Recorriendo Kasei Valles, los restos de una antigua megainundación marciana.
Marte está lleno de señales de que un día, en tiempos muy lejanos, su aspecto fue muy diferente al actual y que grandes cataclismos sacudían su superficie. Los enormes volcanes de Tharsis estaban activos, añadiendo más y más material magmático a la altiplanicie sobre la que se asientan, y sus efectos, en forma de actividad tectónica, terremotos, derrumbes y gigantescas avenidas de agua, fruto del deshielo súbito de grandes masas de hielo. Estar en la superficie del planeta rojo hace varios miles de millones de años, especialmente cerca de esta zona activa, era sin lugar a dudas arriesgado.
Kasei Valles representa un claro ejemplo de ello, y más concretamente de como el calor volcánico terminó dando lugar a una tormenta, no de fuego, sino de agua, inundaciones de proporciones colosales que cavaron su camino a través del agreste paisaje de Tharsis. En el caso de Kasei, en forma de una red de canales de 3000 Kilómetros de longitud, que nacen en Echus Chasma (al este de la elevada región volcánica y justo
al norte del sistema de cañones de Valles Marineris) hasta desembocar en
las enormes llanuras de Chryse Planitia.
Distintas secciones de Kasei Valles ya han sido fotografiadas por veterana Mars Express durante sus 14 años junto al Planeta Rojo, pero cada nueva visita a este región marcada por la fuerza más poderosas que podemos imaginar, la de grandes masas de agua en movimiento, merece detenerse para apreciar todos sus detalles. Y una de sus últimas ocurrió el 25 de mayo de 2016, capturando una sección situada justo en su
desembocadura. Como no puede ser de otra forma, si entendemos lo que estamos viendo, el escenario que genera resulta sobrecogedor.
Toda nuestra atención se centra en el cráter Worcester, de 25 Kilómetros de diámetro, que sufrió el embate de las aguas, que a duras penas logró resistir. Aunque no sin pérdidas, ya que buena parte del material que lo rodeaba, y que había sido expulsado por el impacto que lo formó, desapareció en el proceso, arrastrado por la inundación. Solo el que se encontraba a cubierto, aguas abajo y protegido por las propias paredes del cráter, sobrevivió a la erosión, dándole el aspecto de isla alargada que tiene actualmente, con una topografía escalonada que podría sugerir variaciones en los niveles de agua debidos a distintos episodios de inundaciones.
Es solo un ejemplo más de lo que un día fue el ahora seco y gélido Marte. Podemos imaginarnos como habría sido estar en las partes altas de estas tierras hace tanto, tanto tiempo, y sobrecogernos por la fuerza de las aguas, del rugido de este inmenso río chocando contra las paredes de Worcester, antes de rodearlo y seguir camino hacia su destino final.
Cráter Worcester en contexto.
Una reconstrucción en perspectiva, a partir de las imágenes, de Worcester y el cráter adyacente. En el primero se pude percibir de donde lleno de envestida de las aguas, mientras que el segundo se formó en épocas posteriores. Su corona de material recuerda al de una “salpicadura”, lo que indican que eran ricos en agua, lo que les permitió fluir con cierta
facilidad. Según iba reduciéndose su velocidad, estos restos iban
quedando atrás, formando terraplenes a media que el material se
apilaba.
Topografía de la desembocadura de Kasei Valle.
Restos de una enorme inundación en Marte
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