El telescopio espacial Kepler inicia su segunda vida como buscador de exoplanetas.
Allí donde falla la tecnología el ingenio humano puede dar el último empujón para escapar de lo que en principio parecia ser un callejón sin salida. Cuando un vehículo situado en el espacio profundo sufre una avería importante nadie puede ir hasta el para realizar manualmente las reparaciones necesarias, lo que suele implicar el final de su misión...a no ser que el equipo de tierra que se encarga de operarlo sea capaces de imaginar un sistema para superar esa situación desde la distancia. No es sencillo pero en ocasiones estos nos sorprenden, demostrando que además de sus títulos académicos y conocimientos técncios estamos ante personas dispuestas a ir más allá de lo planes originales utilizando uno de los mayor recurso de la mente humana, la capacidad de improvisar.
Kepler, el hasta ahora más efectivos cazador de planetas, puso el año pasado punto final a su búsqueda de exoplanetas al perder la segunda de sus cuatro ruedas de reacción (que permiten a un ingenio espacial ajustar su orientación sin gasto de combustible, vitales pero con una molesta tendencia a fallar), ya que sin ella era ya incapaz de apuntar hacia su campo de visión, centrado en la la constelación del Cisne, ya que su método, que utiliza las mínimas variaciones de luminosidad que vemos en una estrella cuando un planeta pasa por delante de ella desde el punto de vista de La Tierra, necesitava una precisión que ya no era capaz de ofrecer.
El telescopio en si mismo seguía plenamente operativo, por lo que era realmente una lástima tener que abandonarlo. Y es ahí cuando la imaginación del equipo de tierra comenzó a dar forma a "K2", un plan realmente imaginativo que permitiría recuperar a Kepler, y que fué aprovado por la 2014 Senior Review de la NASA, dotándole de fondos para reiniciar las operaciones, algo que debe empezar este próximo 30 de Mayo. El cazador está de regreso.
K2 utiliza la ligera presión que la luz solar ejerce sobre el telescopio espacial para compensar en parte la ausencia de la segunda rueda de reacción, balanceándolo contra ella. Esto le ofrece la estabilidad suficiente para poder seguir monitoreando estrellas lejanas en busca de las ligeras fluctuaciones en su luminosidad que puedan delatar la presencia de explanetas, aunque en este caso ya no mirando siempre hacia la misma zona exacta de la Bóveda Celeste, para lo cual posiblemente ya no tiene la capacidad, sino centrándose en porciónes concretas del firmamento en campañas de unos 75 día de duración, para posteriormente cambiar su orientación para centrarse en otra, evitando así que la luz solar entre en la lente principal.
De está forma tan imaginativa y curiosa el telescopio Kepler, cuya vida útil parecía haber llegado a un final algo prematuro (aunque acumulando ya tantas observaciones que los astrónomos tienen por delante años de análisis y descubrimientos incluso en el peor de los casos) "renace" de nuevo como el gran cazador de exoplanetas que tanto revolucionó nuestra visión del Universo hasta la fecha y que seguirá haciendolo en el futuro. Con el impulso de la tecnología, de la luz, pero sobretodo con el de la imaginación de aquellos que nunca se rinden ante los obstáculos.
K2, utilizando la presión de la luz solar para orientar a Kepler.
Antes del fallo de las ruedas de reacción Kepler mantenía su mirada fija en una zona concreta del firmamento, en la constelación del Cisne, monitorizando alrededor de 150.000 estrellas. A partir de ahora, en su nueva misión K2, irá cambiando cada 75 días a medida que vaya girando alrededor del Sol.
Esta presión es la misma que utilizan las Velas Solares, quizás el futuro de la exploración interplanetaria, para desplazarse, de forma parecida a como los barcos de vela sacaban partido a los vientos oceánicos. Aunque extremadamente tenue esta es constante y se va acumulando con el tiempo, por lo que estos ingenios podrían alcanzar velocidades muy superiores a los sondas "convencionales".
Kepler Mission Manager Update: K2 Has Been Approved!
Una nueva misión para Kepler
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