Las estrellas son fuente de luz, mientras que los agujeros negros son la personificación mismo de la oscuridad, la de un pozo gravitatorio aparentemente infinito del que nada puede escapar, ni tan solo esa misma luz. Nada parece estar más alejado que estos dos conceptos, aunque ambos estén relacionados al ser los segundos el final del viaje para las primeras de mayor masa. Y aún más incompatibles pueden parecernos una región o nebulosa con una activo proceso de formación estelar y un agujero negro masivo, como el que habita en el corazón de muchas galaxias. Pero el universo no busca satisfacer nuestro sentido común, ni tan solo parece mostrar el más mínimo interés en nuestra existencia, y lo que consideramos imposible puede dejar de serlo en cualquier momento.
Y nada podría parecernos más improbable que la idea de estrellas naciendo de un agujero negro. Pero así es. Observaciones realizadas por el VLT (Very Large Telescope) en las conocidas como IRAS F23128-5919, dos galaxias en proceso de colisión, han mostrado que en el interior de los colosales chorros de material que se originan cerca del agujero negro supermasivo central de una de ellas están naciendo estrellas, y no en pocas cantidades precisamente, puesto que se calcula que cada año lo hace el equivalente a 30 veces la masa del Sol.
Los agujeros negros masivos engullen materia, pero también calientan el gas circundante y lo expulsan de la galaxia anfitriona en forma de densos y potentes vientos. Es un fenómeno ampliamente conocido, y del cual se había especulado tiempo atrás que dentro de ellos podrían desarrollarse procesos de acreacción estelar, como ahora se acaba de demostrar. "Durante un tiempo los astrónomos han pensado que las condiciones que se dan en el interior de estos chorros podrían ser adecuadas para la formación de estrellas, pero nadie había podido ver este fenómeno en acción porque es algo muy difícil de observar", comenta Roberto Maiolino, de la Universidad de Cambridge y líder del equipo responsable de este descubrimiento."Nuestros resultados son emocionantes porque muestran, inequívocamente, que se crean estrellas dentro de estos chorros".
Gracias a los los dos instrumentos espectroscópicos utilizados, MUSE y X-shooter, se pudo identificar sin lugar a dudas la presencia de estas estrellas dentro de los chorros de materia, acotar una posible edad de unas pocas decenas de millones de años,yviajan a velocidades muy grandes, alejándose del centro de la galaxia, lógico si se trata de objetos atrapados en una rápida corriente de material en movimiento."Las estrellas que se forman en el viento que está cerca del centro de la galaxia podrían desacelerar e incluso volver hacia el interior, pero las estrellas que se forman en la zona más externa del flujo experimentan menos desaceleración y pueden incluso volar en grupo fuera de la galaxia", añade Helen Russell (del Instituto de Astronomía, Cambridge, Reino Unido), coautora de este estudio.
La confirmación de este tipo de nacimientos estelares podría arrojar nueva luz sobre cómo adquieren sus formas ciertas galaxias, cómo se enriquece el espacio intergaláctico con elementos pesados, e incluso de dónde puede provenir la radiación de fondo infrarroja en las bandas del infrarrojo cercano nunca comprobado de forma satisfactoria. Pero también nos muestra hasta que punto el Cosmos es un lugar extraño y sorprendente, donde debemos estar preparados para cualquier cosa, incluida la idea de las innumerables y luminosas hijas de la oscuridad.
Estrellas que nacen en los vientos de agujeros negros supermasivos
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