La próxima destrucción programada de la Cassini, que se dirigirá hacia la atmósfera de Saturno para ser incinerada y así evitar un hipotético impacto con alguna de las lunas del planta, especialmente Titán o Encélado, junto a otros ejemplos anteriores, como el de la Galileo en Júpiter, la MESSENGER en Mercurio, la Venus Express o diversas exploradoras lunares, puede darnos la falsa impresión de que es el destino de la mayor parte de ellas. Nada más lejos de la realidad. A lo largo de todo el Sistema Solar, junto a la flota en activo, existe una mucho mayor, una auténtica flota de sondas fantasmas, cuya actividad terminó, de forma prevista o imprevista, hace ya mucho tiempo, pero siguen ahí, viajando alrededor del Sol o, como es el caso de la protagonista principal de esta historia, de la Luna.
Ahora, sin embargo, sabemos que una nueva técnica de radar, desarrollada por científicos del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en Pasadena, California, permitió en 2016 localizar con éxito varias sondas orbitando la Luna una de ellas activa (LRO), lo que era relativamente sencillo, y otra inactiva desde 2009, la Chandrayaan-1, la primera más allá de la órbita terrestre de esta naciente potencia espacial, que dejó de funcionar meses después de su llegada, no antes de reunir una notable cantidad de información científica y demostrar que La India disponía de la tecnología necesaria para la exploración interplanetaria."Encontrar la LRO ha sido relativamente sencillo porque pudimos trabajar con los navegantes de la misión y teníamos datos precisos de la órbita en la que estaba", explica la especialista en radar Marina Brozovic en un comunicado del JPL."Encontrar la Chandrayaan-1 ha supuesto un trabajo más de detective porque el último contacto con ella se remonta a agosto de 2009".
Utilizando la antena de 70 metros de las instalaciones de la Goldstone Deep Space Communications de la NASA, en California, se envió un potente haz de microondas hacia la Luna, teniendo en cuenta las estimaciones realizadas queseñalaron que la Chandrayaan-1 debía encontrase aún en una órbita polar de 2 horas y 8 minutos de duración y a unos 200 Kilómetros por encima de la superficie, esperando, durante las 4 horas que duró la observación, que la pequeña sonda lo cruzara en algún momento. Y así lo hizo en dos ocasiones, generando un tenue eco que el radio telescopio Green Bank de Virginia Occidental pudo recoger. Un regreso desde el olvido. Y posteriormente se conseguirían nuevos detecciones, lo que permitió ajustar sus datos orbitales.
Evidentemente el objetivo de esta nueva técnica de seguimiento es mucho más práctica que la simple nostalgia de encontras sondas perdidas. Es el de ofrecer cobertura a las sondas en activo en órbita lunar, así como a futuras misiones tanto robóticas como tripuladas que un día pudieran desplegarse en ella. Con ella será posible ofrecer mejor información sobre posibles amenazas de colisión con objetos de pequeño tamaño ( la Chandrayaan-1 apenas mide 1.5 metros de diámetro paneles solares a un lado) o ayudar en las que puedan tener problemas de navegación o comunicación, y para cuyos equipos en tierra saber donde están exactamente podría ser una ayuda fundamental. Pero no deja de ser una hermosa historia, la del rencuentro con una sonda perdida que, aunque solo fuera a través de su tenue eco, pudimos ver de nuevo fugazmente.
Imagen generada por ordenador y que representa la ubicación de Chandrayaan-1 en el momento en que fue detectado por el radar de Goldstone el 2 de Julio de 2016. El círculo púrpura representa el ancho del haz de microondas enviado desde la Tierra, y el cuadro blanco en la esquina superior derecha muestra la fuerza del eco.
Imágenes de radar adquiridas de Chandrayaan-1 mientras volaba sobre el polo sur de La Luna, el 3 de julio de 2016.
New NASA Radar Technique Finds Lost Lunar Spacecraft
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