viernes, octubre 30, 2020

El último regalo de la pequeña Philae

Revelando su caótico viaje y las señales de donde impactó por segunda vez.

Fue la historia de un éxito y al mismo tiempo un fracaso. Éxito porque por primera vez se logró aterrizar y transmitir imágenes desde la superficie de un cometa, fracaso porque las cosas no sucedieron como estaba previsto, no fue capaz de anclarse en el punto elegido para aterrizar, y en cambio salió despedida, volando de un lugar a otro antes de quedar atrapada en una pared que la atrapó antes de que terminara saliendo despedida de forma definitiva hacia el espacio. Teniendo en cuenta las circunstancias, que pese a todo pudiera trabajar y enviar datos científicos durante varios días, antes de que la batería se agotara al estar en la sombra y no poder captar luz solar, fue casi un milagro. Quizás sería mejor hablar de un fracaso con sabor a éxito.

A pesar de los varios cuatro años transcurridos, el estudio de lo que fue Philae y su legado continúa, especialmente intentado reconstruir su trayectoria. Sabíamos donde tocó por primera vez la superficie, así el lugar donde encontró su descanso defitivo, pero no donde ocurrió el segundo contacto, revelado por sus sensores. Puede parecer simple curiosidad, pero existía un motivo científico por el cual había tanto interés en encontrarlo, y ahora finalmente, en los amplios archivos de imágenes de la Rosetta, parece que hemos hallado el lugar.

"Philae nos había dejado con un último misterio esperando ser resuelto", dijo en un comunicado Laurence O'Rourke, de la ESA. "Era importante encontrar el segundo sitio de aterrizaje, porque los sensores indicaron que se había excavado en la superficie, muy probablemente exponiendo el hielo primitivo escondido debajo, lo que nos daría un acceso invaluable a hielo de miles de millones de años". Y esto es lo que hace tan valioso el hallazgo.

El lugar se encuentra a solo 30 metros del lugar de descanso final. O'Rourke y sus colegas determinaron que pasó casi dos minutos en el segundo sitio de aterrizaje, golpeando la superficie al menos cuatro veces diferentes en el proceso. Todo ello dejó al descubierto material escondido debajo de la superficie que no se había visto en ningún otro lugar del cometa. Un de los puntos de impacto dejó un agujero de unos 25 centímetros de profundidad, lo que delata lo blando que es este cuerpo celeste, más esponjoso que un baño de burbujas o la que se forma en las crestas de las olas del mar. Todo esto permitió a los astrónomos calcular una porosidad del 75%, lo que significa que el 75% es espacio vacío. Un dato más que interesante.

Nos dejó hace años y duerme ahora para siempre en la fría superficie del cometa Churyumov-Gerasimenko, pero ahora nos dio su último regalo, su último legado. Que descanses, pequeña Philae, y gracias por todo.

Recreando el viaje de Philae.

Los datos enviados durante su "vuelo" a través del cometa y durante el segundo impacto.

El lugar de descanso de Philae, aferrado a una pared y casi en vertical. Desde esa incomoda estuvo enviado imágenes y datos, aunque no pudo tomar muestras.

jueves, octubre 29, 2020

Un billete para Utopia

Desveladas por primera vez las coordenadas elegidas para el aterrizaje del rover Tianwen 1.

Seguir la carrera espacial china no es tarea sencilla, ya que su política de comunicación es del todo menos transparente, nada extraño conociendo su sistema político. La información llega a cuentagotas, y en ocasiones se guardan detalles de una misión que solo salen a la luz a posteriori. Y su primera misión interplanetaria, con el ambicioso objetivo de poner una sonda en órbita alrededor de Marte y, en un salto aún más adelante, un rover en la superficie, no es una excepción. Sabemos muchas cosas de este proyecto, pero no todo. Y en esto último cuando y donde se producirá este intento por tocar el planeta rojo.

Conocemos, eso si, que Utopia Planitia, la inmensa llanura situada en el hemisferio Norte de Marte, posiblemente una gigantesca cuenca de impacto que en tiempos pasados pudo estar cubierta por las aguas, y el lugar donde aterrizó la Viking 2 hace más de 40 años, era el destino elegido, ya que en el confluyen condiciones de seguridad óptimas con un notable interés científico. Pero Utopia es inmensa, varios miles de kilómetros de diámetro, por lo que seguíamos básicamente a oscuras. Ahora, sin embargo, un artículo publicado en el medio oficial China Space News parece haber desvelado el misterio, señalando un punto situado a 110.3 grados este y 24.7 grados norte, al sur, por tanto, de la Viking. Curiosamente el dato fue editado posteriormente en las ediciones online, lo que indica que se filtró por error.

"El área parece proporcionar un lugar relativamente seguro para un intento de aterrizaje, pero también es de gran interés científico", según Alfred McEwen, director del Laboratorio de Investigación de Imágenes Planetarias de la Universidad de Arizona e investigador principal de la poderosa cámara HiRISE, en la Reconnaissance Orbiter, y que describió el lugar como el típico sur que podemos encontrar en el sur de Utopía Planitia, y agregó que es "en su mayoría es plano y liso, pero con cráteres, crestas eólicas y algunas rocas". El área parece estar cubierta por corrientes de lodo, por lo que puede haber existido antigua agua subterránea, y esta podría ser una ubicación interesante para estudiar con un rover". Hay que recordar que el Tianwen 1 está esquipado con un radar para estudiar el subsuelo, como ocurre con el Chang´e 4, que está trabajando actualmente en la cara oculta de La Luna.

Como siempre, cuando se habla del gigante asiático, solo tendremos una respuesta definitiva el día en que la Tianwen 1 toque Marte. Y, siendo la primera vez que lo intenta, solo queda esperar que tengamos la oportunidad de conocerlo de verdad.

Utopia Planitia visto por la Viking 2, que aterrizó ahí en 1976. Se puede observar, en las dos últimas, escarcha de hielo, una mezcla de agua y dióxido de carbono, que aparecía al llegar el Invierno.

Utopia Planitua, una gran llanura al norte del planeta rojo, ideal para aterrizajes medianamente seguros y que cuenta, además, con un notable interés científico.

Cuenta atrás para el primer intento de aterrizaje en otro planeta por la creciente potencia china.

martes, octubre 27, 2020

1004 lugares para espiar la Tierra

Observando nuestro mundo desde estrellas cercanas.

El método actual más utilizado para el descubrimiento de nuevos exoplanetas es el del llamado tránsito, que básicamente es detectar aquellos que se mueve por delante de su estrella vistos desde la Tierra. Eso limita mucho el porcentaje que se pueden descubrir del total existente, ya que es cuestión de suerte que el plano orbital de un sistema planetario esté orientado exactamente mirando hacia nosotros, pero sigue siendo el más efectivo y sencillo para lograrlo. Y con el tiempo, con telescopios suficientemente potentes, también será la forma con que se pueda analizar las atmósferas de esos mundos en búsqueda de señales de vida.

Eso de la Tierra hacia las estrellas. Pero pongámonos en una situación inversa ¿desde cuantos sistemas estelares tendríamos la posibilidad de detectar a nuestro planeta mediante tránsito y capaces de detectar señales de actividad biológica en su atmósfera? O, puestos a imaginar, por los habitantes de civilizaciones quizás no mucho más avanzadas que nosotros? Es una pregunta ciertamente curiosa, y un reciente estudio, liderados por Lisa Kaltenegger, profesora asociada de astronomía en la Facultad de Artes y Ciencias y directora del Instituto Carl Sagan de Cornell; y Joshua Pepper, profesor asociado de física en la Universidad de Lehigh, han dando una respuesta.

Utilizando los datos del telescopio orbital TESS, que se dedica precisamente a la caza de mundos en otros soles, han dado una cifra: Existen 1004 estrellas en un radio de 33 años luz, situadas en la secuencia principal, muchas parecidas al Sol, y con posibilidades de disponer de planetas habitables, desde las cuales se podría detectar a la Tierra cruzando por delante del Sol, así como revelar la composición de su atmósfera. "Sólo una fracción muy pequeña de exoplanetas se alineará aleatoriamente con nuestra línea de visión para que podamos verlos transitar", comenta Joshua Pepper, "pero todas las mil estrellas que identificamos en nuestro artículo en el vecindario solar podrían ver a nuestra Tierra transitar, llamando su atención".

No deja de ser un ejercicio curiosos, intentar plantear un escenario visto de forma inversa, que además puede ayudar a la planificación de las actividades de futuros telescopios, como el James Webb, pero no deja de ser interesante saber que ahí fuera, en 1004 lugares del firmamento, podría haber alguien intentando saber de nosotros tanto como nosotros queríamos saber de ellos.

Los espías de la Tierra.

El telescopio TESS, clave en la actual "caza" de otros planetas.

Los tránsitos planetarios son el mejor método actual para descubrir y desvelar detalles de mundos en otras estrellas. Y lo mismo se podría aplicar para la Tierra desde otros sistemas planetarios.

lunes, octubre 26, 2020

Nuestro pasado en Venus

Se cumplen 45 años de las primeras imágenes desde la superficie de otro planeta.

Hoy día alcanzar esa hostil superficie se ve como un reto mayúsculo, y en cierta forma se considera que no vale el esfuerzo necesario, al menos de momento. Marte nos llama mucho más (y su ambiente, tan duro, sigue siendo paradisíaco en comparación al venusiano) y La Luna obviamente más sencilla y cercana. Sin embargo hace media década se convirtió en la meta principal de la desaparecida URSS, y donde logró sus mayores triunfos, en contraste con la "maldición marciana" que la perseguía en sus intentos de lograr lo mismo en el planeta rojo y donde siempre se estrelló.

Por todo ello no resulta extraño que los únicos aterrizajes logrados en Venus, y que sobrevivieron lo suficiente para enviar una cantidad significativa de datos e imágenes, sean soviéticas. Y sería el 20 de Octubre de 1975 cuando la Venera 9 se convertiría en la primera sonda en posarse y fotografiar ese infierno planetario, y por extensión, la primera en enviar imágenes desde otro planeta. Exactamente a las 05:13:07 UT y a unos 7 metros por segundo, cuando el sistema de aterrizaje impactaba y absorbía la fuerza del impacto contra la superficie.

Suficiente al menos para sobrevivir, aunque no sin sufrir algunos daños, como por ejemplo una de las cubiertas que protegían sus dos cámaras. Eso impidió lograr una panorámica de 360º, y nos tuvimos que conformar con otra de 180º, que es la que ha pasado a la historia como la primera visión desde otro mundo (sin contar La Luna). Reforzada tanto como era posible y con un sistema de refrigeración que redistribuía el calor mediante la circulación de un fluido, la Venera 9 sobrevivió a la aplastante presión y sobrecogedor calor reinante (unos 485 Cº ) durante 53 minutos, hasta que finalmente sucumbió al infierno y se hizo el silencio.

Su viaje sin retorno ofreció los primeros datos in situ de Venus. Midió el grosor de la capa de nubes durante el descenso, que se extendían hasta unos 30-40 kilómetros por encima de la superficie, detectando elementos como hidrocloros, ácido fluorhídrico, bromo, o yodo. Ya en tierra observó más luz de lo que esperaba, equivalente a un día nublado de Verano en la Tierra, en lugar de la oscuridad esperada. La Venera 9 se posó en una superficie inclinada unos 20º (posiblemente parte del valle tectónico de Aikhulu Chasma), cubierta de rocas de unos 30-40 centímetros, sin señales de erosión ni de presencia de polvo en suspensión, aunque si de sombras, fruto de esa inesperada iluminación.

Venera 9 sería abriría el camino a otras Veneras, hasta la 14, la última en lograrlo, todas ellas con suerte diversa. Por ejemplo, las cámaras de la 11 y 12 fallaron, repitiéndose un problema con la expulsión de las tapas de protección que afecto a todas ellas, aunque si enviaron datos, mientras que la 10, 13 y 14 repitieron la hazaña. Las Vega 1 y 2, una especia de sucesora de las Veneras, lanzadas con la meta de sobrevolar el cometa Halley, pero que enviaron cápsulas de aterrizaje cuando pasaron cerca de Venus, enviado datos aunque no imágenes.

Desde entonces no hemos regresado, siendo todo la exploración desde la órbita y mediante cartografía por radar. Ojalá este aniversario, así como el del resto de Veneras, deje un día de ser un hecho puntual en la historia de la exploración planetaria.

El gran viaje de la Venera 9.

Imágenes "en bruto", tal cual llegaron de Venus. La distancia, duro ambiente y limitaciones tecnológicas hicieron que, en comparaciones a las actuales, parezcan anticuadas y de ínfima calidad, cosa que ciertamente es así, ya que estamos hablando de 1975. Pero fueron las primeras.

Las Veneras, las sondas que viajaron a un infierno planetario. Las sondas permanecieron en órbita, mientras que los módulos de aterrizaje, encapsulados en la gran esfera que vemos en la parte superior de la segunda imagen, fueron las que se dirigieron al encuentro del ambiente más hostil del Sistema Solar.

Los lugares de los aterrizajes exitosos de las Veneras y las capsulas de las Vega.

Hoy día las Veneras son un recuerdo abrasado de que un día aterrizamos en Venus.

Venera 9

domingo, octubre 25, 2020

Un éxito por encima de lo aconsejable

Confirmada la captura de material por parte de la OSIRIS-Rex.

Estábamos a la espera de la confirmación del éxito (o fracaso) del primer intento de capturar material del asteroide Bennu. Las imágenes previas confirmaba que la operación, al menos por lo que respecta a las maniobras de la sonda, se había sucedido tal como estaba previsto y que su brazo robótico, en el extremo del cual se encuentra la parte visible del capturador de muestras, había tocado la superficie, se había disparado el chorro de gas nitrógeno para levantar partículas y pequeñas piedras con el objetivo de facilitar el proceso, y se había alejado rápidamente a una altura segura. La OSIRIS superó la prueba y estaba en perfecto estado.

¿Pero se había capturado material? Las imágenes llegadas dos días después, el 22 de Octubre, parecen haber dado una respuesta, que es positiva. Quizás incluso más de la cuenta, porque se aprecia una ligera perdida de partículas fruto de que se capturo tanto que parte de la "tapa" que cierra el recolector no esta del todo cerrada a causa de la presencia de piedras más grandes. Eso obligará a proceder con cuidado a la hora de maniobras y proceder a su almacenaje, para evitar más pérdidas. "Aunque es posible que tengamos que movernos más rápido para almacenar la muestra, no es un problema grave. Estamos muy emocionados de ver lo que parece ser una muestra abundante que inspirará a la ciencia durante décadas más allá de este momento histórico", comunicó Thomas Zurbuchen, administrador adjunto de la NASA.

El equipo de OSIRIS-Rex cree que se ha recolectado más que suficiente y está en camino de almacenarlo lo más rápido posible. Las imágenes también muestran que cualquier movimiento de la sonda y el instrumento TAGSAM (la capturadora de material) podría provocar una mayor pérdida, por lo que se decidió renunciar a una maniobra prevista y con la cual se esperaba medir el cambio de masa resultante, y un encendido de los impulsores, para este pasado 24 de Octubre y con el cual se quería acelerar ligeramente a la OSIRIS. Así se espera mantener la fuga bajo control mientras se procede a su almacenaje seguro en la cápsula de retorno.

"Estamos trabajando para mantener nuestro propio éxito, y mi trabajo es devolver con seguridad una gran muestra de Bennu", explica Dante Lauretta, investigador principal de OSIRIS-Rex "La pérdida de masa me preocupa, por lo que recomiendo encarecidamente al equipo que guarde esta preciosa muestra lo más rápido posible". Las estimaciones señalan que se deben haber capturado mucho más de los 60 gramos que se marcaba como meta mínima para dar la operación por cumplida, por lo que existe un amplio margen pese a la fuga para trabajar.

Se puede decir que OSIRIS-Rex se vio algo superada por su propio éxito, logrando mucho más de lo esperado, algo que cuando se juega con parámetros tan precisos es tanto un triunfo como un problema. Todo apunta que al final será lo primera, y que pronto veremos a la sonda de regreso a casa con su preciosa carga. Y habiendo superado un pequeño problema de indigestión.

Un abundante éxito, dicho de forma literal.

jueves, octubre 22, 2020

El triunfo de OSIRIS

La OSIRIS-Rex alcanza la superficie de Bennu.

No es la primera ocasión en que una sonda toca de forma directa a un asteroide, y ahí está la Hayabusa 2, actualmente de camino a la Tierra, para recordarlo. Pero el simple hecho de conseguirlo, de ser testigos como uno de nuestros exploradores no solo observa de cerca otro mundo, sino que literalmente se acerca tanto que puedo entrar en contacto para tomar muestras, es tan extraordinario y emocionante como si fuera la primera vez. Son tantos los factores en juego, tantas cosas que pueden ir mal, que seguir escuchando a la sonda después de semejante odisea, realizada de forma completamente autónoma, es un momento electrizante. Y los integrantes del equipo humano detrás de la misión OSIRIS-Rex vivieron el suyo recientemente.

Fue este pasado 21 de Octubre cuando la sonda recibió la orden de ejecutar una de las maniobras más complejas y delicadas imaginables, el descender lentamente hacia la superficie del asteroide Bennu hasta realizar contacto con ella mediante su brazo de recolección de muestras, y después de unos pocos segundos, ascender de nuevo antes de que la propia nave terminara cayendo de forma irremediable y fatal. Todo ello rodeada de una nube de escombros levanta por la expulsión de gas nitrógeno por parte de la propia OSIRIS, con el objetivo de capturar algunos de ellos. Solo se disponen de tres pequeños depósitos de este gas, y por tanto tres son los intentos que se tiene para lograr la captura.

Aunque los datos enviados por la sonda en un primer momento ya confirmaron el contacto, las imágenes llegaron hoy, mostrando hasta que punto la llegada de la sonda a este región de Bennu, conocido como Nigthingale, creo un verdadero caos, lo que es la mejor de las noticias, ya que implica que todo funcionó como debería y el terreno era lo suficientemente poco cohesionado para poder "reventarlo" con el disparo de gas Nitrógeno y generar una lluvia de partículas y pequeños fragmentos alrededor del colector de muestras, lo que aumenta mucho las posibilidades de que, efectivamente, se haya "pescado" material de Bennu.

Deberemos esperar un poco para saberlo. Fotografías directas del colector (TAGSAM) y mediciones de su masa actual, que puede revelar cuanta, si alguna, cantidad de material se encuentra en su interior, deberán darnos una respuesta, aunque en principio, viendo las imágenes, podemos ser optimistas. Si es el caso, la OSIRIS-Rex se unirá al selecto grupo de las sondas que lo han conseguido, de momento integrado solo por las japonesas Hayabusa y Hayabusa 2. Si no es el caso, aún quedarán dos oportunidades más.

Momentos de felicidad ante uno de los hitos de la historia de la exploración espacial.

Tocando la superficie de otro mundo.

El momento del contacto. Muchos años de trabajo y diseño están detrás de este momento histórico.

martes, octubre 20, 2020

Encuentro con Venus

BepiColombo completa su primer sobrevuelo del planeta.

Tal y como estaba previsto, y cumpliendo su plan de vuelo a la perfección, la misión europea-japonesa a Mercurio completó el primero de los dos sobrevuelos del gemelo terrestre, pasando a poco más de 10.000 kilómetros de distancia y recolectando todo tipo de datos científicos al activarse siete de los once instrumentos científicos con los que la sonda (o las dos sondas, siendo más precisos) está dotada. Dentro de un año se encontraran de nuevo, esta vez a solo 500 kilómetros de distancia, por lo que se podrán obtener entonces observaciones más amplias y profundas.

Evidentemente todo este encuentro estaba marcado por el polémico descubrimiento de fosfina en la atmósfera venusiana y su potencial origen biológico, y deberemos esperar a que se analicen todos los datos reunidos para tener alguna posible conclusión, aunque estamos hablando de mediciones tan al límite de la capacidad de la BepiColombo que es posible que en esta ocasión no de hubiera detectado nada, y debamos esperar al encuentro de 2021. Tendremos que esperar noticias.

Fuera de esta problemática, destacó también la oportunidad de combinar estas observaciones con los de la sonda japonesa Akatsuki, actualmente en órbita venusiana, en un momento en que esta última estaba, a causa de su órbita elíptica, a unas 30 veces más lejos de Venus que BepiColombo en el momento de mínima distancia al planeta, por lo que se tuvo la ocasión de observar las mismas cosas desde dos puntos de vista diferente. Una oportunidad de oro que las gentes de la JAXA (Agencia Espacial Japonesa) sacaron partido, añadiendo a estos dos visiones la del observatorio orbital Hisaki y numerosos observatorios en tierra.

De esta forma se cumple una nueva etapa en el largo camino de la BepiColombo hacia Mercurio, un viaje a las profundidades del pozo gravitatorio solar que no es sencillo si uno quiere algo más que un paso fugaz sobre el objetivo. Justo al contrario, esta misión aspira a dejar en órbita alrededor de este planeta a dos sondas, una europea y otra japonesa. Y para ello es necesario unos parámetros de velocidad y trayectoria que solo se pueden conseguir con estos encuentros.

Aproximándonos a Venus, a través de una de las cámaras de monitorización de la sonda. Parece desplazarse inicialmente hacia arriba a causa de que la propia sonda está girando para apuntar al planeta que se aproxima. La distancia se mueve entre los 600.000 y los 400.000 kilómetros.

El encuentro con Venus.

BepiColombo flies by Venus en route to Mercury

domingo, octubre 18, 2020

Dos años luchando contra Marte

El "topo" de la InSight finalmente enterrado bajo la superficie.

La historia de la exploración del planeta rojo está lleno de éxitos y fracasos, pero también de episodios donde la balanza estuvo fluctuando de un lado a otro y cuyo destino lo marcó la capacidad de su equipo de tierra para superar obstáculos. Algo que saben muy bien los que trabajan en la misión InSight, que aterrizó en Marte en 2018, y que desde entonces afronta una batalla interminable para salvar el instrumento llamado oficialmente HP3, también conocido como "el topo" por su objetivo de adentrarse dentro del suelo marciano y así registrar el flujo de calor interno del planeta.

Esa era su meta, pero desde el inicio todo se torció. El topo fue diseñado para que la tierra suelta fluyera a su alrededor, proporcionando fricción para logar empuje y excavar más profundo. Sin ella simplemente rebotaría mientras golpea el suelo. Pero el suelo donde aterrizó InSight era de una textura diferente al que encontraron las misiones anteriores. Por esa causa durante el martilleo, el material se compactó en lugar de desprenderse y cubrir el agujero creado y dotarlo de dicha fricción vital.

Como resultado no solo pudo alcanzar la profundidad requerida (3 metros), sino que literalmente fue casi expulsado por completo hacia la superficie, lo que lo puso al borde de la pérdida total. Afortunadamente no del todo, lo que dejó un margen para la esperanza al que se aferraron su equipo técnico. Ahora, meses después, su lucha parece estar a punto de alcanzar un feliz desenlace, o al menos eso es lo que transmiten las imágenes que nos llegan y las declaraciones de sus responsables. El topo finalmente está bajo tierra.

"Estoy muy contento de que pudimos recuperarnos del inesperado evento de 'salida' que experimentamos y hacer que el topo esté mas más profundo que nunca", explica Troy Hudson, científico e ingeniero del JPL."Pero no hemos terminado del todo. Queremos asegurarnos de que haya suficiente tierra en la parte superior para que pueda excavar por sí solo sin la ayuda del brazo". Las cosas nunca son sencillas, y para la InSight parece que lo fueron aún menos, al menos en lo que se refiere a este instrumento en concreto, pero clave para su misión. Una gran noticia que las cosas, poco a poco, vayan recuperando el buen camino.

Esta secuencia del 19 de agosto de 2019 muestra una réplica de InSight raspando el suelo con la pala situada en el extremo del brazo robótico en un laboratorio de pruebas en el JPL. Una réplica del "topo" aparece a la vista cuando la pala se mueve hacia la izquierda. Con estas réplicas los ingenieros pudieron diseñare una estrategia para superar el punto muerto donde se encontraban.

Una vista más cercana del proceso de "salvación", tomada a mediados de Septiembre de 2020. El topo estaba en ese momento funcionando y intentando entrar bajo tierra, sujetado por la pala del brazo robótico. El movimiento de la cinta que lo conecta a la sonda y le transmite los datos parece indicar que, efectivamente, se estaba moviendo.

Una visión ideal de como debería haber funcionado las cosas. El escenario real fue mucho peor, aunque las cosas se han reconducido.

miércoles, octubre 14, 2020

Las mil caras de Plutón

El extraño mecanismo detrás de sus montañas nevadas.

Cuando la New Horizons sobrevoló este pequeño mundo encontró mucho más de lo que nadie podía imaginar. Lejos de ser una bola helada y aburrida, se delató como un lugar complejo a niveles que creíamos imposible en cuerpos tan pequeños. Muchos eran los detalles fascinantes que los astrónomos encontraron en Plutón, y entre ellos estaban las cadenas montañosas ahora llamadas Pigafetta y Elcano, situadas en la zona ecuatorial, que destacaban de forma espectacular por sus cimas nevadas, que las dotaban de un aspecto que nos resultaba familiar en extremo. Ver algo tan propio de la Tierra fue sin lugar a dudas un descubrimiento impactante.

Sin embargo este parecido ocultaba que estábamos ante un mundo muy diferente a la Tierra, con su propia composición (hielos tan duros como la roca terrestre) propios mecanismos y ciclos climáticos. Por lo tanto, pese a la semejanza externa, debían ser diferentes en su naturaleza real, y aunque se tenía una idea de lo que podría ser, algún tipo de nieve de metano quizás mezclada con nitrógeno, lo cierto es que no estaba claro, al igual que el mecanismo detrás de su formación.

Nuevos estudios a partir de los datos de la New Horizons, combinado con diversos modelos informáticos, parecen haber dado con la respuesta. Sería, efectivamente, metano helado, aunque en concentraciones casi puras, con el nitrógeno reducido a unas pequeñas trazas. Pero más interesante es el mecanismo que está detrás de esta "nieve", un proceso de circulación atmosférica que es justo lo opuesto a la terrestre.

En la Tierra, estas nevadas se forman cuando los vientos húmedos suben ladera arriba y se enfrían, ya que las temperaturas bajan al aumentar la altitud. La humedad ascendente se condensa a medida que se enfría, formando nieve en las cimas de las montañas. En Plutón ocurre justo lo contrario, en un proceso único en el Sistema Solar.

Las nuevas simulaciones revelaron que la circulación atmosférica concentra gas metano a unos pocos kilómetros por encima las llanuras del planeta. Esto, a su vez,  provoca que se condense en forma de escarcha en las cimas de las montañas. La delgada atmósfera de Plutón se calienta con el Sol y en realidad es más cálida a medida que aumenta la altitud, mientras que la temperatura de su superficie permanece uniformemente fría, justo al contrario que en la Tierra. "La atmósfera de Plutón tiene más metano gaseoso en sus altitudes más cálidas y más altas, lo que permite que ese gas se sature y se congele directamente en los picos de las montañas lo suficientemente altos como para alcanzar la zona enriquecidas. "En altitudes más bajas, la concentración es menor y no se puede condensar", explica Tanguy Bertrand, científico planetario de la NASA y responsable de este nuevo estudio.

"Este descubrimiento nos enseña que todavía hay muchos procesos físicos y dinámicos en el espacio que no conocemos, y que los climas pueden ser muy diferentes a los de la Tierra, a pesar de formar paisajes similares. Es importante estudiar Plutón y otros cuerpos planetarios porque son laboratorios naturales para explorar e investigar la diversidad de climas posibles, lo que nos da más perspectiva sobre el nuestro. Además, este trabajo también nos enseña qué es común y qué es único para los climas planetarios, y ayuda a comprender dónde encaja el clima de Plutón, un planeta enano, con los otros que conocemos en el Sistema Solar: la Tierra, Marte Venus, Titán, Tritón...".

Tan pequeño, tan extraño, tan parecido, tan diferente, tan familiar, tan misterioso...así es Plutón.

El mecanismo que está detrás de las montañas nevadas de Plutón, parecidas a la de la Tierra pero que se forman de forma opuesta.

sábado, octubre 10, 2020

Una sonda aún viva

Nuevos descubrimientos de la Voyager 2.

Si alguien hubiera dicho, en 1977, que en 2020, nada menos 43 años después, seguiría en activo, enviando datos, y lo que es aún más impresionante, realizando nuevos descubrimientos, es más que probable que hubiera visto tal propuesta recibida con hilaridad, o en el menor de los casos con una sonrisa divertida. Y no es para menos, ya que inicialmente solo se estaba más o menos seguro de alcanzar Saturno. algo que ocurrió solo 4 años antes, en 1981. A partir de este punto fue siempre tiempo extra, un regalo para los científicos, que les llevo hasta Urano, Neptuno, y más allá de los límites mismos de la influencia directa del Sol.

Así hemos llegamos al año 2020, lleno de noticias complicadas. Pero no para la Voyager 2, que al igual que se hermana, sigue siendo enviando ciencia, no al mismo ritmo que antes, ya que poco a poco su corazón radiactivo se va apagando, pero aún suficiente para mantener en activo algunos de sus instrumentos y enviando datos de valor incalculable, ya que son los primeros jamás tomados desde fuera de la heliosfera, en pleno espacio interestelar. Eso se llama culminar la fiesta con el mayor de los regalos posible.

Y con nuevos descubrimientos, como el que nos llega ahora, un aumento en la densidad de electrones en el espacio que lo rodea, y que fue detectado a partir de los datos del instrumento PWS (Plasma Wave Sience). Un hallazgo que es además apoyado por la Voyager 1, que encontró algo parecido una vez alcanzado en el espacio interestelar, y que al moverse en una trayectoria muy diferente, permite tener una visión amplia del fenómeno así como asegurarnos que no es algo local o un error de interpretación.

Existen diversos modelos para explicar algo así, pero potencialmente podríamos tener la respuesta los próximos años, a medida que ambas Voyager se continúen alejando en su viaje sin retorno hacia las estrellas y sus corazones, aunque cada vez más débiles, sigan latiendo. Y eso es lo más asombroso de todo.

El PWS, responsable de estos hallazgos, son las dos antenas que vemos aparecer por la parte inferior izquierda.

viernes, octubre 09, 2020

Todo empezó en un lugar llamado Dimidio

Se cumplen 25 años del descubrimiento del primer planeta fuera del Sistema Solar.

Podemos tener la impresión de que conocemos la existencia de otros mundos entre las estrellas desde hace mucho, mucho tiempo, una sensación seguramente alimentada por la literatura de ciencia ficción, que bien pronto abrazó la idea de que el Sistema Solar no era un lugar único, sino que más allá existían innumerables sistemas planetarios de todo tipo y tamaño, escenarios ideales para todo tipo de fantasías alienígenas. Más tarde las series televisivas y el cine reforzó esa idea, y quien más quien menos todos hemos visto como algo normal la idea del océano de planetas existiéndose por toda la galaxia.

Y pese a ello, en realidad, solo han pasado 25 años desde que la astronomía confirmó que era una realidad, mucho después que Gorge Lucas imaginara un mundo con dos soles (que también hoy día conocemos) o que la Enterprise explorara mundos desconocidos en busca de nuevas civilizaciones. Fue un 6 de Octubre de 1995 cuando el desplazamiento radial de una estrella situada a unos 50 años-luz y conocida en aquel entonces como 51 Pegasi reveló que algo, un cuerpo de masa planetaria, estaba girando a su alrededor. Fue el principio de una nueva era, que nos ha llevado hoy día al descubrimiento de más de 4300 exoplanetas, cifra que promete ir creciendo a un ritmo acelerado a medida que nuevos medios tecnológicos en juego.

Y como es este primer planeta? No muy acogedor, ciertamente, ya que orbita a solo 7 millones de kilómetros de su estrella, por lo que se calcula que su temperatura diurna debe superar los 1.000 Cº. Es básicamente un gigante gaseoso ardiente, con un hemisferio siempre bajo la luz y otro siempre en la oscuridad, algo más frío, pero seguramente no mucho, ya que su atmósfera debe transportar el inmenso calor acumulado de un hemisferio a otro. Hoy día entraría dentro de la lista de los menos interesantes, otra piedra más en nuestro camino por encontrar otras Tierras, pero fue el primero, y por eso merece ser recordado. Su nombre actual, Dimidio, estará para siempre en los libros de historia estelar.

Puede parecernos extraño, pero no hace tanto tiempo en que, por ejemplo, aún se discutía sobre si la Vía Láctea era la única galaxia del Universo, una isla de luz rodeada de una infinita oscuridad. Y es que aunque a veces no lo parezca, estamos avanzando a una velocidad asombrosa, una carrera imparable que empezó en un lugar llamado Dimidio.

Una representación artística de la estrella de tipo solar 51 Pegasi (ahora conocida como Helvetios) y el gigante gaseoso 51 Pegasi b (ahora llamado Dimidio), de una masa estimada la mitad de Júpiter.

miércoles, octubre 07, 2020

Las 600.000 puertas de Marte

Observando capas geológica marcianas subterraneas gracias a sus cráteres.

Uno de los grandes sueños de los científicos planetarios es poder explorar todo tipo de formaciones geológicas marcianas, algo que ya estamos haciendo gracias a misiones como la de Curiosity, pero cuyo trabajo, aunque extraordinario, es una parte ínfima del total. Existen innumerables lugares del que nos gustaría poner la mano para estudiar y extraer muestras, y que hoy día están simplemente fuera de nuestro alcance, al situarse en terrenos demasiado abruptos para que un explorador robótico los alcance con seguridad. Podemos decir con seguridad que son tesoros a los que solos exploradores humanos podrán llegar algún día. Deberemos tener paciencia.

Hasta entonces, pero, tenemos a la Mars Reconnaissance Orbiter, su poderosa cámara HiRISE y aproximadamente unos 600.000 cráteres. Y es que estas heridas celestes son puertas de acceso al interior del planeta y capas geológicas que normalmente estarían escondidas para siempre. Bien lo descubrió el equipo de Opportunity, que gracias a aterrizar dentro de un pequeño cráter tuvo acceso de forma casi inmediata a las primeras evidencias de que el agua un día recorrió esa región.

Un ejemplo maravilloso de esta estrecha relación entre cráteres y estudios geológicos lo tenemos en estas imágenes, un cráter sin nombre de unos 6 kilómetros de diámetro, y que en su formación literalmente hizo saltar por los aires un estrato rocoso muy bien definido, perforándolo como si de un puñetazo cósmico se tratara. Un cataclismo y al mismo tiempo una oportunidad maravillosa, que la Mars Reconnaissance Orbiter no dejó escapar. 

Los colores, fruto de que la imagen incluye no solo luz visible sino también infrarrojo, corresponden a diferentes tipos de rocas, que fueron depositadas por el impacto, quizás una combinación de flujos de lava y sedimentos. Los azules en el infrarrojo a menudo corresponden a minerales como el olivino y el piroxeno que son comunes en la lava. Otras capas que contienen también olivino aparecen como amarillas, que en algunos lugares se han alterado parcial o totalmente a carbonato, dándole un color azul verdoso, y el azul claro puede corresponder a hierro o magnesio.

Nada de ello sería posible sin que un día, hace millones de años, un pequeño asteroide pusiera punto final a su existencia hundiéndose en un mar de fuego y destrucción. Un cataclismo que fue, a su vez, nuestra puerta al conocimiento escondido del planeta rojo.

Una visión más amplia, donde se observa el anillo rocoso dentro del cráter, una capa subterránea agujereada por el impacto y que quedó así a la vista.

martes, octubre 06, 2020

Sonidos desde Marte

Escuchando a las sondas marcianas.

Marte se encuentra hoy en momento de mínima distancia con la Tierra, apenas 62 millones de kilómetros de distancia, la menor hasta 2035. Como resultado el planeta rojo brilla espectacular en el cielo nocturno, y es el objetivo visual de primer orden no solo para astrónomos, sino también para aficionados a la observación y fotografía del Firmamento, que tiene ahora un espectáculo digno de ser inmortalizado. Pero no son solo ojos los que se fijan hoy en esa estrella de tonos rojizos.

Scott Tilley es un radioaficionado que centra su atención en el cielo, intentando captar las señales de todo tipo de satélites. Sin embargo, con Marte tan cerca de la Tierra, intentó y logró captar ya no la señal de radio de un satélite terrestre, sino de uno marciano. O más exactamente el de una sonda en órbita alrededor de ese planeta, la Mars Reconnaissance Orbiter, y que ahora se encuentra tan cerca que incluso alguien como Scott, con unos medios modestos en comparación a los "oficiales", ha podido escuchar sus emisiones de radio. Las que emite en la llamada banda X, que no lleva ni datos ni telemetría, y que se utiliza para permitir su seguimiento mediante el efecto Doppler.

"El cambio rápido en el tono de la señal es causado por el movimiento relativo de la sonda y el observador. Usando el efecto Doppler, pude calcular el período y el eje semi-mayor de la órbita de la MRO. Estaba a unos 274 km sobre Marte en el momento de mi observación", explica Scott.

Que haya la capacidad de escuchar una sonda en otra planeta por parte no ya de un organismo oficial, sino por parte de un particular armado con sus propias herramientas, es una gran noticia, ya que nos permite comprobar por nosotros mismos la realidad de tales misiones. Una forma de democratizar el espacio y hacerlo algo más cercano al común de los mortales.

Scott Tilley, el cazador de satélites.

La modesta antena, de unos 60 centímetros, con los que captó la voz de la sonda.

Sonidos de Marte.

domingo, octubre 04, 2020

Cuando una sonda se mira a sí misma

Tianwen 1 se hace un "autorretrato".

Hacerse una foto de si mismo. Llámese autorretrato, como toda la vida, o "selfie", como se está poniendo de moda por influencia de los medios audiovisuales del mundo anglosajón. Básicamente se trata de hacerse una foto de uno mismo, costumbre que ya llegó hace tiempo al campo de la exploración interplanetaria, aunque con mayor justificación: Es una notable ayuda para los técnicos de misión, que pueden así ver si todo está en el lugar que corresponde, desplegado adecuadamente o si existe algún elemento dañado que hubiera pasado por algo. Y también ayuda a dar publicidad a la misión, lo que en estos tiempos siempre resulta interesante.

Lo habíamos visto ya en sondas/vehículos de la NASA, con los rovers marcianos, así como en japoneses, maestros en estas artes, así que era cuestión de tiempo que la nueva potencia espacial, China, siempre siguiendo de forma acelerada sus pasos y con metas cada vez más ambiciosas, quisiera hacer lo mismo. Y así fue. La Tianwen 1, actualmente rumbo al planeta rojo, mostró que también son capaces de lograrlo, enviándose fotos de ella misma en planeta ruta, en ese momento a unos 24 millones de kilómetros de la Tierra. En este caso el objetivo propagandísticos es evidente, pero no por ello resulta menos destacable.

"Y como la han hecho?" Esta pregunta la puede realizar cualquiera un poco ajeno a este mundillo, y es entendible y lógica. La respuesta es que igual forma como lo hicieron sondas niponas como Ikaros o Hayabusa 2, con un pequeño modulo dotado de cámaras, expulsada al espacio por la Tianwen 1, y que aprovecho esos fugaces momentos para tomar todas las imágenes posibles y transmitirlas a la sonda (y de ahí a la Tierra) antes de alejarse definitivamente. En este caso un pequeño cubo de 40x26 centímetros, dotado de los cámaras de gran angular en cada extremo, y que tomo una serie de imágenes, una por segundo, mientras daba giros sin control, esperando captar (como así fue) la sonda en una de ellas. 

En esto las japonesas siguen siendo mejores. De momento. Seguro que pronto, también en esto, los chinos nos asombrarán con los autorretratos de sus misiones interplanetarias.

La Tianwen 1 en la distancia. Aún puede verse la roja bandera del país. La idea es que destacara claramente. Y es que nada es casualidad cuando hablamos de China.

El pequeño módulo, dotado de dos cámaras de gran angular, visto desde la Tianwen 1 cuando fue expulsado de ella por un sistema de muelles. Vemos como gira de forma caótica (aunque no de forma tan acelerada en la realidad) y que hizo fotografías panorámicas, una por segundo, para que la sonda saliera en algún momento.

La vela solar japonesa Ikaros, que se hizo una serie de autorretratos mediante un módulo expulsado al espacio, tal como hizo ahora la sonda china. En este caso se observa que la cámara si mantiene a la Ikaros enfocada.