A medida que la distancia se reduce y las imágenes van ganando en resolución, mostrando cada vez más detalles, el interés, ya considerable de inicio, no deja de crecer, y con ello, conociendo que afrontaremos un encuentro fugaz, en que la sonda deberá reunir tanta información e imágenes como sea posibles en el poco tiempo disponible en el momento culminante, es inevitable y hasta comprensible que de forma constante mucha gente plantee esta pregunta. Al fin y al cabo hoy día las sondas suelen entrar en órbita alrededor de su objetivo, dándoles todo el tiempo del mundo para estudiarlas en profundidad. Pero incluso así no deja de hacer nuevos descubrimientos hasta sus últimos días, dejando mucho otros por responder. Cassini, que nos sigue maravillando, es un ejemplo perfecto de ello.
Sin embargo la New Horizons nació envuelta en limitaciones presupuestarias, que ya habían tumbado propuestas más ambiciosas, y especialmente por la urgencia de llegar a Plutón lo antes posibles. Había pasado por su Perihelio en 1989, se estaba alejando de nuevo del Sol, y su tenue pero enigmática atmósfera, que tanto interés generaba (un mundo con atmósfera siempre será más interesante que uno sin ella) tarde o temprano, según los modelos disponibles, se colapsaría a medida que las temperaturas fueran descendiendo de nuevo. Era una carrera contrarreloj, y por ello se dio prioridad a la velocidad. Mejor llegar antes, aunque fuera por poco tiempo, que hacerlo mucho más tarde con una trayectoria que permitiera una captura orbital, cuando Plutón se hubiera "dormido" de nuevo.
Por ello, después de su lanzamiento desde Cabo Cañaveral el 19 de Enero de 2006, la sonda entró en una trayectoria de escape solar, a 16,26 kilómetros por segundo (58.536 km/h), estableciendo un nuevo récord como el vehículo lanzado a mayor velocidad desde La Tierra. El encuentro con Júpiter ofreció una posterior asistencia gravitatoria que la aumentó en otros 4 kilómetros/s (14.000 km/h). Con todo ello, una vez en el sistema de Plutón-Caronte, New Horizons lo cruzará a una velocidad de aproximadamente 13,8 km/s en relación con el planeta enano (49.680 km/h).
Esto, junto con la débil gravedad de Plutón (que es más pequeño que nuestra Luna), implica que la New Horizons tendría que reducir su velocidad en un 90% para ser capturada, lo que requeriría más de 1.000 veces la cantidad de combustible que esta sonda puede llevar. Algo tecnológicamente inviable. No tiene más remedio que hacer un sobrevuelo fugaz, tomando fotos y datos de forma febril antes de adentrarse en el Cinturón de Kuiper, posiblemente yendo al encuentro de alguno otro de sus habitantes. Un "premio de consolación" para muchos, la auténtica recompensa para algunos.
Podemos estar felices de asistir a este momento histórico, que muchos soñaron y nos dejaron sin haber podido verlo cumplido. Podría haber sido mejor, podemos imaginarnos a una Cassini "plutoniana" permaneciendo durante años en este pequeño pero complejo sistema de mundos, estudiándolo en detalle, observando sus cambios con el paso del tiempo, y afrontando los misterios que fuera desvelando con la tranquilidad de tener el tiempo necesario para profundizar en ellos. Pero siempre existe un abismo entre lo que queremos hacer y lo que al final es posible hacer. Y la New Horizons es, viendo las circunstancias, no era lo mejor imaginable, pero si lo mejor posible.
Una bala a través de la oscuridad. Así es la New Horizons, lo que le permitió alcanzar Plutón en "solo" nueve años, aunque eso también anula cualquier opción de captura.
La sonda cruzará el plano orbital de las lunas de Plutón en pocas horas, tiempo durante el cual deberá reunir tanta información como sea posible. No veremos otra sonda aproximarse a este pequeño mundo, al menos en un futuro imaginable.
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