sábado, julio 22, 2017

Entre la tierra y el cielo

Observando el lanzamiento de una Soyuz desde la órbita.

Vivimos tiempos extraordinarios. Cientos de satélites se mueven alrededor de nuestro mundo azul, abarcando todo tipo de actividades, desde los clásicos Meteosat, que tan familiares nos resultan y que son ya un clásico de los programas del tiempo de la televisión, hasta los dedicados al posicionamiento global, entre los que destaca, aunque no sea el único, el GPS que tan integrado está en el día a día diario y que solemos utilizar sin tener en cuenta lo increíble de la tecnología que se esconde detrás y que tenemos sobre nuestras cabezas. Y entre unos y otros los de carácter científico, los de comunicaciones o los más desconocidos de carácter militar. Y eso es solo el comienzo.

Los últimos años han visto la llegada de los CubeSat, satélites de tamaño extremadamente reducido aunque con notables capacidades gracias a los avances en la miniaturización de la tecnología, que funcionan en constelaciones, y que gestionados por empresas privadas, están revolucionando nuestra capacidad de observar nuestro mundo. Entre ellos los llamados Dove, construidos y gestionados por Planet Labs, que conforman una auténtica nube de pequeños ojos que monitorizan constantemente La Tierra, registrando sus cambio, tanto por los ciclos naturales como por la actividad humana. Su negocio (ya que no deja de ser una empresa) es precisamente ofrecer esta valiosa información a quién la requiera. Y no es para menos, ya que pese a su pequeño tamaño tienen una capacidad óptica más que notable.

Y el último ejemplo, quizás el más espectacular, vino de la mano de uno en concreto, que se encontraba en la posición correcta en el momento adecuado para captar el lanzamiento de una Soyuz, que además transportaba en su interior 48 nuevos satélites Dove. Un Dove fotografiando el lanzamiento de otros Dove. Realmente una situación curiosa, que se descubrió apenas 5 hora antes de ese momento. Se inicio una carrera contrarreloj para intentar prepararlo todo. Una hazaña cumplida con un éxito espectacular.

"Nuestra constelación [de satélites] Dove es un monitor, lo que significa que apuntamos cada Dove hacia abajo, de manera que captura directamente cada fragmento que enfoca mientras la Tierra gira”, escribió Beukelaers en el blog de la compañía. "En las horas previas a nuestro reciente lanzamiento de un cohete Soyuz, decidimos que uno de ellos estaba lo suficientemente cerca al Cosmódromo de Baikonur, en Kazajistán, como para tomar fotos del más reciente lanzamiento de nuestra flota de satélites. Una vez que determinamos que era posible, nuestros equipos de Control y Operación de Misiones trabajaron juntos para apuntar a la plataforma de lanzamiento".


Con todo preparado, este Dove en concreto capturó un fotograma por segundo desde el momento mismo del lanzamiento, siguiendo la trayectoria de la Soyuz. Finalmente, juntando todas ellas, se pudo dar forma a un vídeo increíble, que si bien condensa 2 minutos y medio en unos pocos segundos, no deja por ello de ser menos espectacular. Un viaje increíble de la tierra al cielo, reflejo de un mundo, de una civilización, que pese a todos sus errores, nunca dejó de expandirse más allá de sus límites.

El vídeo completo del lanzamiento.
 
El mismo lanzamiento visto desde tierra.

Los Dove forman parte de la extensa familia de los CubeSats, micro-satélites. Baratos, funcionales y que se pueden construir y lanzar en grandes cantidades a un precio mucho más asequible que los grandes colosos. Actualmente se limitan a la órbita terrestre, pero ya existen planes para afrontar objetivos más lejanos, integrándose en la exploración interplanetaria. 

El lanzamiento de un satélite es mucho más impresionante si lo ves desde el espacio

1 comentario:

Jhon p dijo...

Que interesante sería ver los cubesats en todo el sistema solar cubriendo todos los objetivos posibles ejemplo europa