Sacando a la luz lo último que vio Rosetta antes de perder el contacto con ella.
Una misión interplanetaria no termina cuando una sonda llega al final de su vida, sino que se extiende mucho más allá, tanto como el total de datos enviados por ella siguen ofreciendo nueva información y descubrimientos, en ocasiones porque el total es tan inmenso que se necesitan años para estudiarlos por completo, y en otras porque el desarrollo de nuevas técnicas permite llegar a detalles que eran invisibles tiempo atrás. En cierta forma cada sonda vale por dos, una real, y otra virtual. Y esta última, a diferencia de su hermana física, es prácticamente inmortal.
Una de las que tuvimos que despedirnos recientemente fue Rosetta, que una vez completada su misión con un éxito sin paliativos y con la energía disponible descendiendo imparablemente a medida que el cometa Churyumov-Gerasimenko, al que acompañaba en su viaje, se alejaba del Sol, se la envió en un último viaje hacia la misma superficie. No fue un impacto como tal, ya que la gravedad del cometa era mínima y la velocidad de aproximación igualmente pequeña, semejante a su compañera Philae, pero una vez ocurrió el contacto la señal se perdió para siempre. Simplemente su antena no quedó orientada de forma adecuada (hubiera sido una suerte extrema que así fuera), y Rosetta inició así su sueño eterno.
Pero no lo hizo en silencio, sino enviando todo tipo de información durante el descenso, incluida imágenes.Una en concreto se presentó al gran público como la última enviada antes del final, pero eso no era del todo cierto. Era la última completa, pero por el camino quedó otra posterior, escondida en últimos paquetes de telemetría recibida, incompleta y por ello no reconocida como tal por el software de procesamiento automático. Se mantuvo en el limbo hasta que recientemente los científicos que analizan dichos datos pudieron reconstruir esa última visión antes del fin.
La causa de todo ello es la forma en que trabajaba Rosetta. Su sistema dividía las imágenes en paquetes de
telemetría antes de su transmisión a la Tierra. En el
caso de esta última y hasta ahora desconocida imágen, con un peso de 23.048 bytes por imagen, se dividió en seis
paquetes para su envío, tal como se había hecho con las anteriores. Pero el tiempo se agotó antes. Las comunicaciones se interrumpieron cuando solo se habían enviado tres, 12.228 bytes en total: Poco más de la mitad. Por eso no era reconocida como tal.
Hasta ahora, cuando además se sacó partido a otra característica de la forma en que Rosetta trataba este tipo de información, más concretamente el hecho de que estos datos no se enviaban píxel a píxel, sino capa a capa, añadiendo cada nueva capa un mayor nivel de detalle. Se podría decir que sus imágenes se construían como si se pintara un cuadro, primero con una base muy simple y poco detallada, y sucesivamente, se añadían las 5 capas que le daban su aspecto definitivo. En el caso que nos ocupa el cuadro se quedó a la mitad, o más exactamente al 53%, sin el principio ni el final del conjunto (de ahí su no identificación inicial), pero suficiente para que ahora se haya podido dar forma a lo que pudo ver la sonda justo antes del final.
No es la mejor imágen de la larga historia de Rosetta, porque no estaba completa y porque la cámara no estaba diseñada para observaciones tan cercana, del orden de metros. Pero es realmente la última. Lo último que pudo ver antes de cerrar los ojos para siempre. Y nos lo entrega de forma póstuma, más allá de su propio final. Ciertamente una misión nunca termina del todo. Virtualmente, en el mar de datos que dejaron atrás, los viajeros estelares vivirán para siempre.
Los últimos momentos de Rosetta en contexto. En amarillo la última imágen completa, la que se presentó como la final, tomada a una altura de 24.7±1.5 metros, en rojo esta nueva ahora presentada, cuando la sonda se encontraba ya a solo 19.5±1.5 metros.
Las dos últimas imágenes y el punto donde Rosetta tocó la superficie. La imágen sobre la que la sonda está representada se tomó cuando se encontraba a 331 metros de altura.
!Sorpresa! Una última imagen de Rosetta
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