Cassini ya no está entre nosotros, y con su desaparición la frontera de nuestra exploración interplanetaria está hoy más cerca de lo que estuvo durante una década. Están la New Horizons y las veteranas Voyager, pero son casos particulares, una apuntando a un vuelo transcendental aunque fugaz por el pequeño MU69, y las sondas hermanas inmersas en la oscuridad, tomando datos de su entorno. Pero en lo que respecta a los planetas del Sistema Solar, hoy nuestros horizontes se han encogido notablemente.
Juno marca ahora nuestros límites exteriores, nuestra sonda planetaria más lejana. Con la perdida de Cassini, solo la tenemos a ella para seguir recibiendo imágenes de las maravillas que existen más allá de Marte, ahora mismo el lugar donde centramos la mayor parte de nuestro interés. Y llega de una cámara relativamente modesta, una inclusión con las vistas puestas al gran público, más que por una petición expresa de su equipo científico. Podemos estar contentos de que así fuera, es dificil imaginarla ahora sin sus increíbles vistas de Júpiter.
Y recientemente, con su 8º sobrevuelo científico del planeta, completado el pasado 1 de Septiembre, Juno nos impresionó de nuevo. Tomadas desde solo 7.776 Kilómetros, la panorámica ofrecida, combinación de diversas imágenes, es una de las más cercanas jamás logradas del planeta. Es dificil no imaginar como podría haber sido de estar dotada de un sistema óptico a la altura, como el de la New Horizons, la Mars Reconnaissance Orbiter o la ya desaparecida Cassini. Pero eso es algo que pudo ser y no fue. En su lugar tenemos a la modesta JunoCam, y podemos estar contentos de sus resultados. Gracias a ella podemos sentir de verdad lo que es explorar otro mundo.
Pero Juno también se acabará más pronto que tarde. Y ese día nuestras fronteras se reducirán de nuevo. Será algo temporal, ya que al menos dos nuevas sondas, 3 si las ambiciones chinas se hacen realidad, regresarán al gigante joviano la próxima década. Saturno deberá seguir esperando, al igual que los soñados gigantes helados, Urano y Neptuno, apenas desvelados por el único y fugaz paso de la Voyager 2, aunque llegará el día que regresemos. Como las olas del mar cuando rompen en la costa, la exploración interplanetaria avanza y retrocede. Y ahora vivimos una época de retroceso. Deberemos tener paciencia, y cuando Juno nos deje estar preparados para cruzar el desierto que se abrirá ante nosotros. Porque al final las olas siempre regresan.
La pequeña JunoCam, nuestra última ventana al Sistema Solar exterior. Pese a su relativa sencillez está específicamente diseñada para sobrevivir a las inmersiones de la sonda en los campos de radiación de Júpiter, al menos un tiempo.
Como las olas del mar, la exploración interplanetaria avanza y retrocede. Y después de haber alcanzado un pico máximo los próximos años esta retrocederá. Pero en el horizonte un nuevo amanecer se aproxima.
Soaring Over Jupiter
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