, no fue todo lo calmado que debería haber sido. El incendio de un camión en uno de los túneles que debían cruzar detuvo el tráfico, obligando al convoy a dejar la autopista y tomar una carretera secundaria, que tampoco fue un camino sencillo, ya que densos campos de niebla obligaron a reducir aún más la velocidad. Podemos imaginar al personal que acompañaba a ExoMars en su viaje imaginando lo absurdo que sería que todo el proyecto se perdiera ahora por un accidente sin ni tan solo hacer salido de la Tierra.

No hubo, por suerte, más contratiempos, y a las 5 de la madrugada, 10 horas después de partir, se llegaba al aeropuerto de Turin, donde el Antonov esperaba para recoger su carga e iniciar el viaje hacia la lejana Baikonur, que se hizo sin mayores problemas. El viaje más desconocido, pero no por ello el menos peligroso, de una sonda se había completado. En Marzo llegará su momento. Mucho más mediático que el casi anónimo viaje que la llevó a cruzar miles de Kilómetros de nuestro planeta.

La sonda ExoMars en su contenedor especial, diseñado para mantener la temperatura y niveles de humedad adecuados, sea cual sea el ambiente exterior.

El módulo Schiaparelli en un contenedor menos aparatoso, pero igualmente diseñado para preservar las condiciones ambientes interiores a niveles ideales para su valiosa carga.

El viaje más corto, pero en algunos aspectos el más peligroso.

Tranportando a la ExoMars y la Schiaparelli al avión Antonov.

Parada en Moscu, momento para comprobar que todos los parámetros de los contenedores están dentro de lo previsto.

Llegada a la gélida Bikonur. Próxima parada, la rampa de lanzamiento.

ExoMars Trace Gas Orbiter and Schiaparelli lander travel safely to Baikonur

miércoles, abril 29, 2015

Una naves CASI perfectas

La Progress M-27M se da por perdida, y se desintegrará en la atmósfera los próximos días.

Son y seguirán siendo las naves más fiables de cuantas existen actualmente, como demuestra su larga lista de vuelos completados sin problemas y con total éxito, hasta el punto de que sus vuelos han dejado de ser noticia de primera página dado lo "normal" es que lleguen hasta su objetivo con total normalidad. Pero los humanos son imperfectos, y por tanto sus creaciones, por cerca que estén de la perfección, nunca lo serán al 100%, y las Progress rusas no son una excepción a esta realidad. Ciertamente es poco habitual tener que hablar del fracaso de una de ellas, pero así ocurrió con la última, ahora ya destinada a la destrucción sin haber podido alcanzar la ISS, su objetivo.

La Progress M-27M, con todo tipo de suministros y equipos para la estación, despegó del Cosmódromo de Baikonur, en Kazajistán, este pasado 28 de Abril. Inicialmente todo fue, como es casi rutinario, de forma impecable. Pero varias horas después el centro de control ruso perdía el contacto con ella, aparentemente por un fallo tanto en las antenas de navegación como el sistema de propulsión. Los repetidos intentos de recuperar las comunicaciones fracasaron y la nave empezó a girar sin control. Con ello Rusia la daba por perdida, siendo ahora su mayor preocupación asegurarse de que sus restos caerán sobre una zona deshabitada, cosa no sencilla al tratarse de un vehículo con el cual ahora mismo no existe comunicación estable. Los próximos días sabremos el desenlace, aunque incluso en el caso de que esta se produzca de forma totalmente aleatoria las posibilidades de que lo haga sobre una zona densamente poblada (que solo implica el 3% del total de la superficie terrestre) es muy baja.

¿Y que ocurre con la ISS? La estación cuenta con reservas de comida, agua y componentes críticos para más de 4 meses, especialmente después de la reciente llegada de la Dragon de Space X, por lo que la pérdida de la Progress M-27M no es crítica, pero si un serio tropiezo, que alterará el calendario previsto de próximos lanzamientos. Este es el caso de la Progress M-28M, que posiblemente veremos despegar antes del 6 de Agosto, antes de su fecha de lanzamiento prevista inicialmente. Esperemos que entonces estas venerables naves regresen a su habitual senda de éxitos.

Entre los datos que han podido llegar de la Progress M-27M tenemos este vídeo de la cámara de navegación de la nave, que muestra su giro sin control.

Lanzamiento de la Progress, aparentemente sin mayores problemas. Horas después, pero, la situación se complicaría. 

La nave espacial Progress M-27M fuera de control empieza a desintegrarse 

Space Station Well-Supplied Despite Out-Of-Control Spacecraft

lunes, marzo 02, 2015

La futura hija "rusa" de la ISS

Rusia permanecerá en ella hasta 2024, para formar después, a partir de ella, su propia estación espacial.

Se terminó la incertidumbre. Después de que la administración Obama aprobara una prolongación en la vida de la estación espacial de 4 años, hasta, como mínimo, 2024, con opciones, llegado el momento, de extenderla incluso más, todo parecía indicar que el resto de socios que conforman lo que no deja de ser el resultado de una amplia coperación internacional darían también su aprobación. Su indiscutible valor como laboratorio en órbita, así como el de ofrecer un objetivo claro a los diversas sistemas de lanzaderas, especialmente a las nacientes compañías privadas, para las cuales hacerse cargo del transporte de suministros, y en un futuro ya muy próximo también de astronautas, es su principal función, hacían apostar por la prolongación de su actividad.

La posterior evolución de la situación internacional, con la crisis de Ucrania y la tensión creciente entre EEUU y Rusia, hicieron temer que esta última finalmente decidiera abandonar la ISS en 2020, lo que podría significa su final, ya que dificilmente la NASA y el resto de agencias cubrirían el vacío presupuestario resultante, sin contar, claro está, que las Progress y Soyuz rusas siguen siendo vitales para su existencia, siendo además esta primera la única capaz de darle a la ISS el impulso necesario para corregir su lenta caida fruto de la fricción atmosférica, existente incluso a esas alturas. No eran amenazas vacías, ya que realmente parece que Rusia se planteó esta posibilidad, como delatan algunas declaraciones llegadas desde altas esferas del país. Cortar los lazos con Occidente y crear su propia estación espacial parecía el camino elegido, quizás también como una  forma de presión política ante esta crisis.

Finalmente ya tenemos la respuesta definitiva: Rusia seguirá hasta 2024 en la ISS, tiempo durante el cual seguirá añadiendo nuevos módulos ( Nauka de 20 toneladas, el módulo nodo Prichal (UM) con seis puntos de atraque, un módulo inflable de RKK Energía, la plataforma de experimentos en microgravedad OKA-T, el módulo energético NEM y un pequeño módulo esclusa) que al cumplirse la fecha límite se separarán de nuevo de la ISS para dar forma una nueva estación, esta vez completamente rusa, la PPOI (Perspektivnaia Pilotiruemaia Orbitalnaia Infrastruktura o Infraestructura Orbital Tripulada del Futuro). Posiblemente no todos ellos estén ya en la ISS cuando llegue el momento, ya que Roscosmo tiene anunciados solo 3 (Nauka, Prichal y NEM), por lo que el resto llegara posteriormente. En cierta forma será como usarla como campo de pruebas, donde poner a punto sus nuevos módulos, antes de que inicien una vida en solitario.

De esta forma se confirmaría que Rusia deja de lado la colaboración internacional, al menos con Occidente y en el caso concreto de la ISS, y decide empreder un camino propio, con la PPOI como piedra angular de su programa espacial futuro. Lo que por su parte le pase con esta primera, de la que se esperaba que pudiera finalmente ir incluso más allá de 2024, alcanzado hasta 2028, una vez se confirmara esta separación está lleno de incógnitas. Quizás se podría añadir un nuevo país (¿La India?) que cubriera el hueco dejado, aunque habría que desarrollar vehículos que suplieran a las Progress y su capacidad de impulsión, a no ser que se llegara a un acuerdo para que Rusia siguiera "alquilando" sus vehículos.

Todo eso queda, por supuesto, aún muy lejos en el tiempo, 9 años por delante donde muchas cosas pueden cambiar, ya que el terreno de las relaciones internacionales es siempre imprevisible.

La PPOI (Perspektivnaia Pilotiruemaia Orbitalnaia Infrastruktura o Infraestructura Orbital Tripulada del Futuro), la, si se cumplen los planes rusos ahora anunciados, estación rusa que "nacera" a partir de la ISS. 

Russia Moves to Support ISS through 2024, Create New Space Station

Rusia seguirá en la ISS hasta 2024