La sonda Lucy, que se lanzará durante la segunda mitad de 2021, tiene por delante un objetivo muy concreto, adentrarse en los troyanos de Júpiter, la familia de pequeños asteroides que lo acompaña en su viaje alrededor del Sol, arremolinados en los puntos de Lagrange 4 y 5, o lo que es lo mismo, precediendo y siguiendo al gigante. En total, en una amplia campaña que hasta 2033 le llevará a sobrevolar 6 de ellos. Estaremos abriendo las puertas de un reino inexplorado por completo, en el que los astrónomos esperan encontrar respuestas a los enigmas que aún permanecen sobre la formación del Sistema Solar, y especialmente como fueron sus primeras etapas, antes que se estabilizara tal como es hoy día.
Y es que se cree que "los troyanos probablemente fueron capturados durante un período dramático de inestabilidad dinámica, cuando se produjo una escaramuza entre los planetas gigantes del sistema solar, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno", tal como describe David Nesvorny, científico del Instituto SwRI. Es lo que se conoce como la migración de los planetas gigantes, que impulsaron hacia el exterior a Urano y Neptuno, inicialmente más cerca del Sol, en un viaje que llevó el caos gravitatorio a toda esa lejana región, barriendo la inmensa población de pequeños cuerpos helados que la ocupaban. Como resultado muchos terminaron el lo que hoy se conoce como Cinturón de Kuiper, otros quizás se perdieron en el espacio interestelar, y otros muchos se precipitaron hacia el interior. El intenso bombardeo que sufrieron los planetas terrestres, y cuyas huellas podemos ver aún en La Luna y Marte, fue una consecuencia de ello.
¿Pero cuando ocurrió esa sacudida? Determinar en que momento tuvo lugar se considera clave para entender la evolución temprana del Sistema Solar, y para ello unos de los objetivos de Lucy puede tener la clave. Se los conoce como Patroclus y Menoetius, y son un asteroide binario, el único de su clase que se conoce entre los troyanos jovianos. Una pareja que, para los científicos del Instituto SwRI, indica que esa fase caótica tuvo que ocurrir dentro de los primeros 100 millones de años de existencia del Sistema Solar.
"Las observaciones del cinturón de Kuiper de hoy muestran que los binarios como estos eran bastante comunes en la antigüedad.Solo unos pocos de ellos ahora existen dentro de la órbita de Neptuno. La pregunta es cómo interpretar a los sobrevivientes", explica William Bottke, coautor de este estudio, junto con David Nesvorny. La respuesta que proponen es que dicho movimiento planetario debió ocurrir durante estos 100 millones de años mencionados, ya que de haber tenido lugar más tarde, como sugerían algunos modelos previos, las colisiones dentro del disco primordial habrían "abortado" todos los binarios, que son cuerpos cuyos lazos gravitatorios son muy frágiles. La "limpieza" de esos primeros detuvo el proceso a tiempo para que quedaran algunos, los suficientes para que al menos uno de ellos se integrara en los troyanos de Júpiter.
Todo ello ilustra porque explorarlos se considera tan importante, y el motivo por el que se dio luz verde a la sonda Lucy, que visitará a Patroclus y Menoetius en 2033, en lo que será el momento culminante de su viaje de 12 años, el último y definitivo objetivo que ahora, con este estudio, adquiere aún mayor relevancia. Muchos son los secretos que parecen esconder los compañeros helenos del dios Júpiter, aquellos que sobrevivieron al caos primigenio.
Los troyanos y griegos de Júpiter, en referencia a la mitología helena. Conocido como troyanos en conjunto, son una amplia familia de asteroides que se concentran en los Puntos de Lagrange 4 y 5. También existen en otros planetas, como Marte o Neptuno, pero nada comparable a la gigantesca "armada" del gigante joviano.
Evidencia de una sacudida planetaria temprana en el Sistema Solar
SwRI scientists find evidence for early planetary shake-up
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