Quedan aún 10 años para que el futuro coloso de la astronomía en superficie, el considerado con justicia "el ojo más grande del mundo para mirar el cielo" inicie su actividad científica desde el desierto de Atacama, Chile, apenas a 20 Kilómetros del Observatorio Paranal, un largo camino de desarrollo que concluirá cuando su enorme lente de 39 Metros de diámetro mire por primera vez el inigualable firmamento de este paraiso astronómico, un lugar frío, seco y desolado, pero precisamente por eso mismo maravilloso para este tipo de actividad.
Pero todo camino tiene un primer paso, y este consistió, este pasado 19 de Junio, en la voladura de parte de la cima de Cerro Armazones, durante el cual se liberó alrededor de 5.000 metros cúbicos de roca. Esto es sólo una parte de un complicado proceso de nivelación que ayudará a dar forma a la montaña, de manera que pueda albergar al telescopio y su enorme cúpula, una plataforma de 150 por 300 metros. Cuando los trabajos terminen se habrán retirado un total de 220.000 metros cúbicos de material y la antigua cima, convertida ya en una zona lo suficientemente plana para albergar la casa del gigante, asistirá al inicio de su construcción.
El Telescopio Europeo Extremadamente Grande es el más espectacular ejemplo de la nueva generación de telescopios ópticos que están por llegar, un coloso a pesar de ser más pequeño de lo que se había previsto inicialmente por su excesivo coste y complejidad técnica, preparado para observar en firmamento en luz visible e infrarrojo cercano con una resolución superior al Hubble. Fruto de todos los avances en tecnología óptica logrados los últimos años, este gigante promete revolucionar la astronomía, una revolución que se inicio de una forma explosiva.
Tronadura de la montaña del E-ELT
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