Europa Clipper opta por la energía solar.
Sigue siendo una misión en "Stand by", a la espera de una decisión de la NASA sobre si finalmente da el salto definitivo hacia el mundo real o se queda, como muchos otros proyectos, solo como un diseño teórico sobre el papel. Existe un más que notable interés en ella, recibe fuertes presiones para que finalmente se construya, pero al mismo tiempo afronta obstáculos en su financiación, frutos de los últimos recortes sufridos en los presupuestos asignados a la exploración planetaria, que obliga a la Agencia espacial norteamericana a una serie de equilibrios no siempre fáciles de superar, al igual que sus diseñadores, buscando siempre, dentro de una sonda que no podrá ser tan ambiciosa como se quería en un principio, la forma de lograr reducir la inversión necesario sin perder capacidad de hacer ciencia.
Así es el duro camino de Europa Clipper, la sonda de la NASA destinada, como su propio nombre indica, a la luna Europa de Júpiter, objetivo prioritario para muchos astrobiólogos. Pero mientras se sigue esperando una decisión definitiva el trabajo de diseño continúa, así como las decisiones que poco a poco le van dando forma. Y la última de ellas
fue anunciada por el jefe del proyecto, Thomas Magner, del Johns Hopkins University Applied Physics Laboratory en Laurel, Maryland: A pesar de la gran distancia y la limitada cantidad de luz disponible, será una sonda que funcione con energía solar, provista de unos grandes paneles solares que son, según Magner, técnicamente viables y más baratos que utilizar RTG (radioisotope thermoelectric generator). Importante esto último si se tiene en cuenta que se está luchando por cada Dolar con una administración de la Casa Blanca poco interesada en el proyecto.
Aunque lejos del Sol, y por tanto recibiendo una pequeña fracción de la luz que llega a La Tierra (alrededor del 4%), la tecnología actual de paneles solares es capaz de funcionar en Júpiter, eso si, con unas dimensiones mucho mayores para compensar esta diferencia. Así es el caso de la sonda Juno, actualmente de camino al gigante joviano, y que está equipada con tres enormes paneles de 2.7 x 8.9 Metros cada uno, y partiendo de los cuales el equipo de Magner hizo las pruebas para comprobar su viabilidad, exponiéndolos a una gama más amplia de temperaturas para reflejar la diferente trayectoria que la Europa Clipper seguiría en su viaje a Júpiter, así como a fuertes dosis de radiación. Igualmente se comprobó si estos grandes paneles solares, de 50 metros cuadrados de superficie, podrían afectar negativamente a la actividad de los instrumentos científicos de la sonda. Los resultados, por lo que parece, fueron positivos.
Una Europa Clipper con energía solar sería menos cara que uno que utiliza un RTG, explicó Magner, dijo, aunque no cuantificó la diferencia de costes. Igualmente se eliminaría la necesidad de la declaración de impacto ambiental y la aprobación de de la Office of Science and Technology Policy. Aún más importante, permitiría ahorrarse el tener que gastar parte de las ahora mismo limitadas reservas de Plutonio-238, el isótopo utilizado en los RTGs, y reservarlas para otras potenciales misiones.
Si la NASA decide dar luz verde a esta misión, se abrirían dos posibles opciones: Utilizar el ya conocido cohete lanzadera Atlas 5, la sonda despegaría a mediados de 2022 y, tras una serie de asistencias gravitatorias con Venus y de La Tierra, llegaría a Júpiter a principios de 2030.
Una opción alternativa sería utilizar el actualmente en desarrollo gigantesco SLS, que permitiría, despegando en las mismas fechas, llegar con un vuelo directo de menos de 3 años de duración. Aunque esta última es poco probable, ofrecería un primer objetivo a un colosal cohete que ahora mismo carece de ellos, al menos claramente definidos.
Ahora solo queda esperar la decisión final de la NASA, que Magner y su equipo esperan con cierto optimismo para finales de este año. De cumplirse estos buenos deseos la Europa Clipper se uniría a la europea JUICE (Jupiter Icy Moon Explorer), ya confirmada, en su viaje hacia el reino joviano, impulsada por un Sol lejano pero aún suficientemente intenso para darle la fuerza necesaria para afrontar esta maravillosa aventura.
Europa Clipper no entraría en órbita alrededor de Europa, ya que la intensa radiación por la que se desplaza podría ser peligrosa para la sonda, haciendo en su lugar una serie de sobrevuelos (como Cassini actualmente en Saturno) limitando así el tiempo durante el cual tenga que soportar esta duro ambiente. Su objetivo sería explorar con radar el interior de esta luna, detallando con ella su estructura interna y el océano que se supone que existe en ella.
El océano interior de Europa, así como la posible presencia de masas de agua cerca de la superficie, es el motivo por el cual esta luna es tan deseada por los astrobiólogos.
Europa Clipper Opts for Solar Power over Nuclear
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