La rotación de La Tierra se está frenando lentamente, y por ello es necesario añadirlos cada cierto tiempo, para compensar esta desviación. Así se explican en muchos medios que este 30 de Junio tenga oficialmente un segundo más de duración. No es totalmente falso, ya que ciertamente es este proceso natural el motivo último de tal maniobra, pero puede llevar a la errónea conclusión de que el día se está alargando tal espacio de tiempo, y además de forma acelerada, ya que estos "segundos añadidos" se llevan insertando de forma frecuente, varias decenas desde que se instauró en 1972. En realidad la rotación terrestre se frena, por acción de las mareas lunares, a razón de unos 2 milésimas de segundo por siglo, apenas un instante imperceptible no solo para una persona a lo largo de toda su vida, sino incluso abarcando toda la historia de la civilización humana. A no ser, claro está, de que dispongamos de los instrumentos adecuados para realizar mediciones tan precisas.
¿Y entonces cual es el motivo por el que se insertan estos segundos extra, si en realidad el día no se alarga ni mucho menos en tal proporción? Estrictamente hablando un día dura 86,400 segundos, de acuerdo con el estándar de tiempo que la gente usa en su vida diaria - Tiempo Universal Coordinado, o UTC -, también conocido como "tiempo atómico", ya que establece la duración del segundo a partir de las extremadamente precisas y predecibles transiciones electromagnéticas en los átomos de cesio. Tan fiable que el reloj de cesio tiene una precisión de un segundo en 1.400.000 años.
Sin embargo, el día solar medio - la duración media de un día, basado en el tiempo que tarda la Tierra para girar y el Sol en regresar el mismo punto del firmamento, es de de 86,400.002 segundos (y es aquí donde entra en juego esas 2 milésimas de segundo de pérdida real), algo que puede parecer insignificante, en realidad lo es, pero si esta pequeña discrepancia se repite todos los días durante un año entero, acabaría sumando casi un segundo. De ahí que sea necesario estos ajustes o segundos extras, casi anualmente, para hacer que ambos "relojes" estén de nuevo en sintonía. Se calcula que el día solar no dura 86,400 segundos desde 1820.
Casi, pero no siempre, ya que las cosas no son tan sencillas. Dejando de lado el efecto permanente de las mareas lunares, la longitud del día se ve influido transitoriamente por muchos otros factores: La variaciones climáticas estacionales, la dinámica del núcleo interno del planeta (durante períodos de tiempo largos), las variaciones en la atmósfera y los océanos, las aguas subterráneas, así como el hielo existen en los polos (en períodos de tiempo de meses a décadas). Variaciones atmosféricas debido a El Niño pueden causar, por ejemplo, que la rotación de la Tierra se frene 1 milisegundo.
Eso implica que la necesidad o no de añadirlos no es tan predecible como nos gustaría. A partir de 1972, cuando se implementaron por primera vez, hasta 1999, se han añadido segundos a un promedio de cerca de uno por año. Desde entonces, se han vuelto menos frecuentes. El de este 30 de junio será el cuarto que se añade desde 2000. Los científicos no saben exactamente por qué se han necesitado un menor número últimamente. A veces, los acontecimientos geológicos repentinas, tales como terremotos y erupciones volcánicas, pueden afectar a la rotación de la Tierra en el corto plazo, pero el panorama es más complejo. Nuestro planeta es como una peonza sujeta a infinidad de factores que influyen en su giro. Las mareas lunares es el más importante, claro está, pero detrás de el hay muchos otros quizás más transitorios, pero que dejan también su huella en el baile terrestre.
Es necesario por tanto monitorizar la rotación terrestre, para lo cual se una la técnica conocida como Very Long Baseline Interferometry (VLBI), en que se usan fuentes de radio astronómicas, como los quasars, para, midiendo el momento en que su señal llega a cada una de las estaciones distribuidas por todo el planeta para hacer los cálculos necesarios.
Por lo general, el "segundo extra" se inserta el 30 de Junio o el 31 de Diciembre. Normalmente, el reloj se movería desde las 23:59:59 a las 00:00:00 al día siguiente, pero este 30 de junio, UTC se moverá de 23:59:59 a 23:59:60, y luego a las 00:00:00 del 1 de Julio, aunque en la práctica muchos sistemas simplemente son apagados durante este segundo antes de reiniciar su actividad, ya que se considera más seguro que el añadido directo del 23:59:60, que en el pasado han sido todo un desafíos para algunos sistemas informáticos, generando algunos llamamientos a abandonar esta práctica por completo. Una de las razones es que, como hemos visto, no se puede anticipar con mucha antelación. La discusión sigue abierta.
Nada de esto tiene efectos prácticos en nuestra vida diaria, y solo aquellos que lo sepan y se fijen se darán cuenta de que hoy existirá un extraño segundo 60 antes de saltar al día siguiente. Un fantasmal instante en el tiempo fruto, en última instancia, de una rotación terrestre que se frena muy gradualmente, pero que como hemos visto, en realidad una discrepancia fruto nuestra propia forma de medir el tiempo y el valor de las unidades que utilizamos. Quizás sería hora de adaptarse a los nuevos tiempos de un mundo imperceptiblemente más lento que hace 100 años.
Bienvenidos al día en que existió un segundo 60 en la medianoche.
Las mareas que La Luna provoca en los océanos terrestres provocan, al entrar en fricción con el fondo marino, el lento proceso de frenado de la rotación de la Tierra, mientras que la energía perdida por ella la gana la Luna, lo que la aleja de nosotros unos 3 Centímetros al año. Este efecto era mayor en el pasado, cuando estaban mucho más cerca, y será más lenta en el futuro, a medida que la distancia aumente.
NASA Explains Why June 30 Will Get Extra Second
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