Nos hemos acostumbrado ya a las imágenes que las diversas sondas interplanetarias nos envían desde todos los rincones del Sistema Solar. Pero resulta más complicado, por razones evidentes, ver a estas exploradoras recorrer el oscura mar espacial. Solo en Marte, por el hecho de que han confluido, y seguirán haciéndolo, tantas misiones activas al mismo tiempo esto es algo" relativamente" frecuente, pero para el resto solo queda la oscuridad del anonimato, de deslumbrar al mundo sin ser protagonista de sus propias imágenes. Excepto cuando se aproximan a La Tierra.
No es un acontecimiento infrecuente, ya que nuestro propio planeta, como el mundo más masivo de todos los que conforman el Sistema Solar interior, es ideal para actual como una auténtica onda gravitatoria, impulsando y lanzando hacia sus respectivos objetivos a no pocas sondas, incluidas algunas tan famosas como Juno o Cassini. Y la siguiente, que ya se encuentra en ruta de encuentro con La Tierra, es la OSIRIS-Rex. Será este próximo 22 de Septiembre, cuando pase a solo 17.000 Kilómetros por encima de la superficie, con el momento de mínima distancia sobre la Antártida, en algún punto al Sur del Cabo de Ornos. Tan al Sur que solo podrá ser cubierta por las redes de seguimiento terrestres hasta poco antes de ese momento,cuando cruce sobre Australia. Y recuperada poco después. Para entonces ya habrá adquirido el impulso que la llevará hasta asteroide Bennu, que alcanzará a finales de 2018.
Como no puede ser menos, y como es habitual cuando esto ocurre, no pocos observatorios terrestres intentarán captarla en su rápido paso por el firmamento. Y el primero de ellos en lograrlo fue el Large Binocular Telescope Observatory (Mount Graham,Arizona), que captó a la OSIRIS-Rex el pasado 8 de Septiembre, cuando se encontraba aún a unos 12 millones de Kilómetros de La Tierra y brillaba como una tenue estrella de 25ª magnitud. Totalmente invisible a simple vista o por telescopios de notable capacidad, pero que no escapó a la aguda mirada de este telescopio doble. Eso si, bien guiado por las indicaciones del equipo de navegación de la OSIRIS, que indicaron exactamente por donde debía hacer acto de presencia.
No es más que una tenue mancha, diminuta incluso en comparación con las estrellas de fondo, pero si tenemos en cuenta su tamaño y distancia, el logro en más que notable. Y al fin y al cabo, estamos viendo a uno de nuestros enviados a las profundidades del espacio regresar al hogar, aunque sea de forma fugaz. Y eso tiene una carga sentimental notable, si uno de para a pensarlo un poco. O es un aficionado incurable a estos temas, claro está.
No será esta la última imagen que veremos de ella los próximos días. Al contrario, estas irán en aumento a medida que la distancia de reduzca y su brillo aumenta. El propio equipo de la OSIRIS-Rex está colaborando activamente en esta campaña con el lanzamiento de una página web donde se informa a cualquiera que quiera, sean grupos o individuos concretos, donde encontrar a la sonda en cada momento, y en la que se podrán publicar todas las fotografías conseguidas. Se espera así reunir una amplia colección de fotografías que inmortalicen el momento. Una forma interesante de estimular el interés del gran público por la exploración espacial. Y lograr eso es casi tan valioso como la propia misión científica.
El Large Binocular Telescope Observatory, responsable de esta primera detección.
La pequeña OSIRIS antes del lanzamiento.
Large Binocular Telescope Snags First Glimpse of NASA’s OSIRIS-REx Spacecraft Since Launch
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