La Tierra recibe muchos nombres, pero uno de los más conocidos es el del "planeta azul"...una denominación lógica pues su tonalidad azulada era única en el Sistema Solar. O esto es lo que se creía hasta que en 1989 la sonda Voyager 2 se acercó al más lejano de los grandes planetas, Neptuno, y descubrió un lugar que se merecía ese título con mucha más justicia.
Y es que ante las cámaras apareció una perla, una esfera de casi 50.000 Kilómetros de diámetro y un azul casi perfecto, donde solo unos ligeros trazos blancos, en realidad nubes flotando en las capas altas de la atmósfera, rompían el por otra parte homogenio color de Neptuno, que parecía con ello hacer honor al nombre del dios de los mares de la mitología romana. La fotografía superior, tomada por la Voyager 2 apenas dos horas antes del momento de máxima aproximación, que ocurrió 25 de Agosto de 1989 a las 3:56 hora de Greenwich, muestra estas blancas intrusas proyectando su sombra sobre capas atmosféricas situadas a unos 50 Kilómetros por debajo de ellas.
Cual era el origen del intenso color azul de Neptuno? La respuesta estaba en la composición de su atmósfera...no en el Hidrógeno y el Helio, los elementos dominantes pero al mismo tiempo visualmente invisibles, sino en el Metano, que apenas representaba un 2% del total, pero que se desveló como en el elemento central que daba al planeta su inigualable aspecto gracias a su capacidad de absorver las frecuencias del espectro correspondientes a lo que nuestros ojos perciben como tonos rojos: Básicamente la luz roja desaparece y solo queda la azulada, por lo que el planeta parece brillar e, ese color.
Fue esta la última misión planetaria de la Voyager 2...nos dejó para la posteridad imágenes maravillosas de un mundo de belleza singular que permitieron conocerlo con una profundidad jamás soñaba, pero también descubrió nuevos misterios por responder, entre ellos el porque dispone de los vientos más intensos de todos los planetas conocidos, con velocidades de hasta 2.000 km/hora, cuando se encuentra tan alejado del Sol y con temperaturas superficiales que no suben por encima de los -218 Cº, o el porqué la mayor de sus lunas, Tritón, lo órbita al revés que el resto de lunas conocidas y es geologicamente activa. Y es que, como suele ocurrir, cada respuesta trae consigo nuevas preguntas...todas ellas reluciendo en las oscuridad con un tenue resplandor azul.
La "Perla azul" en todo su esplendor.
A la izquierda nuestro mundo, llamado en ocasiones el "planeta azul"...a la derecha el auténtico "planeta azul" Neptuno visto a través de la Voyager 2.
Azul sobre Azul...Neptuno mostraba, en 1989, una formación ciclónica semejante a la Gran Mancha Roja de Jupiter, aunque , como no podía ser de otra forma, en su caso era la Gran Mancha Azul.
Voyager 2, en su odisea hacia las fronteras del Sistema Solar y más alla, se aproximó a Neptuno a mediados de 1989...sería esta la última vez que esta sonda se aproximaría a un planeta antes de dirigirse hacia las estrellas, siendo también la única sonda que, a día de hoy, a visitado este lejano mundo.
La llegada del Hubble, pocos años despues del paso de la Voyager 2, permitió observar al lejano mundo en todo su azulado esplendor desde la propia Tierra.
Two Hours Before Neptune
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