A miles de millones de Kilómetros, más allá de las órbitas de Neptuno y la mayor parte de los KBO conocidos, no existe el día y la noche, la luz y la oscuridad. En su lugar se extiende un mar de tinieblas, levemente iluminado por un Sol que a esas distancia ya apenas pude esconder su naturaleza como una estrella más de la galaxia. Sigue siendo resplandeciente, puede que incluso suficiente para deslumbrarte si lo miraras directamente, pero es ya un punto de luz en la distancia, cada vez menos diferente a todas las demás. Es el reino que conforma la frontera final del Sistema Solar, no físicamente, ya que la Nube de Oort aún se encuentra más lejos, pero si donde el viento solar finalmente se detiene. A un lado nuestro hogar. Al otro el espacio interestelar. Tan lejos, tan cerca.
Este es el hogar de las Voyager, la 1 y la 2, sondas gemelas que llevan 40 años en activo, la primera ya al otro lado, la segunda a punto de llegar, y en conjunto están actualmente enviando datos diarios y simultáneos desde ambos lados de la frontera. Y ambos con los mismos 4 instrumentos en activo, que les permite explorar los campos magnéticos, las partículas energéticas cargadas y las ondas de radio de baja frecuencia de su entorno. Una situación que cambiará en los próximos años, cuanto la Voyager 2 siga el camino de su hermana y entre también ella en el espacio interestelar. Y cuando eso pasaremos a tener dos exploradoras enviando datos desde más allá de los límites. Una misión increíble que no deja de reinventarse para afrontar nuevos retos. Pero de momento, ahora mismo, viven entre un mundo y otro.
"Las Voyager están buscando nuestro lugar:¿Cómo interactúa el Sistema Solar con el resto de la galaxia y cómo nos afecta?", se pregunta Eric Christian, del Goddard Space Flight Center de la NASA, y que formó parte de su equipo científico."Si algo encarna el espíritu de descubrimiento, eso son las Voyager". Y con motivo. Sin dejar de trabajar y enviar datos de su entorno, la Voyager 1, fuera de la protección de la Heliopausa y avanzando a unos 1,4 millones de Kilómetros al día, está develando ahora mismo detalles hasta ahora poco o nada conocidos, como el hecho de que nuestro Sistema Solar se mueve actualmente no a través del vacío casi completo, sino través de nubes de partículas, conocidas popularmente como "pelusa" cósmica."Estamos en el interior de una burbuja donde explotaron varias supernovas. Es increíble estar viajando a través de eso. Casi te haría sentir insignificante, si no hubiera tantas cosas que aprender aquí".
Día a día las Voyager no dejan de enviar paquetes de datos, información recibida por la Deep Space Network de la NASA, aunque deben competir en tiempo con el resto de misiones en activo. El objetivo actual es intentar recibir hasta 16 horas al día de datos en tiempo real. Cuando más lejos están, cuanto más tenue es su señal, más crece el interés en ellas. Nunca han dejando de generarlo, pero ahora están avanzado en territorio desconocido.
Ambas seguirán enviando datos hasta como mínimo 2025, límite estimando para que sus cada vez más gastados Generador termoeléctrico de radioisótopos sean aún capaces de suministrar la energía necesaria para mantener al menos un instrumento en activo. Y más allá, una vez caiga el silencio, y si no ocurre alguna colisión catastróficas, seguirán adelante en su viaje eterno alrededor del centro de la Vía Láctea. Aunque ese momento aún queda a algunos años de distancia. De momento, y día a día, un pequeño susurro sigue llegando desde la oscuridad.
A Day in the Life of NASA's Voyagers
1 comentario:
1.400.000 km por dia? Como 60000 km por hora? Tremendas las voyager
Y todavia siguen emitiendo
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