Una supertierra orbita esta estrella, a solo 6 años-luz de nostros.
La Bóveda Celeste transmite una sensación de firmeza, de ser algo estático y eterno a ojos humanos. Es una ilusión fruto de nuestra fugaz existencia si se compara con la de las estrellas, y también por cierta falta de memoria colectiva, ya que dentro de la corta existencia de la Humanidad no son pocas las que han ido variado ligeramente su posición en el firmamento. Sin embargo tendemos a tener solo en cuenta nuestros recuerdos personales, y en ellos esos puntos de luz en el cielo están siempre en el mismo lugar, ayer, hoy y siempre.
Bernard desafía por completo esa idea, ya que su movimiento aparente con respecto al Sol es tan alta que a lo largo de una vida humana media puede moverse el equivalente a media Luna Llena. Desgraciadamente es tan tenue que no puede verse a simple vista, pero para cualquiera que la conozca es evidente que vivimos en un río estelar dinámico y cambiante. Motivos más que suficiente como para que sea una estrellas más famosas entre los astrónomos. Y por si eso no fuera suficiente, ahora sabemos que no viaja sola.
Es de la mano de los proyectos Red Dots y CARMENES, que buscan mundos rocoso en estrellas cercanas, y que fueron ya los descubridores de un exoplaneta en Próxima Centauri, que nos llega la confirmación de que Benard está también acompañada, en este caso posiblemente de una supertierra, con una masa de al menos 3,2 veces la de la Tierra, y órbita a su pequeño y rojizo Sol una vez cada 233 días. Un lugar que tiene pinta de ser bastante gélido, ya que estamos en una enana roja, una estrella de baja masa, que ilumina de forma muy débil al ahora denominado Barnard b, dándole apenas un 2% de la energía que recibe la Tierra del Sol, pese a que se encuentra mucho más cerca de ella. Nos podemos imaginar un paisaje tenuemente iluminado por un débil Sol, un mundo de penumbras con temperaturas que podrían bajar hasta los -170Cº. No parece probable que exista nada vivo en el, al menos tal y como podemos imaginarla.
El descubrimiento pone punto final a un largo camino de decepciones anteriores, donde no fue posible encontrar nada. Ahora, sin embargo, tenemos nuevas tecnologías a nuestra disposición que han permitido sacarlo a la luz. "Tras un cuidadosos análisis, estamos convencidos al 99% de que el planeta está allí",
afirma el científico que lidera el equipo, Ignasi Ribas (Instituto de
estudios espaciales de Cataluña e Instituto de Ciencias del Espacio,
CSIC). "Sin embargo, vamos a seguir observando esta veloz
estrella para excluir posibles, pero improbables, variaciones naturales
de la luminosidad estelar que puedan confundirse con un planeta". Entre los instrumentos utilizados están el famoso cazador de planeta HARPS y el espectrógrafo UVES, ambos de ESO. "HARPS
desempeñó un papel vital en este proyecto. Se combinaron datos de
archivo de otros equipos con medidas nuevas y superpuestas de la
estrella de Barnard de diferentes instalaciones", comentó Guillem
Anglada Escudé (Universidad Queen Mary de Londres). "La combinación de instrumentos fue clave para poder corroborar nuestros resultados".
Barnard siempre atrapó nuestra imaginación. Su veloz movimiento a través del cielo, que puede captarse en fotografías tomadas con pocos años de diferencia, rompé de una forma brutal la fantasía de inmutabilidad del cielo y nos abra las puertas a otro muy diferente, inmenso y cambiante. Y ahora sabemos que alguien la acompaña en su viaje, un planeta posiblemente roco, y que en su cielo es el Sol la estrella que parece querer desafiar esta anticuada noción de la realidad.
Imaginando el posible aspecto de este exoplaneta alrededor de Barnard.
Su movimiento aparente a lo largo de 9 años. Mientras las estrellas del fondo no muestra movimiento aparente, ya que es demasiado pequeño para captarse en tan poco espacio de tiempo, el suyo es espectacular.
El viaje de las estrellas más cercanas a lo largo de varios miles de millones de años. En el futuro Barnard llegará a estar tan cerca del Sol como lo está Próxima Centauri, para después alejarse tan rápido como vino. Pero no es la única. Vivimos en un río estelar cambiante y dinámico.
Las actuales vicinas del Sol.
Una supertierra orbita a la estrella de Barnard
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