La carrera espacial está llena de historia curiosas, extrañas y sorprendentes, casi auténticos milagros en más de un aspecto. Es casi inevitable cuando estamos hablando de centenares, cuando no miles de vehículos orbitales y interplanetarios lanzados a lo largo de las últimas décadas, pero no por ello resultan menos apasionante. Y esta historia merece estar un lugar entre ellas.
Todo empezó con el astrónomo Scott Tilley, que intentaba buscar señales del famoso Zuma, el satélite secreto cuyas funciones se desconocían y que se dio por completamente perdido después del lanzamiento. Sin embargo lo que captó fue la señal de un satélite denominado “2000-017A”, y que Tilley, comparando órbitas, pudo determinar que estaba ante el IMAGE (Imager for Magnetopause-to-Aurora Global Exploration), un satélite cientifico de la NASA lanzado en 2000, pero que se dió por perido en 2005. Hasta ahora. Y es que la señal no muestra solo que está activo y enviando telemetría. Literalmente este vehículo murió, se le catalogó como "perdida total" y regresó a la vida años después. ¿Como es eso posible?
Cuando, una vez dado por perdido después de solo 5 años de misión, se creó el consiguiente comité creado para estudiar las causas, este determinó que el fallo se había originado en el regulador de potencia. Pero también que existía la posibilidad de que se activara de nuevo cuando entrara en eclipse, dentro de la sombra terrestre, y eso drenara sus baterías, lo que le obligaría a reiniciar sus sistemas, literalmente se apagaría y encendería de nuevo, y en el proceso desbloquearía dicho regulador. Debido a que sigue una órbita inclinada 90º con respecto al ecuador algo así solo ocurría de forma muy puntual. Habría que esperar hasta 2007, cuando debía acontecer el primero de esos eclipses, y así lo hizo la NASA, pero nada ocurrió. Por tanto se le dio por perdido de forma definitiva.
Resulta ahora evidente que en algún eclipse posterior, finalmente se despertó, aunque nadie hasta ahora se había dado cuenta. No es extraño, ya que hablamos de un satélite cuya misión ya se había dando por cerrada y su corta historia había concluido. Afortunadamente Scott Tilley estaba ahí para, aunque de forma casual, captar su tenue llamada. Y con ello se inició una frenética actividad, entre ellas la confirmación de su identidad, ya que su señal, captada de forma cordidana por cinco estaciones de seguimiento en todo el mundo, encajaba con la de este satélite. Posteriormente es estudio de su telemetría mostró que la ID de la nave espacial era 166, la ID de esta misión. IMAGE volvía de la tumba.
Activo pero no necesariamente operativo. Eso último lo sabremos dentro de varias semanas, cuando termine el análisis completo de los datos recabados hasta ahora, ya que hay que adaptar su viejo software y las bases de datos de información a los sistemas más modernos, aunque ya sabemos varias cosas, entre ellas que el sistema de control principal está en funcionamiento. El siguiente paso en intentar reactivar sus instrumentos.
De conseguirlo podría retomar su misión de estudio de la magnetosfera terrestre, interrumpido ahora hace 13 años. Sería un final feliz a esta extraordinaria aventura, una pequeña historia que nos recuerda que incluso en un terreno tan exigente y tecnológico como es el de la exploración espacial hay espacio para los pequeños milagros.
MAGE (Imager for Magnetopause-to-Aurora Global Exploration) y sus instrumentos, que ahora intentarán ser reactivados.
La aurora sobre la Antártida, una de las imágenes enviadas por IMAGE durante los 5 al años que estuvo en activo. Su misión inicial era de dos años, pero en 2002 se aprobó su extensión, que terminó de forma abrupta en 2005. Hasta ahora.
NASA IMAGE Confirmed
NASA’s Long Dead ‘IMAGE’ Satellite is Alive!
Más de una década después, un satélite considerado inoperativo por la NASA está funcionando otra vez
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