Lanzado en satélite de observación de los océanos Aquarius.
El mar es salado...este es un hecho que todos conocemos y que tiene su origen en la presencia de sales que, con el paso de las eras, y extraidas del fondo marino, se han ido acumulando en las aguas, y que en tiempos antiguos se explicó en forma de mitos, como el escandinavo, que contaba que la sal marina procedía de un molinillo mágico que, perdido en el fondo del mar, producía sal sin parar. Un hermoso cuento de hadas que tenía como función explicar lo que, en ese momento, no tenía explicación conocida.
Esta situación tiene diversas implicaciones, empezando por el hecho de que la vida marina haya seguido su propio camino evolutivo, separandose de la adaptada al agua dulce de lagos y rios (aunque sería más correcto decirlo al revés), y terminando por el hecho de no ser apta para nuestro consumo, provocando el curioso y en ocasiones letal hecho de que alguien perdido en el Mar, rodado de agua, puede morir de sed...o deshidratado si comete la locura de beberla. Sin embargo el efecto más importante es que la salinidad de los Océanos, o mejor dicho, las pequeñas diferencias que pueda haber en ella segun la zona, es que representa el motor que impulsa las corrientes oceánicas, básicas para la regulación del clima.
La premisa es sencilla: El agua salada pesa más que la dulce. Y algo aparentemente tan básico es la piedra angular que mantiene en movimiento nuestros océanos y, con ellos, nuestro clima, al hacer que masas de agua se "hundan" bajo otras y se desplacen, generando las corrientes tan importantes en la regulación del clima. Y es que la Sal, en todas sus formas, es vital para el funcionamiento de nuestro mundo tal y como lo conocemos.
Y, por ello, también,es un indicador preciso de como evoluciona el clima terrestre y detectar señales de un cambio climático global, puesto que una variación en la distribución de las lluvias que caen sobre el mar (y que son la mayoría, puesto que hablamos practicamente de 3/4 partes de la superficie del planeta) también implica cambios en la salinidad, pues la concentración salina queda mucho más diluida alli donde mayores son las precipitaciones. Y ello puede alterar el funcionamiento del "motor".
En definitiva algo demasiado importante como para no centrar parte de los esfuerzos científicos para conocer mejor nuestro propio planeta, y por ello se hacia necesario, además de todas los estudios que se realizan "in situ" desde hace años, el apoyo de un observador espacial que desde su privilegiada posición pueda examinar la salinidad de los océanos con una amplitud y profundidad única. Y este vital paso adelante se dio este pasado 10 de Julio en la base de las fuerzas aereas de Vandeberg, pues desde allí despego, a las 14:20 UTC, un cohete Delta II con el satélite Aquarius en su interior.
Construido por la NASA y en colaboración de la Agencia Espacial Argentina, Aquarius, moviendose en una órbita polar a unos 657 Kilómetros por encima de la superficie terrestre, vigilará el nivel de salinidad de todos los océanos, levantando mapas completos cada 7 días durante los próximos tres años, lo que permitirá registrar los cambios salinos que se produzcan cada mes, estación y año. Todo ello con una capacidad de detección tal que podrá captar cambios en la concentración de sales en los mares de apenas 2 partes por 10.000, lo que equivale a apenas una octava parte de una pequeña chucharadita en casi cinco litros de agua.
Una vez confirmado que todo está funcionando correctamente, Aquarius dedicará los próximos 25 días a probar sus instrumentos y realizar las maniobras necesarias para colocarse en su órbita definitiva, trás lo cual comenzará su trabajo científico, adentrándose en el estudio de una de las piezas claves que configuran nuestro mundo y su clima, la salinidad de los Océanos.
Las lluvias, o la falta de ellas, que ocurren sobre los Oceanos son una parte básica que define las diferencias de salinidad que permite el movimiento de masas de agua...así, zonas donde la cantidad de precipitaciones son mayores que el agua que se pierde por evaporación (en tonos azules) tendrán una salinidad más baja que aquellas donde se pierda más de lo que se recibe (en tonos rojos), donde la concentración salina será superior. Un cambio climático que alterara los registros lluviosos también implicaría variaciones en la salinidad oceánica.
Arriba, el nivel de detalle actual en nuestros datos de salinidad..abajo, el que se tendrá gracias a Aquarius.
Aquarius, el observador del océano, es un producto de la colaboración entre la NASA y agencia la argentina CONAE (Comisión Nacional de Actividades Espaciales).
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