En 1997 se iniciaron los primeros pasos, con la fusión de diversos proyectos independientes de EEUU, Europa y Japón, que acabaron por convergir en uno mucho mayor, internacional, que debería significar el nacimiento de un radiotelecopio revolucionario para el estudio del firmamento ondas milimétricas y submilimétricas, entre la luz infrarroja y las ondas de radio del espectro electromagnético. Esto abriría las puertas a un Universo fuera del alcance de los telescopios tradicionales, desde el gas molecular y el polvo de las frías nubes interestelares hasta los vestigios de la radiación del Big Bang, ofreciendo imágenes detalladas de estrellas y planetas naciendo en nubes de gas cerca de nuestro Sistema Solar y galaxias en formación en los límites del Universo observable, hace miles de millones de años.
Un proyecto colosal que empezó a tomar forma en el mundo real en las alturas de llano de Chajnantor, situado en el desierto de Atacama, en el norte de Chile, a 5.000 metros por encima del nivel del Mar, suficiente para ofrecer un ambiente extremadamente seco, sin casi vapor de agua en la atmósfera, elemento que tiene la molesta costumbre de absorber las frecuencias del espectro que ALMA captaría. Poco a poco sus 66 antenas de alta precisión, que actuarían como un solo radiotelescopio (lo que se conoce como un interferómetro) capaz de extenderse desde los 150 metros y los 16 Kilómetros, dotándole así de un potente "zoom" variable imposible en una antena única, fueron llegando hasta ese remoto lugar.
Una tarea nada sencilla, ya que las dificultades para llegar a un lugar tan apartado colosos de 115 Toneladas y su misma altura, complicada de aguantar para aquellos no habituados a estas condiciones, representaron serios obstáculos para los técnicos y trabajadores. Los gigantescos camiones encargados del traslado contaban con un asiento de conductor dotado de un tanque de Oxígeno para ayudar a respirar a gran altitud, un ejemplo del esfuerzo titánico lo que representó hacer realidad ALMA.
Finalmente, aunque ya había empezado su actividad científica, a mediados de 2013 se inauguraba oficialmente. Aunque con las disponibles era ya posible operar plenamente su construcción aún no había terminado.Y este pasado 13 de Junio, la antena numero 66, la última que quedaba por llegar, después de afrontar el largo viaje hasta las alturas, alcanzaba ALMA, poniendo punto final, ahora ya de forma definitiva a la larga construcción del mayor observatorio del planeta. "Estamos muy orgullosos de haber alcanzado este importante hito para el proyecto" celebra el director Pierre Cox. "Esto completa la entrega de sistemas tecnológicos de punta a su destino final, el llano de Chajnantor".
El mundo en general y Chile en particular pueden ya sentirse orgullosos de haber completado un proyecto colosal, y lo que es más importante, con un objetivo científico, buscando ampliar nuestro conocimiento sobre el Universo, lo que nos incluye a nosotros mismos. Nuestra mayor ventana cósmica esta finalmente abierta por completo.
El viaje de la 66, registrado con un hexacóptero, una nave de seis rotores que llevaba una cámara, un estabilizador de video, GPS, tren de aterrizaje y un trasmisor de señal.
Infografía: Como es y como funciona ALMA.
La última antena de ALMA llega hasta el llano de Chajnantor
En busca de nuestros orígenes cósmicos
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