Mientras la NASA sigue adelante con el proyecto de la ahora ya oficialmente conocida como Europa Clipper, que a principios de la próxima década deberá despegar rumbo a Júpiter, con la luna Europa como objetivo prioritario, al otro lado del Atlántico la ESA también avanza en su propia sonda de exploración joviana, curiosamente nacida inicialmente como un proyecto conjunta con la NASA de la que esta se retiró por cuestiones presupuestarias pero que la agencia europea decidió seguir por su cuenta. Lo que debía haber sido sido gran sonda con otra más reducida incorporada a ella, al más puro estilo Cassini y Huygens, se han convertido con el tiempo en dos sondas independientes, cada una con sus propias metas.
Y la sonda europea, la conocida como Juice (JUpiter ICy moons Explorer), acaba de dar un crucial salto adelante al darse por finalizada la fase de diseño, quedando así fijado ya, aunque siempre sujeto a modificaciones, la que será su configuración y sus interfaces con los instrumentos científicos y las estaciones terrestres, lo que ahora permitirá construir un prototipo para someterlo a ensayos rigurosos. Teniendo en cuenta que para dar luz verde a su construcción es necesario resolver numerosas cuestiones de importancia crítica, este paso casi abre ya las puertas a que sea finalmente una realidad palpable. "El diseño de la nave se ha revisado en profundidad y con resultados positivos, confirmándose que responde a los numerosos requisitos críticos de la misión", afirma Giuseppe Sarri, gestor del proyecto. "Por el momento nos estamos ciñendo al calendario y estamos encantados de poder comenzar la fase de desarrollo de esta ambiciosa misión de clase L".
Llegados a este punto se puede tener ya una idea clara y bastante definitiva de como será Juice, entre ellos que esta sonda, de 5,3 toneladas, será compatible con su lanzador Ariane 5, cosa por otro lado lógica, y que precisará de un enorme conjunto de paneles solares: Se prevén dos alas de cinco paneles cada una, con una superficie total de casi 100 m2, capaz de suministrar 820 W al final de la misión, ya en Júpiter. Igualmente importante será la implementación de medidas especiales anti-radiación, desde los componentes y materiales utilizados en su construcción hasta la inclusión de un blindaje que proteja sus sistemas más críticos, dado el duro ambiente del sistema joviano. Y aún más asegurarse que su impulsor principal, que deberá hacerla entrar en órbita alrededor de Júpiter primero y Ganimedes después, por lo que su diseño también se ha sometido a revisiones críticas en esta fase.
Un elemento destacado como clave es la "limpieza" electromagnética de Juice. Y no es para menos, ya que uno de los objetivos de esta misión es monitorizar los campos magnéticos y las partículas cargadas en Júpiter, por lo que resulta crítico que no exista ningún campo electromagnético generado por la propia nave que pudiera interfiera en las delicadas mediciones científicas. Este aspecto afectará a la construcción de toda la sonda, desde la arquitectura eléctrica a los paneles solares. Un solo error en este aspecto pondría en duda los resultados de la misión, al menos es este aspecto.
Finalmente se especificó que cumple las directrices más estrictas de protección planetaria, ya que es fundamental minimizar el riesgo de que alguna de las lunas potencialmente habitables, especialmente Europa, pueda verse contaminada por virus, bacterias o esporas terrestres. Por ello se asegurará que la sonda no llegue nunca a una situación de impacto contra ella, al menos en una escala temporal de cientos de años.
El final de la fase de diseño y el paso a la siguiente implica que las industrias implicadas en este proyecto, como por Airbus, tienen ya luz verde para comenzar a construir los primeros prototipos, que se someterán a todo tipo de pruebas, simulando tanto las condiciones espaciales como las no menos duras que afrontará durante el lanzamiento. Y una vez estos demuestren que el diseño es válido en todos sus aspectos, más allá de toda duda, llegará finalmente el momento de construir realmente a Juice, ya con la vista puesta en el horizonte de 2022. Un salto adelante crucial también para el propio Viejo Mundo, que finalmente dará el salto al Sistema Solar exterior, ya no con una sonda que viaje como "polizón" en una sonda norteamericana, como fue la Hyugens, sino por si misma, con sus propias metas y sus propios objetivo.
Tras el lanzamiento, Juice efectuará cinco sobrevuelos con asistencia gravitatoria en total, uno con Marte, otro en Venus, y tres en la Tierra, para adquirir la trayectoria y velocidad necesaria para saltar a Júpiter. Un largo viaje, ya que despegando en 2022, no entrará en órbita alrededor del gigante joviano hasta 2029. Mucha paciencia deberemos tener con ella.
A diferencia de la Europa Clipper de la NASA, Juice no se centrará en Europa (aunque la sobrevolará en varias ocasiones), sino en Ganímedes, la mayor de las lunas jovianas (y del Sistema Solar), llegando a entrar en órbita alrededor de ella en su fase final de actividad, siendo la primera sonda en hacerlo con una luna que no sea la terrestre. Eso le permitirá evitar las zonas más mortíferas del los cinturones de radiación, extendiendo así su vida útil. Además Ganímedes posiblemente cuenta también con un océano subterráneo, por lo que resulta igualmente interesante desde el punto de vista científico, por lo que realizará un estudio en profundidad de ella.
Finaliza la fase de diseño de la misión de la ESA a Júpiter
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