El término "planeta" desciende de la palabra en latín "planēta", y esta a su vez de la griega "πλανήτης", que quiere decir "errante", que definía claramente lo que eran estos para las culturas de la antigüedad, estrellas en movimiento, que por alguna razón rompían un firmamento aparentemente imperturbable y estático. Lo mismo ocurría con los cometas, pero estos parecían no seguir un patrón fijo, por lo que las connotaciones alrededor de ellos siempre fueron, hasta tiempo recientes, negativas. Los planetas, sin embargo, nos acompañaban desde la noche de los tiempos, eran parte de nuestra historia, y alrededor suyo se tejieron, no podía ser de otra forma, infinidad de creencias, mitos y leyendas.
La invención del telescopio alrededor de 1600, que permitió a astrónomos verlos con más detalle, acabaron con estas ideas, mostrándolos como lo que de verdad eran, mundo por derecho propio, cada uno de ellos con sus características, lejos de una perfección y uniformidad presente en la visión aristotélica de la Bóveda Celeste y adoptada durante tanto tiempo por la Iglesia Católica. Igualmente se desveló la existencia de otros planeta, hasta ese momento desconocidos por ser demasiado débiles en su resplandor para verlos a simple vista: Urano fue descubierto el 13 de marzo de 1781, por el astrónomo William Herschel. Ceres hizo acto de presencia en 1801, y aunque originalmente fue clasificado como planeta, pero más tarde se le incluyó en la creciente familia de recién descubierto cinturón de asteroides. Neptuno salió a la luz 1846 y finalmente, en 1930, fue el turno de Plutón.
Llegaron posteriormente unas décadas de calma, sin el descubrimiento de ningún otro cuerpo planetrio de importancia, por lo que la idea de los 9 planetas, con Plutón como frontera final, quedó grabada en la mente de muchas generaciones. Y entonces, entrado la década de 2000, todo cambió de la forma más abrupta posible. Mike Brown (un joven astrónomo del Instituto de Tecnología de California) buscaba un proyecto de investigación y decidió centrarse en la búsqueda de objetos en el Sistema Solar exterior, que rápidamente se tradujo en el descubrimiento de varios objetos de gran tamaño más allá de la órbita de Neptuno. Aunque el descubrimiento de objetos helados a tales distancias no era inesperado, no podía decirse lo mismo de su tamaño: Quaoar, Sedna, Haumea, Eris y su luna Disnomia, y Makemake, fueron los "trofeos" de Brown, y con ellas se venía abajo la imagen tradicional que nos habían acompañado desde hacia 70 años.
Todos ellos eran de tamaño notable, y en el caso de Eris su diámetro incluso superada, o al menos igualaba, al de Plutón. ¿En que dejaba esto al llamado hasta entonces 9º planeta? Si lo era, también debería serlo Eris y alguno más. Y si se les consideraba no tanto planeta independientes como miembros del conocido como Cinturón de Kuiper, entonces Plutón , por pura coherencia, tampoco podría seguir conservando su categoría. La UAI pasó dos años examinando la evidencia, llamado finalmente a una reunión general en 2006 para votar cuál sería la definición de "planeta", que se podía resumir en aquellos cuerpos que orbitaran el Sol, tuvieran una masa suficiente para ser esféricos o casi esféricos, que no fueran un satélite de otro y hubieran removido los escombros y objetos pequeños del área de su órbita. Plutón, así como algunos de los nuevos mundos encontrados, cumplían todas estas condiciones menos la última.
Un limbo que la UAI resolvió con la creación de una nueva categoría, la de planeta enano, que se definía como un objeto que orbitara al Sol, que fuera esférico o casi esférico, pero más pequeño que Mercurio, y que compartiera un área con muchos otros objetos en la misma órbita, como en puede ser el caso del cinturón de asteroides. Dentro de ella se acomodan actualmente un total de 5 mundos: Ceres ( beneficiado con un ascenso), Plutón, Eris, Makemake y Haumea. Aunque técnicamente quizás no era una degradación propiamente dicha, ya que siguen siendo considerados planetas, que quedaran en esta especie de "categoría B" no fue del agrado de muchos, especialmente en el caso de Plutón, centro de toda la polémica.
Brown estuvo de acuerdo con la degradación de Eris a planeta enano, aunque reconoció que otras personas se sintieron tristes por la pérdida de Plutón. "Lo entendí. Plutón era parte de su imagen mental, la que habían construido para organizar su conocimiento acerca del Sistema Solar y su propio lugar dentro de él. Parecía ser el límite de la existencia. Arrancarlo de este cuadro causó lo que se sentía como un agujero inconcebiblemente vacío", escribió Brown en su memoria "How I Killed Pluto and Why It Had It Coming" ("Cómo maté a Plutón y por qué se lo merecía").
Sin embargo, años después del voto, aún hay científicos que se refieren a Plutón como planeta, especialmente en EEUU, para los cuales "degradar" al único planeta descubierto por astrónomos norteamericanos fue, y se sigue viendo, casi como una afrenta personal, generando un rechazo generalizado. Por ejemplo la NASA publicó un video a comienzos de 2014 de varios presentadores en la Pluto Science Conference de Julio de 2013, quienes se referían en varias ocasiones al mundo como un "planeta". Además, personas como Alan Stern, director de la misión New Horizons, bastante agresivo en sus críticas sobre esta cuestión, presentan regularmente sus argumentos de por qué debería ser considerado aún como tal, citando problemas con la definición de la UAI, tales como que los planetas nunca limpian completamente el área alrededor de ellos.
Lo cierto que es 8 años después esta reorganización del Sistema Solar sigue creando polémica, con marcadas actitudes a favor y en contra, una discusión de intensidad creciente a medida que la New Horizons se aproxima más y más. Y aunque en si esta es una problemática puramente humana, fruto de su necesidad de clasificar y ordenar aquello que lo rodear, lo cierto es que lo que pueda ver o dejar de ver cuando finalmente sus cámaras sean capaces de mostrarlo con detalle posiblemente alimentará aún más esta "batalla por Plutón".
El "nuevo" Sistema Solar, con los 8 planetas y los 5 "planetas enanos". Aunque no son pocos que preferirían que se hablara de 13 planetas y punto.
Considerado por muchos estadounidenses como "su planeta", el cambio de categoría generó allí reacciones como mínimo sorprendentes.
Otros, sin embargo, se lo tomaron con más humor.
What Is a Planet?
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