Una nueva mirada a las imágenes de esta sonda japonesa.
Su historia es una historia de superación. Fracasó en su intento de entrar en órbita venusiana en 2010, pero siguió adelante en su viaje alrededor del Sol, y con paciencia y mucha constancia su equipo humano consiguió hacerla regresar en 2015. Y una vez ahí, y mediante una genial improvisación, dando que el motor principal destinado a esa operación estaba fuera de servicio de forma definitiva, lograr, esta vez si, la soñada entrada en órbita venusiana. 5 años tarde, lo que implica que su tiempo de actividad será menor de lo esperado, y con una órbita diferente a la planeada, por lo que su retorno científico es igualmente más limitado. Pero teniendo las circunstancias, de que logró lo imposible, no hay que pensar en lo perdido, sino en lo ganado.
Desde entonces, y aunque el poco esfuerzo que parece poner la JAXA en el tema de la comunicación no ayuda a darle notoriedad, poco a poco se han ido publicando datos e imágenes, un pequeño tesoro si tenemos en cuenta que con el final de la Venus Express y la falta de proyectos a corto y medio plazo para regresar a Venus, Akatsuki es nuestro único representante en este mundo, tan parecido y al mismo tiempo tan diferente al nuestro. Por eso hemos de disfrutar de lo que fue una segunda oportunidad, surgida cuando todo parecía perdido. Y precisamente eso es lo que lleva tiempo haciendo Dama Bouic,
una especialista francesa en el tratamiento digital de imágenes, que recaba los datos "en bruto" subidos por la agencia espacial japonesa para convertirlos en
espectaculares imágenes.
Una fuente extraordinaria de información para los científicos de la misión. Y es que en ellas podemos apreciar las dinámicas de la atmósfera en toda su complejidad, así como las corrientes de convección que dominan en ella. Y no solo eso. Por ejemplo, los cambios de color en el ultravioleta muestran las variaciones en el dióxido
de azufre presente, así como la presencia de otro componente desconocido que absorbe estas
longitudes de onda creando zonas oscuras. Y el infrarrojo, por su parte, ofrece una ventana a como el calor se distribuye por este mundo ardiente.
Pero para el resto de los mortales es pura gloria visual, una galería que muestra a Venus con un esplendor y complejidad del que un día, en un pasado lejano, quizás fue realmente el gemelo de La Tierra, no solo en tamaño y masa, sino también en condiciones ambientes. Tenemos mucha suerte que de Akatsuki sobreviviera al que parecía su fatal destino.
Vista Venus fue adquirida por la cámara IR2, que observa, entre otras cosas, el brillo de la
atmósfera del planeta en su lado nocturno. Las franjas y zonas oscuras son zonas donde el calor emanado por el planeta está siendo bloqueado por la espesa capa de nubes.
El lado nocturno de Venus en infrarrojo. Imagen de falso color que utiliza datos de la cámara IR2 en dos longitudes de onda, 1.74 y 2.26 micras. Las
regiones más oscuras denotan nubes más gruesas, pero los cambios en el
color también pueden indicar diferencias en el tamaño de las partículas
de nubes o en la composición de un lugar a otro.
La complejidad atmosférica de Venus en todo su esplendor.
Imagen adquiridas durante la órbita número 13 de Akatsuki, y que muestra una increíble cantidad de detalles sobre las nubes
ecuatoriales, tropicales y extratropicales del planeta. Los
cambios de color indican variaciones locales en las cantidades del misterioso absorbente de ultravioleta y el dióxido de azufre en la
atmósfera.
Una
imagen en falso color utilizando dos canales ultravioleta de la cámara
UVI, y que muestra detalles a lo largo de una colorida banda
que rodea el vórtice polar sur a la luz del día.
A new look at Venus with Akatsuki
Un nouveau regard sur Vénus avec AKATSUKI
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