Nuestro planeta ha sufrido a lo largo de la historia la cataclísmica visita de grandes asteroides, algunos de los cuales provocaron desastres a escala global y alteraron para siempre el curso de la vida en la Tierra. Y aunque nos gusta pensar que estamos hablando de cosas del pasado remoto, lo cierto es que esa amenaza sigue viva, aunque la capacidad de nuestro planeta por "curar" las heridas y hacerlas desaparecer hace que lo olvidemos. El último ejemplo de ello nos llega desde la helada Groenlandia.
De la mano de un equipo internacional de científicos liderado por el Museo de Historia Natural de Dinamarca (Universidad de Copenhague), nos llega ahora la evidencia de que bajo el hielo de esta gran isla polar, oculto por el glaciar Hiawatha, se esconde un gran cráter de impacto, de más de 30 Kilómetros de diámetro, lo que permite asumir que el responsable debía tener entre 1 y 1,5 Kilómetros. Es fácil imaginar el cataclismo generado por algo así, que pudo ocurrir en tiempos relativamente recientes."Está excepcionalmente bien conservado y eso es sorprendente, porque el hielo del glaciar es un agente erosivo increíblemente eficiente que habría eliminado rápidamente las huellas del impacto, pero eso significa que este cráter debe ser bastante joven desde un punto de vista geológico", explica el profesor Kurt H. Kjær del Centro de GeoGenética en el Museo.
Y es que las estimaciones lo aproximan mucho a tiempos recientes, puede incluso cuando la Humanidad ya estaba presente. Las características observadas señalan que el impacto ocurrió cuando la capa de hielo que cubre Groenlandia ya se había formado, lo que reduce el espacio de tiempo posible entre los 3 millones de años y solo los 12.000, hacia el final de la última glaciación. Y lo que es más intrigante, "nos inclinamos a pensar que el impacto ocurrió en la parte más reciente de este rango de tiempo", subraya Kjær."Los humanos podrían no haber llegado a ver el impacto, pero sí sentir sus consecuencias, como un cambio climático. En un radio de 500 km alrededor se producirían vientos huracanados y terremotos".
Aunque aún existe una gran incertidumbre sobre cuando ocurrió el impacto, que deberá afinarse con nuevas investigaciones, esto crea interrogantes fascinantes ¿Pudo generar hace varias decenas o cientos de miles de años cambios climáticos globales que afectara a la joven Humanidad? Provocó en nuestros ancestros algún cambio evolutivo que se pudiera detectar en poblaciones humanas antiguas a través del ADN? Lo único que sabemos por ahora es que en tiempos recientes "llovió fuego" sobre las heladas tierras del Norte. Y seguramente no fue la última vez que ocurrió.
Las observaciones por radar permitieron desvelar la huella del impacto, cubierto por las capas de hielo polar.
Granos de cuarzo con características de deformación planar, indicativas de un impacto violento.
Ilustración del impacto. El asteroide penetró unos 7 km en la corteza terrestre, creando un cráter que inicialmente tendría 20 km de ancho, pero se derrumbó y amplió en cuestión de minutos, hasta alcanzar sus dimensones actuales, por encima de los 30.
El cráter bajo el hielo de Groenlandia pudo surgir en tiempos de los humanos
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