85 años y un mundo completamente diferente del que lo descubrió después nos aproximamos al momento del encuentro con Plutón
En 1930 el Sistema Solar, que había permanecido inalterable desde el siglo pasado, cuando Neptuno se convirtió en el que parecía el último gran planeta de la gran familia planetaria, se expandió de nuevo con el descubrimiento de un nuevo mundo aún más allá de este primero. Tremendamente tenue, solo su movimiento aparente con respecto a las estrellas de fondo permitió al estadounidense Clyde William Tombaugh, desde el Observatorio Lowell, detectarlo, al comparar unas placas fotográficas con otras. La primera de ellas es la que podemos ver aquí, todo una reliquia dentro de la historia de la astronomía.
Inicialmente identificado con el hipotético planeta X, planteado por algunos astrónomos para explicar las irregularidades de las órbitas de Urano y Neptuno, incluso presentado por la prensa como un planeta "del tamaño de la Tierra", pronto nuevos datos redujeron su tamaño rápidamente, además de mostrar una órbita extraña, elíptica, casi como si fuera algo diferente a todos los demás planetas, un cuerpo ajeno en un reino por lo demás relativamente ordenado. Plutón, como así sería llamado en referencia al dios del inframundo de la mitología romana, permanecería a pesar de todo como planeta de pleno derecho durante décadas, perdido en las profundidades, envuelto por el misterio que otorga la lejanía y que le permitió, y sigue haciéndolo, ser a los ojos de la Humanidad quizás más de lo que se merecería en realidad.
O quizás no. La imagen inferior corresponde a una toma realizada y enviada recientemente por la New Horizons a la Tierra. En ella Plutón, incluso vistas tan cual y sin haber aplicado en ella todas las técnicas visuales que permite extraer información y realzar detalles de lo contrario aún invisibles, comienza ya a mostrar detalles superficiales. En ese momento aún quedaban 45 millones de Kilómetros y casi 40 días de viaje. Y sabemos ya, gracias a las fotografías tratadas, que es un lugar sorprendentemente complejo, mucho más de lo que de un mundo tan pequeño, menos que nuestra Luna, podríamos imaginar.
85 años separan estas dos imágenes. La primera, tomada en una época que ni podía soñar en viajar al espacio, nos mostraba un lugar inalcanzable, una meta imposible, que solo podíamos visitar con la imaginación. La segunda de una época donde hemos visitado ya todos los grandes planetas del Sistema Solar, y una pequeña enviada robótica, llamada de forma más que acertada New Horizons, está a menos de 6 semanas de alcanzarlo. Son dos imágenes de un mismo lugar, pero tomadas desde mundo completamente diferentes, cercanas en el tiempo pero en muchos aspectos, desde tecnológico hasta sociales, separados por un abismo que hoy nos parece infinito. Reflejos del hoy y del ayer, de como fuimos y como somos, proyectados en el rostro de Plutón.
Plutón y Caronte en la distancia, pero ya lo suficientemente cerca para apreciar detalles de este primero incluso sin aplicar ningún tipo de filtro o mejora.
New Horizons LORRI Image
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