jueves, octubre 31, 2013

Historias de un mundo ardiente

Kepler-78b, un desafío las actuales teorías sobre la formación planetaria.

¿Que aspecto podría tener La Tierra, cuando el Sol, en plena expansión hacia el estado de Gigante Roja y cubriendo la mayor parte de la Bóveda Celeste, convierta la superficie del planeta en un mar de magma ardiente? La respuesta la podemos encontrar a 400 años-luz, en una estrella menos masiva y brillante que la nuestra, donde un nuevo exoplaneta, recién descubierto analizando los datos del telescopio espacial Kepler, vive en un permanente mar de fuego, separado de esta última por apenas 1.5 millones de Kilómetros. La misma distancia que el cometa ISON cuando llegue el momento de hacer frente al terrible resplandor solar, con la diferencia de que este último solo deberá soportarlo durante unas horas, mientras que este planeta infernal lo vive de forma permanente, convertido en un inmenso océano de mágma.

Conocido ahora como Kepler-78b,  se le calcula un diámetro equivalente a 1,2 veces el terrestre y 1,7 veces su masa. Como resultado de ello, los astrónomos creen que tiene una densidad similar a la de LaTierra, lo que sugiere una composición similar, de hierro y roca. Hasta ahora se habían detectado exoplanetas con diámetros terrestres (a partir de la luz que bloqueaba al pasar por delante de su Sol visto desde nuestro planeta) o masas terrestres (a partir del desplazamiento que causaba en ella con su tirón gravitatorio), pero este es el primer caso en que se consigue medir con precisión ambos factores, lo que permitió a los científicos pueden calcular la densidad y determinar, por ello, ante que tipo de planeta nos encontrábamos. En esto es parecido a nuestro planeta, aunque las semejanzas terminan aquí. Es un mundo ardiente. Literalmente. 3000º C en su lado diurno no lo hacen un lugar acogedor.

Y todo un desafío para las actuales teorías planetarias: No puede haberse formado tan cerca de su estrella, pero tampoco debería haber sido capaz de migrar hasta su posición actual, ya que los modelos sobre este tipo de desplazamientos orbitales indican que debería haber acabar engullida por ésta, puesto que la estrella joven era mayor de lo que es hoy día. "Este es un planeta que no debería existir", explica el astrónomo David Latham, del Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics (CfA). "Simplemente no sabemos cuál es su origen", añade Andrew Howard, de la University of Hawaii at Manoa’s Institute for Astronomy. Un misterio que nos recuerda que hemos avanzado mucho pero que nos queda muchísimo más por recorrer antes de comprender de forma definitiva los mecanismos que se esconde detrás del nacimiento de nuevos mundos.

Pero nada puede moverse tan al filo de abismo sin terminar precipitándose hacia el olvido, por lo que Kepler-78b es un planeta condenado. Las mareas gravitacionales lo irán arrastrando aún más cerca de su estrella, hasta que estas lo terminen destrozando por completo, algo que los teóricos predicen que ocurrirá dentro de los 3.000 millones de años. ¿Tuvo nuestro Sistema Solar un planeta parecido, desvanecido hace tiempo? El descubrimiento de una nueva familia de planetas rocosos muy cerca de sus respectivas estrellas, del que Kepler-78b forma parte y como el sin explicación, hace que no sea en absoluto imposible, aunque posiblemente nunca lo podremos saber realmente.

Un planeta imposible, un reino de lava, una imágen de lo que podría ser La Tierra en un futuro muy lejano y un desafío para todo lo que creemos saber ellos. Son las historias de un reino ardiente.


La posición de Kepler 78b con respecto a su estrella. Como llegó tan cerca de ella sigue siendo un misterio por resolver.


Una comparación entre La Tierra y Kepler 78b. Mundos semejantes con destinos completamente opuestos.

Un día en un futuro lejano, cuando el paso del Sol de su actual fase tranquila a la de Gigante Roja, La Tierra termine siendo un lugar no muy diferente a Kepler 78b.

Scientists Discover the First Earth-size Rocky Planet

Rocky Earth-sized World is a ‘Sungrazing’ Exoplanet

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