No fue una aproximación tan extrema como en otras ocasiones, y la distancia mínima entre ambos no bajo de los 2.500 Kilómetros, pero le permitió estudiar las famosas Rayas del Tigre, las fracturas a traves de las cuales esta pequeña luna lanza al espacio grandes cantidades de partículas heladas de vapor de agua y materia orgánica, desde una nueva prespectiva. Y es que ante los instrumentos de la Cassini el caliente corazón de esta luna se mueve ya hacia el reino de la noche sin fin.
Tras una decada de luz el hemisferio Sur de Encelado se está sumergiendo en un largo Invierno de 15 años de duración durante los cuales sus zonas polares, que es donde se situan estas formaciones geológicas, vivirán en una permamente oscuridad nocturna...de hecho ya esta ocurriendo en amplias regiones, pero las plumas de materia que se proyectan hacia el espacio se elevan centenares de Kilómetros, hasta salir de la zona en sombras y ser iluminadas por la luz solar, lo que permite aún verlas con relativa claridad.
Sin embargo esta situación favorece otro tipo de mediciones, como la de las temperaturas reinantes en la zona, y es precisamente este era el objetivo central de este nuevo acercamiento...mediante su Espectrómeto de Infrarrojos (Composite Infrared Spectrometer o CIRS) Cassini miró directamente hacia las Rayas del tigre, hacia lo que no dejan de ser aberturas hacia su desconocido interior, y tomo mediciones térmicas que ayudarán en los esfuerzos para entender de donde procede la energía que hace que una pequeña luna de apenas 500 Kilómetros tenga semejante actividad interna.
No son estas, evidentemente, las primeras mediciones que se hacen de ella, y por ello sabemos que el Polo Sur es, por extraño que parezca, la zona más cálida de Encelado...sin embargo las condiciones de oscuridad en la que ahora se sumerge permitirán, posiblemente, mediciones térmicas más precisas y por tanto acercarnos algo más (con toda la limitación que supone la investigación a distancia) al que es, sin duda, uno de los cuerpos más sorprendentes del Sistema Solar.
Esto, claro está, no evita que cada una de estas aproximaciones nos ofrezca toda una galería de imágenes esplendidas, que, incluso viendolas sin estar aun procesadas y realzadas resultan espectaculares, recordandonos la suerte que tenemos de vivir un periodo como este, donde tenemos la posibilidad de observar de cerca estos mundos singulares...
La combinación de 30 imágenes idividuales, tomadas durate la fase final de su acercamiento, el 13 de Agosto, permite crear una auténtica secuencia animada que nos hace sentir como si estuvieramos volando hacia Encelado junto con la Cassini.
Encelado se eleva por encima del horizonte de Saturno, iluminado por el oculto Sol.
Cara a cara con el caliente corazón de Encelado, ahora sumergido en la oscuridad del Invierno.
Con apenas 500 Kilómetros Encelado debería ser un cuerpo geológicamente esteril, pero la primera mirada cercana, realizada por las dos sondas Voyager en 1980 y 81, ya dejaron claro que no era ese el caso, y la llegada de la Cassini no solo confirmó esa primera valoración sino que demostró que era aun mucho más de lo que nos podíamos imaginar.
Como complemento a la aproximación a Encelado, Cassini sobrevolo los días inmediatemente posteriores con otras dos lunas de Saturno, evidentemente menos interesantes pero no por ello carentes de elementos únicos que merecen su estudio. En esta fotografía tenemos a Dione, con unos 1100 Kilómetros de diámetro, presenta dos hemisferios bién diferenciados, y de todos los satélites de Saturno, solo superado por Titan, la que presenta una mayor densidad.
Tetis, de 1080 Kilómetros de diámetro, tiene regiones muy antiguas (como la que vemos en la imagen) y otras mucho más joven, un gigantesco crater llamado Odysseus, y un no menos descomunal valle, Ithaca Chasma, de 100 km de ancho y de 3 a 5 km de profundidad.
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