Visualizando los minúsculos cambios de brillo de TRAPPIST-1.
La noticia del descubrimiento de hasta 7 planetas de tamaño parecido al de la Tierra alrededor de una minúscula estrella enana roja, varios de ellos dentro de su zona habitable, fue sin lugar a dudas la gran noticia astronómica del año, por no decir de la década. Aunque ya habíamos descubierto varios miles de mundos en otras estrellas, la extraordinaria concentración de potenciales "Tierras" en una sola de ella, siendo además miembro de la categoría, y con diferencia, más abundante dentro de la población estelar de nuestra galaxia, representó un salto adelante de enormes proporciones. Hoy más que nunca podemos estar seguro de que la Vía Láctea rebosa de planetas, miles de millones de ellos, grandes y pequeños, gaseosos y sólidos, ardientes y fríos...las posibilidades son tan inmensas como el propio Universo.
Fue el resultado del trabajo combinado de diversos observatorios, terrestres y orbitales. Pero quedaba por conocer la visión del mejor cazador de exoplanetas que existe, como demuestra su amplio historial: El veterano y ya legendario telescopio espacial Kepler, que desde el 15 de diciembre de 2016 al 4 de marzo realizó una intensa campaña de observación de TRAPPIST-1, con el objetivo de ofrecer a la comunidad astronómica mundial un nuevo y enorme caudal de datos que permitan conocer de forma más profunda, por poco que sea, el sistema planetario que se esconde en su tenue luz.
Kepler se maneja en variaciones de brillo cuya insignificancia va más allá de lo que podemos imaginar, completamente inapreciables para el ojo humano, en objetivos que apenas ocupan unos píxeles en su campo de visión. Y lo que nos ofrece ahora de TRAPPSIT-1 es un ejemplo de ello. Y en el más extremos de los sentidos, ya que pese a su relativa cercanía, es una estrella muy tenue, apenas mayor que Júpiter y con una fracción del brillo solar. Pero pese a ello pudo captar los minúsculos cambios de brillo de la estrella, fruto del paso por delante de ella de su familia de planetas, que los astrónomos, utilizando complejos algoritmos de búsqueda para localizarlos, pueden medir de forma precisa.
¿Pero como sería observar TRAPPIST-1 con los "ojos" del Keper? Algo parecido a lo ahora publicado, una animación realizada a partir 60 mediciones de brillo del telescopio una vez por minuto durante una hora el 22 de febrero. La campaña completa abarcó 74 días, pero permite tener una idea de como trabaja Kepler y como son los datos que manejan los cazadores de mundos. Para ojos profanos esto puede parecer poco menos que nada, un simple mancha de apenas 11 píxeles cuadrados donde ni sus planetas ni la estrella en si misma son visibles. Solo es la luminosidad de esta última. Pero para especialistas en la caza de otros mundos es como un código que esconde valiosa información, de la cual se puede extrapolar no poca información.
Muy pronto llegarán nuevos colosos tecnológicos, como el telescopio espacial James Webb, que deberá lanzarse en 2018, que nos permitirán ir mucho más allá. De momento estos son nuestros límites. Puede parecer muy poco. Y en cierta forma así es, pero no hace más que engrandecer el extraordinario trabajo que hay detrás de cada descubrimiento, de cada nuevo mundo descubierto, al mismo tiempo que nos anuncia un futuro de posibilidades inconmensurables. Son solo unos píxeles de luz, pero representan el mayor de los sueños de la Humanidad.
La ubicación de TRAPPIST-1 en el campo de visión de la
nave espacial Kepler. La luz recogida de la estrella es visible en el centro de la imagen. No son directamente visibles los planetas que lo orbitan.
Los medios suelen, con sus titulares exagerados, generar confusión sobre estos temas. No hemos podido ver estos mundos directamente, ni sabemos como son realmente. Todo es deductivo a partir de las fluctuaciones de la luz estelar que estos provocan, que permitió deducir su tamaño y distancia a su estrella. A partir de ello se han generado innumerables representaciones, todas hermosas, pero todas simples posibilidades, no realidades. Tendremos que esperar algún tiempo más para ello.
Light From An Ultra-Cool Neighbor
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