El eclipse de Luna del pasado 8 de Octubre, desde la órbita de Mercurio.
La sonda MESSENGER está viviendo sus últimos 5 meses de vida, el tiempo que queda antes del agotamiento completo de sus reservas de combustible, que alimentan sus impulsores y le permite corregir cada cierto tiempo su órbita, extremadamente elíptica y cuyo Periastro (el punto más cercano) va descendiendo con el tiempo, ya que necesita ocasionales encendidos de estos para corregir esta deriva. Sin ellos terminará estrellándose en la superficie del planeta. Es su destino inevitable, y por ello su equipo de tierra está exprimiendo al máximo estos últimos momentos, dado que hasta la llegada de la sonda europea BepiColombo, a principios de la próxima década, no tendremos ya la posibilidad de estudiarlo nuevamente de cerca y de forma tan amplia.
Y uno de sus últimos regalos para la Humanidad, y que permanecerá como una de sus secuencias más emblemáticas de su misión más allá de su final, nos lo ofreció el pasado 8 de Octubre, cuando dirigió su mirada hacia La Tierra en el momento en que La Luna se sumergía en su sombra, dando origen al reciente eclipse lunar observando en el continente americano y toda el área del Pacífico. Mientras miles de aficionados inmortalizaban en fotografías como nuestro satélite se oscurecía y adquiría el color rojizo típico de este fenómeno, desde 107 millones de Kilómetros, MESSENGER hacia la propio, en una serie de imágenes tomadas entre las 9:18 y 10:18 UTC que permitió verla desaparecer en la oscuridad, como si mágicamente se hubiera desvanecido en la nada.
Bajo el punto de vista de sistema óptico de esta sonda nuestro planeta mide cinco píxeles y La Luna uno, y en ese momento estaban separadas
por una distancia de 40 píxeles. Además esta última es mucho más oscura que la primera. Por tanto fue necesario ampliar la escena un
factor de dos y el brillo lunar 25 veces para que su
desaparición se pudiera apreciar más claramente. El resultado final no puede ser más espectacular, pero aún más importante, nos ofrece una perspectiva de nuestra posición en el Universo, de como formamos parte de algo mucho mayor que nosotros mismos. Posiblemente la más importante y transcendental aportación de la exploración espacial.
La posición de MESSENGER en el momento en que se tomaron estas fotografías. La Tierra se observa aquí como un pequeño punto azulado casi en el límite derecho de la imagen.
Al mismo tiempo que MESSENGER miraba hacia La Tierra, inumerables aficionado captaban en todo su esplendor el eclipse lunar. El mismo fenómeno visto desde 107 millones de Kilómetros de diferencia.
Esta sonda llevó nuestro conocimiento sobre el planeta más cercano al Sol a otro nivel, después de los interesantes pero fugaces encuentros de la Mariner 10.
From Mercury orbit, MESSENGER watches a lunar eclipse
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