Hoy día se encuentra a unos 20 año-luz de la Tierra, a la suficiente distancia, dado que se trata de una débil enano rojo, como para ser invisible a nuestros ojos. Pero si hiciéramos retroceder el tiempo 70.000 años, cuando nuestros ancestros directo empezaban a expandirse por todo el planeta y aún convivían con los Neandertales, las cosas serían muy diferentes. Entonces es posible que la pudiéramos ver a simple vista como una estrella de gran brillo, un punto de luz rojizo que destacaba de forma espectacular en un firmamento libre de la contaminación lumínica que hoy día nos cierra tantas ventanas. Debió ser todo un espectáculo, ya que se calcula que se llegó a situar a solo 0.6 años-luz de nuestro planeta, en plena Nube de Oort. Literalmente a las puertas de casa. O dentro de ella.
Se la conoce como estrella de Scholz, y su más que probable visita en tiempos remotos no deja de acumular evidencias. La última de las cuales nos llega de la mano de dos astrónomos de la Universidad Complutense de Madrid, Carlos y Raúl de la Fuente Marcos, junto al investigador Sverre J. Aarseth de la Universidad de Cambridge (Reino Unido). Este equipo analizó los 340 objetos conocidos del Sistema Solar con órbitas hiperbólicas, y encontró indicios de que algunas de ellas abrían sido afectadas por el paso de la enana rojo, una auténtica "huella del crimen" planetaria.
"Mediante simulaciones numéricas hemos calculado las radiantes o posiciones en el cielo de las que aparentan venir todos estos objetos hiperbólicos", explica Carlos de la Fuente Marcos."En principio uno esperaría que esas posiciones se distribuyeran de forma uniforme en el cielo, en particular si estos objetos proceden de la nube de Oort. Sin embargo, lo que encontramos es muy diferente: Una acumulación estadísticamente significativa de radiantes. La sobredensidad más acusada aparece proyectada en la dirección de la constelación Géminis, lo que se ajusta al encuentro cercano con la estrella de Scholz. Podría tratarse de una coincidencia, pero es poco probable que tanto la localización como la época sean compatibles".
El paso de Scholz (en realidad un sistema binario formado por una enana roja con el 9% de la masa del Sol y una enana marrón) no afectó a todos, ya que con la Nube de Oort hablamos de espacios inmensos, donde incluso el paso de una estrella tiene un efecto palpable pero limitado. Este es el caso que nos ocupa, como nos explica De la Fuente Marcos, que señala que "por ejemplo, la radiante del famoso asteroide interestelar Oumuamua está en la constelación de la Lira, muy lejos de Géminis, por lo tanto no forma parte de la sobredensidad detectada".
Son sólidas pistas que indican claramente que esta pequeña enana roja nos visitó hace 70.000 años, y que los albores de nuestra civilización posiblemente estuvo acompañado de una rojiza y brillante estrella rojiza, que resplandeció de forma espectacular ante los ojos de nuestros ancestros.
Scholz y su compañera enana marrón. En su día se convirtió en la estrella más cercana al Sol, tanto que se adentró en la Nube de Oort. Su efecto aún puede medirse en numerosas objetos de nuestro Sistema Solar.
Una estrella perturbó a cometas del sistema solar en la prehistoria
2 comentarios:
Y no sera esta estrella... O una similar la que a desviado a todos esos objetos, incluido Sedna que tienen esas orbitas tan particulares y los espertos creen que es debido al hipotético planeta x?
No parece que concuerde con la zona "afectada", en dirección a Geminis, pero es una idea interesante. Quién sabe.
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