La nueva Cosmos sigue su viaje televisivo generando sentimientos encontrados entre sus televidentes, divididos entre los que encuentran que está muy por debajo de la serie original de Carl Sagan y aquellos que ofrecen una valoración más positiva de ella. Pero lo que si es cierto, sea cual sea la posición de cada uno, es que sigue ofreciendo pequeñas joyas que por si sola elevan necesariamente su valoración final. Y una de ellas es esta pequeña animación, donde asistimos a la conversación ficticia (o quizás no) entre el astrónomo William Herschel con su hijo John, que seguiría los pasos de su padre en este y otros campos, quizás inspirado en palabras no muy alejadas de las imaginadas aquí.
- Papá, ¿tú crees en fantasmas?
- Oh, sí, hijo mío.
- ¿De verdad? No lo habría imaginado.
- Oh, no… No en los fantasmas de tipo humano, no, en absoluto. Mira hacia arriba, hijo mío y observa el cielo lleno de ellos.
- ¿Las estrellas, papá? No te sigo.
- Cada estrella es un sol tan grande y tan brillante como el nuestro. Solo imagínate lo lejos que te tienes que ir para que el Sol parezca tan pequeño y tan apagado como una estrella. La luz de las estrellas viaja muy rápido, más rápido que cualquier otra cosa, pero no infinitamente rápido. A la luz le lleva tiempo llegar hasta nosotros. En el caso de las estrellas más cercanas, su luz tarda años en llegar, la luz de otras tarda siglos. Algunas estrellas están tan lejos que su luz tarda eones en llegar hasta nosotros. Para cuando la luz de algunas estrellas llega hasta aquí, ya están muertas. De esas estrellas, solo vemos sus fantasmas.
Una historia hermosa, en que nos recuerda que mirar hacia las profundidades del espacio es hacerlo hacia las profundidades del tiempo, fruto de la limitada velocidad de la luz y la inmensidad de un Universo que escapa a nuestra total compresión. Y por encima de todo un ejemplo de como aproximar la astronomía a las nuevas generaciones de una forma atractiva, capaz de despertar un interés que pesados libros llenos de conceptos técnicos difícilmente nunca lograrán. Y es que pocas cosas pueden despertar más el interés de un ñiño que las historias de fantasmas.
Las estrellas más próximas, nuestras vecinas estelares. Pero incluso en su caso vemos fantasmas, imágenes de como eran hace varios años y décadas, no como son actualmente. Incluso nuestro Sol es una imagen del pasado, aunque solo sean 8 minutos.
Papá ¿Tú crees en fantasmas?
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