domingo, mayo 31, 2020

El regreso del gigante norteamericano

Lanzado con éxito la primera nave tripulada de Space X.

Estados Unidos está de regreso a la primera línea de la carrera espacial. En 2011 los Transbordadores Espaciales fueron retirados y la NASA se quedó sin capacidad para enviar astronautas a la órbita terrestre, dependiendo a partir de aquel momento de Rusia y sus Soyuz, pagando generosamente para "alquilar" espacio en ellas. Una situación incómoda dado que las relaciones entre ambas potencias no son del todo cordiales, para decirlo de forma suave, pero inevitable dada la desastrosa planificación norteamericana, que abandonó un sistema de transporte sin tener un remplazo listo o tan siquiera planificado claramente.

Desde entonces, y durante nueve años de travesía por el desierto, los EEUU buscaron ansiosamente recuperar su independencia espacial, aunque los golpes de timón en sus políticas les llevaron a un callejón sin salida, tanto por cancelaciones como por afrontar proyectos quizás demasiado costosos y complejos que nunca llegan a su final. Pese a ello poco a poco se estaba avanzando. Demasiado lentamente para la dinámica y emergente Space X, que decidió aceptar el reto de construir su propia nave tripulada. Y como suele ocurrir con la compañía de Elon Muks.

Este pasado 30 de Mayo se abrió una nueva página en la historia espacial. Y es que ese día despegaba la misión Demo-2, la primera prueba de una Dragon tripulada (conocida como Endeavour) con ocupantes reales, los astronautas Bob Behnken y Doug Hurley. Un vuelo que se desarrolló perfectamente, cumpliéndose todas las etapas como un reloj bien engrasado. 19 horas después la Dragon sea acoplaba suavemente en la ISS, y las tripulaciones de ambas pudieron reunirse varias horas después, una vez completados todos los pasos necesarios por seguridad.

Aunque, como su nombre indica, esta misión sigue formado parte de la fase de pruebas, y tanto en el viaje de ida como en su retorno, que se hará de forma autónoma con sus dos tripulantes a bordo, se están realizando ensayos para testear las capacidades de la Dragon, lo cierto es que este vuelo pone punto final a la tremenda anomalía que representaba ver a la primera potencia espacial del planeta sin capacidad propia para enviar misiones tripuladas, aunque sea de la mano de una empresa privada, algo que, por otra parte, encaja muy bien su idiosincrasia.

Las aguas regresan así a su cauce, y ahora solo quedará ver como la NASA sacará partido a esta recuperada capacidad espacial, que además se verá aún más aumentada cuando ponga en servicio a su propia nave tripulada, la Orion.

El inicio de una nueva era.

De derecha a izquierda, el presidente Donald Trump, el vicepresidente Mike Pence y la esposa de este último, Karen Pence, presenciando el lanzamiento.
Una visita por la Dragon Endeavour.
Llegada a la ISS.
Encuentro entre las dos tripulaciones.

Una Crew Dragon transporta dos astronautas a la Estación Espacial

viernes, mayo 29, 2020

De SOFIA a Plutón

Los datos del observatorio aéreo de la NASA nos ofrece nuevas pistas sobre su misteriosa atmósfera.

En 2015 la New Horizons hizo historia al sobrevolar Plutón, en tiempos pasados el límite conocido del Sistema Solar. Y fue así no solo por alcanzar ese pequeño mundo, sino porque lo que ahí encontró superó todo lo soñado incluso por las más optimistas previsiones. Quienes esperaba un lugar aburrido y congelado en el tiempo se llevaron una sorpresa, ya que era todo lo contrario. Y si así ocurría aquí, quien sabe lo que puede ocurrir en los cientos de mundos que habitan en el Cinturón de Kuiper.

De todo lo visto, quizás lo que más nos llamó la atención fue su atmósfera, muy tenue pero inesperadamente completa, con numerosas capas de bruma y con un tono azulado que nos hizo pensar en nuestro hogar. La sonda trabajó al máximo en las pocas horas de las que dispuso para estudiarla, pero lo cierto es que quedaron muchas preguntas por responder. ¿Cómo se forman esas brumas? Son transitorias o permanentes? Que impulsa esa increíble complejidad en un lugar situado a más de 6.000 millones de Kilómetros del Sol? Solo queda esperar que algún día otra sonda, con más equipo y tiempo pueda coger el testigo, pero mientras tanto debemos confiar en los medios que disponemos en la Tierra.

Uno de ellos es SOFIA (Stratospheric Observatory for Infrared Astronomy), un observatorio astronómico montado en un Boing 747 modificado, y que en 2015, casi en conjunción con la New Horizons, aprovechó el momento fugaz en que el planeta enano ocultó una brillante estrella visto desde la Tierra para perseguir esa sombra y extraer datos sobre la atmósfera "plutoniana". Fue una conjunción extraordinario que permitió combinar información llegada desde puntos tan diferentes, en la distancia y desde sus cercanías.

Desde entonces no han dejado de ser estudiados, intentando extraer toda la información posible. La exploración de Plutón dista de estar concluida, y es precisamente lo que observó SOFIA el que ahora nos ofrece nuevas pistas. Entre ellas que la neblina que lo envuelve está hecha de partículas muy pequeñas (una milésima parte del grosor de un pelo humano) que permanecen en la atmósfera durante períodos prolongados de tiempo en lugar de caer inmediatamente a la superficie y que dichas partículas se siguen reponiendo activamente, mediante un mecanismo aún desconocido.

Esto obligará a revisar las tradicionales ideas sobre el destino de la atmósfera de Plutón a medida que se aleja del Sol en su órbita elíptica, y que imaginaba que con el tiempo dicha atmósfera se colapsaría esperando tiempos más cálidos. De hecho la New Horizons se lanzó tan rápidamente como fue posible para que llegara antes del colapso, pero puede ser que fuera innecesario, y en realidad solo cambiara a un patrón cíclico más corto. "Plutón es un objeto misterioso que nos sorprende constantemente", explica Michael Person, autor principal del artículo y director del Observatorio Astrofísico Wallace del Instituto de Tecnología de Massachusetts."Hubo indicios en observaciones remotas anteriores de que podría haber neblina, pero no hubo pruebas sólidas para confirmar que realmente existió hasta que los datos vinieron de SOFIA. Ahora nos preguntamos si la atmósfera se derrumbará en los próximos años... puede ser más resistente de lo que pensábamos".

Han pasado 5 años desde ese encuentro ya legendario, y ese gélido mundo sigue sorprendiéndonos. Ojala algún día podamos regresar.

Persiguiendo la sombra de Plutón.

Fue un encuentro corto pero de una intensidad increíble, con la sonda cortando sus comunicaciones con la Tierra para poder centrar su actividad por completo en el estudio del planeta y sus lunas.

SOFIA Finds Clues Hidden in Pluto’s Haze

martes, mayo 26, 2020

Ojos en el infinito

Recorriendo nuestra galaxia como nunca lo habíamos hecho.

La misión Gaia nació con el ánimo de revolucionar lo que sabemos de nuestro hogar galáctico, levantando el mayor y más preciso mapa jamás creado de la Vía Láctea, no solo marcando la distancia de más de mil millón es de estrellas, sino también situándola en un espacio en tres dimensiones, marcando su trayectoria y estimando tanto su brillo como su color. Un libro galáctico que permite a los astrónomos proyectar una imagen no solo del presente, sino del pasado y el futuro.

Es imposible mostrar en una secuencia la inmensidad de lo logrado, ya que literalmente hay varios miles de millones de estrellas, cada una de forma individual. Entender tales magnitudes solo está en manos de los astrónomos, que estudian partes concretas con todas las técnicas disponibles, extrayendo información que permite dar forma a no pocos estudios presentados hasta ahora. Para los simples "mortales", sin embargo, siempre queda la posibilidad de disfrutar de un viaje general de un extremos a otro de la galaxia. Esto es lo que nos ofrece ahora un nuevo vídeo de la Agencia Espacial Europea.

Con un total de 1.700 millones de estrellas de la segunda publicación de datos, nos adentramos aquí en la Bóveda Celeste observada por Gaia entre Julio de 2014 y Mayo de 2016. Podemos observar las zonas más densamente pobladas, teñidas de un tono blanquecino, especialmente el centro galáctico, así como muchos cúmulos globulares abiertos y las dos Nubes de Magallanes, galaxias satélite de la nuestra y cuyas estructuras se revelan aquí con un detalle increíble. Todo el conjunto se completa con inmensas nubes de gas y polvo, que se ven aquí como formaciones oscuras recortándose sobre el resplandor de las estrellas situadas por detrás de ellas.

Muchos soñabas con lo que Gaia podría ofrecernos, y ciertamente cumplió ampliamente las expectativas. Ante nosotros la inmensidad de la Vía Láctea, casi una visualización de lo infinito, nunca se desplegó con semejante esplendor.

La Vía Láctea en todo su esplendor. Solo tenéis que abrir la imagen y asombraros con la inmensidad.

Un ejemplo del infinito. Cada punto de luz es una estrella, muchas quizás con sus propios planetas.

Gaia’s sky in colour

jueves, mayo 21, 2020

El resplandor de la Hélade

Un repaso a algunos de los conocimientos astronómicos más asombrosos de la antigua Grecia.

Se la considera como la cuna de la civilización occidental, y ciertamente no falta razón para ello. Fue un mundo donde siempre, excepto en casos de una amenaza global externa, se impuso la división, la guerra y la incomprensión mutua, a pesar de compartir lengua, historia y religión. Pero quizás por ese mismo ambiente tan hostil y la necesidad de aislarse de tanta miseria poniendo la mente en cotas más elevadas, fue también tierra de algunas de las mentes más brillantes de la historia, que si bien lejos de acertar en todo o ser perfectos, lograron en ocasiones acercarse a la verdad hasta extremos que nos siguen asombrado.

Quizás el gran drama de todo ello es que sus ideas no fueran aceptadas en su época, quedando solo como extraños conceptos que debieron esperar varios milenios en el casi olvido para resurgir de nuevo. Cuanto tiempo perdido, ciertamente. Y en honor a esos logros, aunque la historia en ese momento no les diera la atención que se merece, veamos los más destacados.

1) El Sol como centro: Aristarco de Samos (310 a. C. a 230 a. C.) argumentó que el Sol era el "fuego central" del cosmos y colocó todos los planetas conocidos en el orden correcto a su alrededor. Es la más antigua versión de la teoría heliocéntrica conocida. Desafortunadamente el texto original se ha perdido en la historia, por lo que no podemos saber con certeza cómo llegó a estas extraordinarias conclusiones.

2) El tamaño de La Luna: Uno de los libros de Aristarco que sobrevivió hasta nuestros tiempos trataba sobre los tamaños y distancias planetarias. En este presentaba los primeros intentos de cálculo conocidos de los tamaños relativos y las distancias al Sol y la Luna, y asumía que este primero esta estaba más lejos a partir de los eclipses solares. Además, en el instante en que la Luna está en el primer o tercer cuarto, Aristarco razonó que junto con Sol, la Tierra formarían un triángulo rectángulo.

Aristarco usó los cálculos geométricos de Pitágoras para estimar que la distancia al Sol era entre 18 y 20 veces la distancia a la Luna, y que este última tenía aproximadamente un tercio del de la Tierra. Mientras se quedó corto en el primer caso (que llega a los 390), en el caso de la segunda se aproximo asombrosamente a la realidad.

3) La circunferencia de la Tierra: Aunque parezca un concepto relativamente moderno, que nuestro mundo es una esfera es algo de lo que se hablaba hace varios miles de años, aunque fuera algo que no fuera aceptado en general. Pitágoras es considerado como el primer defensor de una Tierra esférica, pero sería Eratóstenes en que daría cifras, a partir de cálculos hechos basándose en medir las diferentes longitudes de las sombras proyectadas por postes colocados verticalmente en el suelo, durante el mediodía en el solsticio de verano, en diferentes latitudes. El llegó a la conclusión de que nuestro planeta tenía una circunferencia de unos 40.000 Kilómetros, cerca, muy cerca de la realidad.

Más tarde, otro científico griego llamado Posidonio (135BC a 51BC) usó un método ligeramente diferente y llegó a casi exactamente la misma respuesta. Habitante de la isla de Rodas durante gran parte de su vida, allí observó que la brillante estrella Canopus se situaba muy cerca del horizonte. Sin embargo, cuando se desplazaba a Alejandría, en Egipto, vio que esta ascendía a unos 7.5 grados. Dado que 7.5 grados es 1/48 de un círculo, multiplicó la distancia de Rodas a Alejandría por 48, y llegó a un valor también de aproximadamente 40.000 km.

4) La primera calculadora astronómica: El mecanismo de Antikitera es quizás uno de los ingenios más asombrosos que ha llegado hasta nosotros, fascinante incluso aunque lo hiciera solo en forma de algunos fragmentos.

Estudiada en profundidad, tenemos una idea más o menos una idea clara de como era en sus buenos tiempos. Era una caja que alberga docenas de ruedas dentadas de bronce finamente mecanizadas. Cuando se giraba manualmente mediante un mango, los engranajes movían discos en el exterior que mostraban las fases de la Luna, el momento de los eclipses lunares y las posiciones de los cinco planetas conocidos (Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno) en diferentes épocas del año. Esto incluso explicaba su movimiento retrógrado, un cambio ilusorio en el movimiento de los planetas a través del cielo.

No sabemos quién lo construyó, pero data de algún momento entre los siglos III y I a. C., e incluso puede haber sido obra de Arquímedes. La tecnología que poseían sus engranajes tenía una sofisticación que no se volvió a ver en mil años.

5) Hemisferio Sur: El historiador Heródoto afirmó que África estaba rodeada casi por completo por mar, algo que iba mucho más allá del conocimiento general que existía en la Grecia de entonces. Sus afirmaciones se basaban en la historia de los marineros fenicios que fueron enviados por Neco II de Egipto (alrededor de 600 a. C.), para navegar alrededor de África continental, en el sentido de las agujas del reloj, comenzando en el Mar Rojo.

Era esa historia real? Un hecho astronómico parece confirmarlo, ya que según recoge el propio Heródoto al superar el extremo sur de África, y siguiendo un curso hacia el oeste, los marineros observaron que el Sol estaba en su lado derecho, sobre el horizonte norte, algo que solo pudo ocurrir si superaron el ecuador y se adentraron en el Hemisferio Sur. Una observación que para la gente de la época no tenía sentido alguno, y motivo por lo cual existían tantas dudas sobre su veracidad. Solo algunas mentes despiertas, adelantadas a su tiempo, quizás entendieron lo que había ocurrido.

Así fue la antigua Grecia, o la Hélade, como lo denominaba ellos. Un crisol de conflictos, luchas y atomización política, pero también capaz de generar mentes prodigiosas que ojalá hubieran sido escuchadas en su tiempo.

Una reproducción del siglo X de un diagrama de Aristarco que muestra parte de la geometría que utilizó en sus cálculos.

El mecanismo de Antikitera, 1000 años avanzada a su tiempo.

La "Ecúmene", el mundo conocido según Heródoto. Que lo que llamamos Africa estuviera rodeada por el océano era algo que el autor griego solo sabía a partir de la historia de los exploradores enviados por Neco II, puesta en duda en su época por su narración del Sol saliendo por la derecha, pero que es quizás la mayor prueba de su realidad.

La antigua Grecia y los griegos, o Hélade y helenos, como se llamaban a si mismos. Un mundo atomizado, lleno de conflictos, pero quizás eso mismo un crisol de sabiduría.

Four amazing astronomical discoveries from ancient Greece 

martes, mayo 19, 2020

En el corazón de los colosos

Una mirada al interior de estas máquinas.

Están con nosotros desde el inicio de la carrera espacial, y 70 años después siguen siendo el pilar central y único de todo el esfuerzo para ir más allá de la atmósfera terrestre. Y seguirá siéndolo durante mucho tiempo, ya que aún no somos capaces de imaginar opciones alternativas que resulten plausibles, de ahí que con las evidentes mejorar al ritmo de la evolución tecnológica, seguimos tal y como empezamos. Quizás en un futuro cambie, aparezca una alternativa, pero ahora mismo no parece existir otro camino.

Verlos despegar es sin duda uno de los mayores espectáculos que existen. Envueltos en un manto de humo y luz, se elevan hacia el espacio en medio de un estruendo sin igual, haciendo temblar tanto el cielo como la tierra. Pero que ocurre en el interior de estas máquinas, como se distribuye el combustible que los alimenta? El YouTuber Hazegrayart, que se especializa precisamente en todo tipo de cohetes y sistemas de viaje espacial, nos regala ahora una increíble visión del corazón de estos monstruos.

Centrándose en el Saturno V, el Space Shutle, el Falcon Heavy y el futuro SLS, y con los diversos tipos de combustible indicados en diferentes colores (Rojo para el keroseno, azul para el Hidrógeno líquido y el amarillo para el Oxígeno líquido), podemos asistir como estos se distribuyen y consumen desde el despegue hasta alcanzar la órbita terrestre. Una vista espectacular de estos colosos, el pasado, presente, y de momento, futuro de la exploración espacial.

Los cuatro protagonistas de esta historia.

If Rockets were Transparent: Video Shows You How Rockets Use up Their Propellant

sábado, mayo 16, 2020

La fría huella de Fobos

Observando la sombra de un eclipse marciano.

La Tierra tiene el inmenso regalo de la mecánica celeste de que tanto la estrella alrededor de la cual gira como la gran luna que la acompaña en su viaje se ven, desde su cielo, del mismo tamaño aproximado, lo que origina un tipo único de eclipses solares, lo que llamamos "Anillos de diamantes". Una hermosa carambola celeste que ocurre justamente en los tiempos de la Humanidad, ya que antes La Luna estaba mucho más cerca, y por lo tanto no se apreciaba tal fenómeno, y estará más lejos en el futuro, por lo que en algún momento los eclipses totales dejarán de existir. A escala cómica vivimos un momento afortunada en este aspecto.

Marte también dispone de sus lunas, aunque tan pequeñas que nunca pudieron ni soñar en rivalizar con lo que ocurre en la Tierra. En el planeta rojo solo ocurren eclipses parciales, momentáneos tránsitos en que una oscuridad tenue pero medible recorre la superficie. Tanto Opportunity como Spirit y Curiosity nos ofrecieron imágenes de esos momentos, cuando Fobos, la mayor de las dos lunas, cruzaba por delante del disco solar, proyectando su sombre en el proceso. A su manera, aunque sin la magia de los terrestre, tiene su propio encanto.

La InSight, que sigue trabajando en el estudio del interior del planeta, no puede mirar directamente al Sol como si podían sus compañeras de aventuras. Su objetivo está bajo la superficie, no arriba en el cielo, y sus cámaras, pensadas para apoyar las operaciones, no disponen de los filtros adecuados. Pero eso no significa que este por completo ciega a estos eventos, como se pudo comprobar recientemente, cuando estas registraron una caída de la luz solar de unos 30 segundos de duración. A esto le acompañó un descenso del 20% en la producción de energía de sus paneles solares durante esos instantes y de unos grados centígrados en la temperatura de la superficie.

Así, sin ofrecer imágenes directas, la InSight nos ofreció una visión amplia de un eclipse solar marciano y su fría huella de oscuridad. Nada mal para algo pensado para estudiar las profundidades, no el firmamento.
Así se ve un eclipse marciano, con Fobos transitando por delante del Sol. El rover si está preparado para observar directamente el Sol, algo más pequeño y débil que visto desde la Tierra, pero aún extremadamente brillante.

La misión Insight registra los efectos de un eclipse solar en Marte

jueves, mayo 14, 2020

Los sonidos de un encuentro

Escuchando el sobrevuelo de nuestro planeta.

Recientemente la BebpiColombo, la misión europeajaponesa a Mercurio, sobrevoló nuestro planeta a corta distancia, poco más de 12.000 kilómetros de la superficie, con el objetivo de aprovechar el tirón gravitatorio para lanzarse hacia el interior del Sistema Solar y hacia su meta final. Y no lo hizo dormida, sino con sus instrumentos activos y registrando los acontecimientos. Eso nos permite ahora "escuchar" a nuestro planeta y a la propia sonda en su encuentro final, la conversión de los datos recibidos en archivos audibles que nos regala la posibilidad de sentir casi el momento. Veamos algunos de los más interesantes.

A la sombra de la Tierra: Durante 34 minutos la BepiColombo pasó por detrás de nuestro planeta con respecto al Sol, es decir, dejó de recibir luz solar y dependió totalmente de sus baterías. La sonda aguantó sin problemas el desafío, y su acelerómetro, tan sensible que es capaz de medir incluso los cambios de velocidad causada por la presión de la luz solar sobre sus paneles, captó precisamente eso. O mejor dicho, como dicha presión se desvanecía al entrar en las sombras, provocando un ligero salto en la aceleración.

En la burbuja: La Tierra tiene un poderoso campo magnético, y en su camino de paso, la BebiColombo se adentró profundamente en el. Fue una oportunidad perfecta para que el magnetómetro de la Mercury Planetary Orbiter (una de las dos sondas que conforman a Bepi) mostrara de lo que es capaz. En 8 horas comprimidas en unos 20 segundos, podemos escuchar como la sonda se encuentra con el Arco de Choque, la frontera final entre el viento solar y el campo terrestre, cruza la Magnetopausa, una zona turbulenta intermedia, y finalmente entra en la región completamente dominada por el campo magnético de la Tierra.

Hola y hasta siempre: El Acelerómetro sigo midiendo el comportamiento de la BepiColombo, en este caso la fase final de la aproximación a nuestro planeta, desde los 27.800 a los 13.100 kilómetros de distancia.

Son los sonidos de un encuentro, y aunque no dejen de ser una reconstrucción a partir de los datos, que se mueven en frecuencias inaudibles para los humanos, siguen siendo hermosos. Es lo más cerca que seguramente nunca estaremos de vivir un encuentro planetario como si fuéramos nosotros mismos los visitantes.

Listen to the sounds of BepiColombo's Earth flyby

sábado, mayo 09, 2020

La oscuridad que se esconde entre las estrellas

Así es el agujero negro más cercano a la Tierra.

Si vives en el hemisferio sur y tienes la oportunidad, busca un lugar donde el cielo sea oscuro y libre de contaminación, y observa la constelación de Telescopium. Ahí, entre todas las estrellas visible a simple vista, se esconde un agujero negro, el más próximo conocido y el primer que podemos situar en un sistema estelar visible sin necesidad de telescopios o prismáticos. En la oscuridad de la noche, sin saberlo, quizás tu mirada se cruzo con otro mucho más profunda.

Se le conoce como sistema HR 6819, y hasta hace poco se creía que era un sistema estelar formado por dos estrellas girando alrededor de un centro de gravedad común. Sin embargo las observaciones con el espectrógrafo FEROS, instalado en el Telescopio MPG/ESO, en La Silla, mostraron una realidad inesperada y desconocida, ya que una de las estrellas orbita en realidad alrededor de un objeto invisible, con un ciclo de unos 40 días terrestres, mientras que la segunda lo hace a una gran distancia del conjunto. Un integrante invisible, con la suficiente masa para regir el comportamiento del sistema.

La respuesta al enigma parece clara, según los astrónomos: "Nos sorprendimos mucho cuando nos dimos cuenta de que se trata del primer sistema estelar con un agujero negro que se puede ver a simple vista", afirma Petr Hadrava, de la Academia de Ciencias de la República Checa, en Praga, y coautor de la investigación. "Un objeto invisible con una masa de, al menos, 4 veces la del Sol, sólo puede ser un agujero negro", concluye Thomas Rivinius, científico de la ESO y que lideró el estudio. Al no interactuar violentamente con el entorno, es virtualmente invisible, pero su presencia se deja notar.

Se conocen solo un par de docenas de agujeros negros en nuestra galaxia, dejando de lado al monstruo que habita en su centro. La existencia de los "silenciosos" como el que habita en HR 6819, sin embargo, puede abrirnos las puertas a una población inmensa hasta ahora desconocida. "Debe haber cientos de millones de agujeros negros por ahí, pero conocemos muy pocos. Saber qué buscar debería facilitarnos la tarea de encontrarlos. Encontrar uno en un sistema triple tan cercano indica que estamos viendo sólo la punta de un emocionante iceberg". Uno oscuro que habita en las tinieblas, oculto por la luz de las estrellas más brillantes, de las que ellos mismos proceden.

Animación artística del sistema, ahora triple, HR 6819.

Posición del sistema HR 6819 y su agujero negro en la Bóveda Celeste Austral.

Un instrumento de ESO detecta el agujero negro más cercano a la Tierra 

jueves, mayo 07, 2020

Un Sol en permanente pausa

Nuestra estrella, mucho más tranquila que otras parecidas.

Sabemos que el Sol presenta diversos ciclos de actividad, tanto el conocido de 11 años como otros mucho más largos. Desde 1610 existen registros fiables de las manchas solares, mientras que el estudio de los anillos de crecimiento de los arboles, así como la presencia de variables radiactivas de elementos como el carbono y el berilia, tanto en estos como en núcleos de hielo, han permitido elaborar una imagen clara de hasta 9.000 años de antigüedad. Sin embargo eso es solo un instante en la vida de nuestra estrella, que se alarga ya unos 4500 millones de años.

Para intentar extender esa imagen a tiempos más remotos elevamos nuestra mirada hacia las estrellas "solares", es decir, aquellas que son parecidas a la nuestra. Eso hizo recientemente el Instituto Max Planck, buscando astros con temperaturas, composición química, masa, edad y periodo de rotación equivalente al Sol. Especialmente importante esto último, ya que es el motor que alimenta la dinamo interna, la fuente última de sus campos magnéticos, que son la fuerza que domina su actividad y determina fenómenos como las manchas solares y grandes erupciones.

En total, 384 estrellas superaron esta criba, y este estudio, solo posible ahora gracias al inmenso catálogo de variaciones de brillo estelar ofrecido por observatorios como el Kepler, ofreció un escenario inesperado. Así, mientras el brillo solar, entre las diversas fases del ciclo solar, variaba solo un 0.07%, las de estas hermanas eran más acusabas, hasta cinco veces superior. O diciéndolo del forma inversa, el Sol es inusualmente tranquilo, incluso entre las de su propia clase. Y aunque existe cierta incertidumbre en algunos parámetros (por ejemplo, no se conoce la rotación de alguna de ellas, y se extrapoló de otros factores) lo cierto es que nos lleva a un escenario cuanto menos curioso.

No es que el Sol sea siempre una estrella tranquila, y tenemos ejemplos como el evento Carrington, ocurrido en 1859, donde una llamarada solar masiva provocó una tormenta solar de proporciones nunca vistas, golpeando la Tierra con una fuerza inusitada y provocando, por ejemplo, sobrecargas eléctricas en las líneas de telégrafos. Que este tipo de infraestructuras eléctricas fueran aún tan escasas redujo los daños, pero de ocurrir hoy día tendría efectos devastadores sobre nuestra civilización tecnológica. Y tenemos señales de otros anteriores. Afortunadamente son muy esporádicos.

Sin embargo las hermanas solares estudiadas seguramente producen este tipo de eventos de forma más habitual. Puede que el Sol esté en una fase inusualmente tranquila? Quizás hay algún mecanismo interno desconocido que impide algo semejante? No los sabemos, aunque de momento no hay señales de que nuestra estrella vaya a reactivarse hasta el punto de ponerse a la altura de sus hermanas. De momento. Más motivo aún para estudiar y vigilo sin descanso.

Comparación de las variaciones de brillo del Sol con lo que habitualmente parece ocurrir en estrellas de su misma clase.

The Sun is less active magnetically than other stars 

sábado, mayo 02, 2020

16 toneladas de tiempos pasados

Calculando la cantidad de roca espacial que cae a la Tierra cada año.

Nuestro mundo sigue creciendo y atrayendo hacia ella nueva materia, como un eco tenue de su propio nacimiento. Es algo que suele pasar desapercibido, pero estamos bajo una lluvia de objetos extraterrestres, un proceso que nunca se detuvo del todo y que incluso hoy día, 4600 millones de años después de que se formara, sigue en activo. Ahora, gracias a un amplio estudio en la Antártida, tenemos una idea de hasta que punto.

El continente helado es el paraíso de los cazadores de meteoritos. Su blanca y deshabitada superficie es un acogedor manto donde descansan apenas alterados muchos de ellos, transportados por el movimiento de los hielos y que terminan por emerger prístinos allí donde estos primeros encuentran un obstáculos. Así, mientras que la mayoría termina en el fondo del océano o expuestos en climas donde la erosión hace su trabajo destructivo, allí se conservan para la posteridad. Y a partir de ellos hacer una extrapolación del total planetario.

Esto es lo que se hizo recientemente un equipo combinado de la Cambridge University, el Imperial College London, y la British Antarctic Survey, que permitió dar una cifra a la cantidad de material extraterrestre que cae a la Tierra cada año en forma de meteorito, unas 16 toneladas. Si tenemos en cuenta el polvo interplanetario que cae a la atmósfera terrestre de forma continua la cifra se estima podría aumentar hasta las 40 toneladas, aunque evidentemente no era el objeto de este estudio.

Esta evaluación también permite poner cifras por zonas, como el hecho de que los polos reciben solo el 60% de los impactos que ocurren en zonas más ecuatoriales, lógico si se tiene en cuenta que estas rocas espaciales giran alrededor del Sol concentrados en el plano de la eclíptica, donde se mueven los planetas, ya que no dejan de ser restos del disco protosolar primordial de donde nacieron, y que la inmensa mayoría de los meteoritos (o fragmentos de ellos) que alcanzan la superficie son muy pequeños, de entre 50 gramos y 10 kilos.

Nuestro planeta sigue creciendo, y en estas rocas espaciales tenemos el testimonio de tiempos pasados, ahora convertidos en un rumor, pero que en las blancas llanuras de hielo aún pueden ser escuchados.

La Antártida, el paraíso de los cazadores de meteoritos.

Impactos de grandes meteoritos cuya detonación fue registrada entre 1988 y 2020 Esto nos da una idea, junto con los recuperados en la Antártida, donde se conservan también los más pequeñas, que son la inmensa mayoría, del flujo de material.

Antarctic meteorites yield global bombardment rate

viernes, mayo 01, 2020

El rastro de Borisov

Calculando el agua expulsada por el primer cometa interestelar conocido.

En tiempos pasados, cuando nuestros conocimiento sobre su naturaleza era más escaso, se les llamaba "bolas de nievo sucia", concentrando en esta definición la idea de que contenían tanto hielos como compuestos orgánicos. Todo ello cierto, como también que en realidad eran cuerpos mucho más complejos que todo eso, pero lo básico está ahí. Por ello, cuando despiertan y se aproximan al Sol dejan detrás suyo un rastro que es posible medir y analizar. Se hace siempre que un cometa se hace visible, pero en el caso de Borisov es algo especial, ya que es el primer que sabemos llega desde otra estrella.

Entre todos los observatorios que centraron su atención en el fugaz visitante fue el telescopio orbital Swift, que observan el Cosmos en el espectro ultravioleta. Eso le permitió detectar como, en el momento en que cruzó la frontera de los 370 millones de kilómetros del Sol, el hielo de agua empezó su sublimación, convirtiéndose en gas sin pasar por la fase líquida, algo que se detectó por la presencia de hidróxilo, el resultado de la fragmentación de las moléculas de agua por efecto de la luz solar. Este se hizo claramente visible en su aproximación, y alcanzó su pico días antes de pasar por el perihelio.

Cuanta agua dejó Borisov en su camino por el Sistema Solar? Unos 230 millones de litros, un pico de 30 litros por segundo en los momentos de máxima actividad, con una rápida disminución al alejarse, a un ritmo mucho más rápido que en cualquier otro cometa observado antes, algo que podría estar relacionado con su morfología, rotación y proceso de fragmentación, esto último observado por el Hubble a partir de Marzo. En todo caso no son cifras espectaculares, lo que nos recuerda que estamos hablan de cuerpos muy pequeños.

Estas mediciones permitieron otros hallazgos, como una estimación de su tamaño, que debía rondar los 750 metros de diámetro, y que al menos un 55% de su superficie estuvo activa, expulsando materia, lo que es, de media, 10 veces más que los cometas nacidos en el Sistema Solar. Eso se añade a otras diferencias, como una mayor producción de Monóxido de carbono, aunque en general, especialmente con su composición química, comparte más parecidos que diferencias. Entre ellas el rastro de agua que dejó tras el, la misma agua que, al menos en parte, quizás convirtió a nuestro mundo en lo que es hoy día.

Monitorizando los rastros de agua de Borisov.

NASA’s Swift Mission Tallied Water From Interstellar Comet Borisov