La figura del Sol, ese ardiente y luminoso círculo en el cielo. Es una figura familiar que acompaña a la Humanidad desde sus orígenes, y su aspecto y tamaño nos parece tan normal que imaginarlo de cualquier otro manera nos resulta extraño. Y sin embargo hay otros cielos a lo largo y ancho del Sistema Solar donde el Astro Rey resplandece de formas muy diferentes, desde gigantesco y ardiente hasta pequeño y distante como una brillante estrella.
La imagen superior represente, precisamente, los diversos "soles" de cada uno de los planetas, desde Mercurio hasta Neptuno. No sale Plutón, que ahora ya no se le considera uno de los planetas principales, pero su caso sería muy parecido al de Neptuno. Así pues, a partir del Sol "terrestre" (marcado con un color diferente para que nos sirva de referencia) podemos apreciar como de diferente se ve en cada uno de los "cielos" de los diferentes planetas...
En Mercurio su aspecto es gigantesco, aunque la representación de deja de ser una visión correspondiente a un momento concreto de su corto año, pues su órbita es tan elíptica que en realidad este cambia notablemente de aspecto con el paso del tiempo...el de Venus es algo mayor que el terrestre, aunque al estar enteramente cubierto de una densa capa de nubes ningún hipotético Venusiano podría disfrutar nunca de un amanecer o atardecer con su gran Sol escondiéndose detrás del Horizonte.
Más allá de la Tierra, lógicamente, el Sol cada vez se ve más pequeño y débil. Así, en Marte su disco brilla en el cielo con apenas la mitad del tamaño al que estamos acostumbrados, aunque aun es suficiente para iluminar el planeta con una luz equivalente a una tarde terrestre. Pero la auténtica oscuridad empieza cuando llegamos al reino Júpiter, donde el astro rey se convierte en un cuerpo realmente pequeño, mucho más que visto desde el planeta rojo, lo que permite apreciar el "vacío" que se extiende entre ambos mundos y que está ocupado por el llamado cinturón de asteroides.
Finalmente, en los cielos de Neptuno (o desde cualquiera de sus lunas), ya no queda rastro de esa astro deslumbrante que rige el ritmo de la vida en nuestro planta, y en su lugar solo una estrella extremadamente brillante señala el lugar donde se encuentra el corazón de nuestro Sistema planetario. A diferencia de lo que ocurrió en La Tierra, donde durante casi toda la historia se consideraron cosas completamente diferentes, unos imaginarios habitantes "Neptunianos" no tardarían en darse cuenta del hecho evidente de que el Sol es una estrella como las demás.
Un ardiente y enorme Sol preside los días en Mercurio, en un espectáculo tan grandioso como terrorífico.
Una imagen improbable. Un claro en las nubes de Venus permite ver desde la superficie al Sol flotando justo por encima del horizonte.
Mediodía en la Tierra. Ni demasiado cerca ni demasiado lejos, nuestro planeta se encuentra aproximadamente en el centro de la zona "habitable" y por ello dispone de temperaturas aceptables para la vida tal y como la conocemos, aunque eso no siempre fue así, y lo dejará de ser en un futuro lejano.
Atardecer en Marte para una futura misión exploradora.
Un ya lejano Sol ilumina la superficie de Europa, una de las lunas de Júpiter. A partir de aquí, su naturaleza estelar cada vez es más evidente a medida que cada vez se parece más al resto de estrellas que llenan la bóveda celeste.
Lluvia en la penumbra. El débil resplandor solar que llega a Saturno apenas tiene fuerza para atravesar la niebla que cubre Titan e iluminar sus grandes lagos y mares de Metano líquido.
La estrella Sol a través de los estrechos y casi invisibles anillos de Urano.
Plutón vive sus días mas brillantes y activos, situado relativamente cerca del Sol si se compara con otros momentos de su larga órbita. Pero incluso así este es ya una estrella más, aunque extremadamente brillante, en el cielo.
Mas allá de Plutón se extienden innumerables mundos que viven en una oscuridad apenas disipada por un Sol ya demasiado lejano...
The Sun as seen from other Planets
La imagen superior represente, precisamente, los diversos "soles" de cada uno de los planetas, desde Mercurio hasta Neptuno. No sale Plutón, que ahora ya no se le considera uno de los planetas principales, pero su caso sería muy parecido al de Neptuno. Así pues, a partir del Sol "terrestre" (marcado con un color diferente para que nos sirva de referencia) podemos apreciar como de diferente se ve en cada uno de los "cielos" de los diferentes planetas...
En Mercurio su aspecto es gigantesco, aunque la representación de deja de ser una visión correspondiente a un momento concreto de su corto año, pues su órbita es tan elíptica que en realidad este cambia notablemente de aspecto con el paso del tiempo...el de Venus es algo mayor que el terrestre, aunque al estar enteramente cubierto de una densa capa de nubes ningún hipotético Venusiano podría disfrutar nunca de un amanecer o atardecer con su gran Sol escondiéndose detrás del Horizonte.
Más allá de la Tierra, lógicamente, el Sol cada vez se ve más pequeño y débil. Así, en Marte su disco brilla en el cielo con apenas la mitad del tamaño al que estamos acostumbrados, aunque aun es suficiente para iluminar el planeta con una luz equivalente a una tarde terrestre. Pero la auténtica oscuridad empieza cuando llegamos al reino Júpiter, donde el astro rey se convierte en un cuerpo realmente pequeño, mucho más que visto desde el planeta rojo, lo que permite apreciar el "vacío" que se extiende entre ambos mundos y que está ocupado por el llamado cinturón de asteroides.
Finalmente, en los cielos de Neptuno (o desde cualquiera de sus lunas), ya no queda rastro de esa astro deslumbrante que rige el ritmo de la vida en nuestro planta, y en su lugar solo una estrella extremadamente brillante señala el lugar donde se encuentra el corazón de nuestro Sistema planetario. A diferencia de lo que ocurrió en La Tierra, donde durante casi toda la historia se consideraron cosas completamente diferentes, unos imaginarios habitantes "Neptunianos" no tardarían en darse cuenta del hecho evidente de que el Sol es una estrella como las demás.
Un ardiente y enorme Sol preside los días en Mercurio, en un espectáculo tan grandioso como terrorífico.
Una imagen improbable. Un claro en las nubes de Venus permite ver desde la superficie al Sol flotando justo por encima del horizonte.
Mediodía en la Tierra. Ni demasiado cerca ni demasiado lejos, nuestro planeta se encuentra aproximadamente en el centro de la zona "habitable" y por ello dispone de temperaturas aceptables para la vida tal y como la conocemos, aunque eso no siempre fue así, y lo dejará de ser en un futuro lejano.
Atardecer en Marte para una futura misión exploradora.
Un ya lejano Sol ilumina la superficie de Europa, una de las lunas de Júpiter. A partir de aquí, su naturaleza estelar cada vez es más evidente a medida que cada vez se parece más al resto de estrellas que llenan la bóveda celeste.
Lluvia en la penumbra. El débil resplandor solar que llega a Saturno apenas tiene fuerza para atravesar la niebla que cubre Titan e iluminar sus grandes lagos y mares de Metano líquido.
La estrella Sol a través de los estrechos y casi invisibles anillos de Urano.
Plutón vive sus días mas brillantes y activos, situado relativamente cerca del Sol si se compara con otros momentos de su larga órbita. Pero incluso así este es ya una estrella más, aunque extremadamente brillante, en el cielo.
Mas allá de Plutón se extienden innumerables mundos que viven en una oscuridad apenas disipada por un Sol ya demasiado lejano...
The Sun as seen from other Planets
1 comentario:
Muy bueno, las imagenes son notables :3
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