Twitter no existía, Facebook se preparaba para hacer su aparición como una red social destinada a los estudiantes de la Universidad de Harvard, aún resonaban los ecos de la conocida como segunda Guerra del Golfo, Atenas afrontaba su año olímpico, la sonda Cassini se encontraba aún en viaje hacia Saturno mientras la MESSENGER superaba las últimas pruebas antes de su lanzamiento, la famosa crisis económica aún era algo que pocos eran capaces de prever y quedaban meses antes del estreno del primero capítulo de Lost.
Así era la realidad a principios de 2004, cuando los ojos de Opportunity se abrían y miraba por primera vez su nuevo hogar, el nuevo mundo que estaba destinado a explorar durante varios meses, quizás hasta un año terrestre, antes de que las duras condiciones ambientales o la llegada del aún más hostil invierno marciano, acabara con el. Su destino, como sabemos, le deparaba cosas mucho más grandes, pero en ese momento, incluso para los más optimismos, estábamos en el inicio de una misión emocionante pero limitada en el tiempo. Pero a pesar de ello, o quizás por eso mismo, todos seguimos con emoción esos ya famosos 7 minutos de terror, esperando la confirmación de que el aterrizaje había tenido éxito (algo que, a diferencia de lo ocurrido con Spirit varias semanas antes, llegó rápidamente) y la aparición de las primeras imágenes.
La historia que siguió es ampliamente conocida, desde su aterrizaje en el interior del pequeño cráter Eagle, donde hizo sus primeros descubrimientos transcendentales sobre ambientes acuosas en el antiguo Marte, hasta su viaje hacia objetivos cada vez más lejanos y ambiciosos, desde Endurance a Victoria, y desde ahí a Endeavour, acumulando nuevos descubrimientos y afrontando desafíos de todo tipo. Algunos fruto de la edad, como los problemas en una de sus ruedas, la movilidad limitada de su brazo o la pérdida de varios de sus instrumentos, otros lanzados por el propio Marte, como es el caso de la gran tormenta global de 2007, que lo envolvió en una oscuridad total y del cual sobrevivió cuando casi todos lo daban por perdido. Pero nada de ello logró impidió, hasta día de hoy, ser un vehículo aún plenamente operativo y capaz. Y este es posiblemente el mayor de sus logros.
La odisea de Opportunity representa en si mismo el viaje de la Humanidad, avanzando pese a todos los problemas, superando todos los obstáculos, siempre un poco más allá, conscientes de que por mucho que sea lo descubierto aún queda por delante mucho más por descubrir, viviendo días de euforia e ilusión, afrontando otros donde esta parece desvanecerse en la nada, pero nunca abandonando la esperanza de que el Sol saldrá de nuevo, de que habrá un día más, una página extra que añadir a una maravillosa aventura que, incluso si hubiera terminado hace años, ya se merece estar para siempre reconocida como una de las mayores aventuras de la carrera espacial. Si duda somos afortunados de haber sido testigos de algo así.
Llegará el día, puede que dentro de otros 10 años, puede que mañana mismo, en que, después de tanto tiempo luchando contra el hostil ambiente marciana, Opportunity finalmente se rinda y caiga en el silencio eterno, convirtiéndose en un monumento al esfuerzo de todos aquellos que lo hicieron realidad, y también a los sueños de tantos que, en su momento y aún hoy, seguimos su viaje hasta el fin de sus días. Pero ese es un triste futuro que aún está por llegar, así que disfrutemos del momento, de la posibilidad de ser testigos de como se escriben las primeras páginas trascendentales del camino de Humanidad en el planeta rojo de la mano de un explorador ya convertido en leyenda, del pequeño rover que se negaba a morir.
Los primeros momentos en Marte, aún sobre la plataforma de aterrizaje. Por delante todo un mundo que explorar.
El pequeño cráter Eagle, lugar de aterrizaje, ofreció las primeras evidencias de la acción del agua, aunque extremadamente ácida y por tanto poco prometedora para la vida. Opportunity lo abandonó en un intento de alcanzar Endurance, situado a 250 Metros de distancia y que en ese momento parecía una apuesta poco probable al haberse superado ya su tiempo estimado de vida.
Una vez en Endurance, Opportunity afrontó el riesgo de entrar en su interior, ya que existía la posibilidad de que a pesar de todas las precauciones y simulaciones, no fuera capaz de salir. En su interior encontró nuevas evidencias de un pasado húmedo, más acogedor del que había visto en Eagle, y con señales de no uno sino varios episodios de aparición de agua líquida en la superficie.
Poco después de terminar su exploración, Oppy se dirigió a un objetivo extraordinario, su propio escudo térmico, que después de protegerlo durante la entrada en la atmósfera se había estrellado cerca de este cráter. Una oportunidad única para los ingenieros de examinar como había respondido y tomar nota de cara a futuros diseños.
El primer meteorito encontrado en la superficie de otro planeta, una de las sorpresas que aguardaba a Oppy en su travesía.
Después de Endurance los encargados de la misión, viendo el buen estado del vehículo, decidieron apuntar hacia un cráter mucho mayor, Victoria, situado a 8 Kilómetros de distancia. Una vez en sus bordes una tormenta de polvo global lo sumió en la oscuridad y frío más intenso (apenas le llegaba un 2% de la luz solar), y se dio casi por perdido. Pero sobrevivió, y paradojas del destino, con más energía que antes por efecto de las rachas de viento finales antes de que se dispersara, lo que limpió los paneles solares.
La exploración de Cape York resultó en resultados espectaculares, como las formaciones de yeso vistas en su lado Norte, y que indicaban que el agua, posiblemente en forma de fuentes termales, estuvo presente en tiempos remotos, dejando trás de si este material, que quedó depositado en las grietas y posteriormente quedó al descubierto por acción de la erosión.
Panorámica en falso color realizada con imágenes tomadas por la Pancam (cámara panorámica) el 12 de Marzo de 2012, a través de diversos filrtos durante su estancia en Greeley Haven, el lugar donde esperó el paso de un nuevo invierno marciano, el primero que le obligaba a detenerse a causa de la gran concentración de polvo en los paneles solares. El momento corresponde a poco después del amanecer.
Aunque inmovil durante estos meses invernales, y gracias a que se había colocado inclinado hacia el Sol, maximizando la luz disponible, Opportunity siguió realizando observaciones científicas del entorno y diversos experimientos dolpper con sus ondas de radio para examinar la rotación del planeta y desvelar detalles de su estructura interna.
Una vez alcanzado el extremo Norte de Cape York moviéndose por la parte exterior de esta formación geológica, Opportunity inció su camino hacia el sur siguiendo el lado interno. Allí, siguiendo lo observado por la MRO, alcanzaría su máximo esplendor científico en la zona conocida como Matijevic Hill, donde las rocas más antiguas jamás encontradas en sus en ese momento 9 años de viaje revelaron que en esa zona existió un ambiente totalmente acogedor para la vida durante largo tiempo, con el discurrir de un agua, a diferencia de lo observado anteriormente, poco o nada ácida.
El mejor equipo del mundo. Lejos de ser eclipsado por el recién llegado, Oppy está complementando los resultados del primero de forma excelente.
Y que cumplas muchos más.
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