Nuestro deslumbrante mundo visto por el telescopio Kepler.
Es el más exitoso cazador de exoplanetas jamás lanzado al espacio, al menos de momento. Su sensibilidad a la luz es tal que le permite captar las casi imperceptibles fluctuaciones luminosas de las estrellas que monitoriza, muchas de ellas generadas por la existencia de otros sistema planetarios, y con la suficiente claridad como para poder extraer de ellas datos sobre los mundos responsables, no solo para confirmar su existencia sino para determinar conceptos como sus parámetros orbitales, tamaño o masa. Si uno tiene en cuenta las magnitudes de las que estamos hablando no podemos sino admirar semejante logro tecnológico.
Una forma de entender rápidamente hasta que punto es sensible este cazador de mundos sería que mirara a la Tierra, actualmente a 151 millones de Kilómetros de distancia. Y precisamente eso es lo que hizo el pasado 10 de Diciembre de 2017, cuando al ajustar su posición para abarcar un nuevo campo de visión, nuestro planeta se deslizó ante sus ojos. El resultado es que nuestro planeta, a pesar de estar tan alejado, creó una saturación similar a un sable de luz, ocultando en el proceso a su compañera La Luna.
Un ejemplo maravilloso y muy instructivo del fotómetro altamente sensible de Kepler, responsable de detectar esas mínimas fluctuaciones es estrellas situadas a decenas o centenares de años-luz de distancia. A sus ojos nuestro mundo, situado a "solo" 151 millones de Kilómetros, es tan brillante que literalmente su resplandor resulta cegador. No resulta extraño, viendo la imagen, que haya sido capaces de descubrir miles de exomundos.
Y seguramente siga haciéndolo un tiempo más, aunque su vida útil estimada ya hace tiempo que se vio superada y los ingenieros han tenido que idear nuevos sistemas de observación para compensar diversos problemas técnicas, fruto del desgaste. Esperemos que lo suficiente para no solo dar el testigo sino incluso acompañar durante un tiempo a sus sucesores. Y el primer de ellos, el TESS (Transiting Exoplanet Survey Satellite), está ya a solo varios meses de distancia, más concretamente el próximo 16 de Abril. Llega la nueva generación, pero nuestro venerable Kepler sigue teniendo una visión excelente.
La extremada sensibilidad de su fotómetro hace que actualmente tenga miles de mundos descubiertos o candidatos a ello. Hasta su llegada algo así era impensable.
La misión K2 fue resultado de un nuevo plan de trabajo desarrollado por los técnicos en tierra para lograr que este telescopio espacial siguiera siendo operativo pese a perder la mayor parte de sus ruedas de reacción, que le ofrecían la estabilidad necesario. Gracias a ello sigue descubriendo nuevos mundos.
El TESS (Transiting Exoplanet Survey Satellite), que será lanzado el próximo Abril y que monitorizará más 200.000 estrellas en busca de nuevos exomundos.
Earth is a Beaming Beacon in Kepler’s Eyes
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