jueves, mayo 21, 2020

El resplandor de la Hélade

Un repaso a algunos de los conocimientos astronómicos más asombrosos de la antigua Grecia.

Se la considera como la cuna de la civilización occidental, y ciertamente no falta razón para ello. Fue un mundo donde siempre, excepto en casos de una amenaza global externa, se impuso la división, la guerra y la incomprensión mutua, a pesar de compartir lengua, historia y religión. Pero quizás por ese mismo ambiente tan hostil y la necesidad de aislarse de tanta miseria poniendo la mente en cotas más elevadas, fue también tierra de algunas de las mentes más brillantes de la historia, que si bien lejos de acertar en todo o ser perfectos, lograron en ocasiones acercarse a la verdad hasta extremos que nos siguen asombrado.

Quizás el gran drama de todo ello es que sus ideas no fueran aceptadas en su época, quedando solo como extraños conceptos que debieron esperar varios milenios en el casi olvido para resurgir de nuevo. Cuanto tiempo perdido, ciertamente. Y en honor a esos logros, aunque la historia en ese momento no les diera la atención que se merece, veamos los más destacados.

1) El Sol como centro: Aristarco de Samos (310 a. C. a 230 a. C.) argumentó que el Sol era el "fuego central" del cosmos y colocó todos los planetas conocidos en el orden correcto a su alrededor. Es la más antigua versión de la teoría heliocéntrica conocida. Desafortunadamente el texto original se ha perdido en la historia, por lo que no podemos saber con certeza cómo llegó a estas extraordinarias conclusiones.

2) El tamaño de La Luna: Uno de los libros de Aristarco que sobrevivió hasta nuestros tiempos trataba sobre los tamaños y distancias planetarias. En este presentaba los primeros intentos de cálculo conocidos de los tamaños relativos y las distancias al Sol y la Luna, y asumía que este primero esta estaba más lejos a partir de los eclipses solares. Además, en el instante en que la Luna está en el primer o tercer cuarto, Aristarco razonó que junto con Sol, la Tierra formarían un triángulo rectángulo.

Aristarco usó los cálculos geométricos de Pitágoras para estimar que la distancia al Sol era entre 18 y 20 veces la distancia a la Luna, y que este última tenía aproximadamente un tercio del de la Tierra. Mientras se quedó corto en el primer caso (que llega a los 390), en el caso de la segunda se aproximo asombrosamente a la realidad.

3) La circunferencia de la Tierra: Aunque parezca un concepto relativamente moderno, que nuestro mundo es una esfera es algo de lo que se hablaba hace varios miles de años, aunque fuera algo que no fuera aceptado en general. Pitágoras es considerado como el primer defensor de una Tierra esférica, pero sería Eratóstenes en que daría cifras, a partir de cálculos hechos basándose en medir las diferentes longitudes de las sombras proyectadas por postes colocados verticalmente en el suelo, durante el mediodía en el solsticio de verano, en diferentes latitudes. El llegó a la conclusión de que nuestro planeta tenía una circunferencia de unos 40.000 Kilómetros, cerca, muy cerca de la realidad.

Más tarde, otro científico griego llamado Posidonio (135BC a 51BC) usó un método ligeramente diferente y llegó a casi exactamente la misma respuesta. Habitante de la isla de Rodas durante gran parte de su vida, allí observó que la brillante estrella Canopus se situaba muy cerca del horizonte. Sin embargo, cuando se desplazaba a Alejandría, en Egipto, vio que esta ascendía a unos 7.5 grados. Dado que 7.5 grados es 1/48 de un círculo, multiplicó la distancia de Rodas a Alejandría por 48, y llegó a un valor también de aproximadamente 40.000 km.

4) La primera calculadora astronómica: El mecanismo de Antikitera es quizás uno de los ingenios más asombrosos que ha llegado hasta nosotros, fascinante incluso aunque lo hiciera solo en forma de algunos fragmentos.

Estudiada en profundidad, tenemos una idea más o menos una idea clara de como era en sus buenos tiempos. Era una caja que alberga docenas de ruedas dentadas de bronce finamente mecanizadas. Cuando se giraba manualmente mediante un mango, los engranajes movían discos en el exterior que mostraban las fases de la Luna, el momento de los eclipses lunares y las posiciones de los cinco planetas conocidos (Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno) en diferentes épocas del año. Esto incluso explicaba su movimiento retrógrado, un cambio ilusorio en el movimiento de los planetas a través del cielo.

No sabemos quién lo construyó, pero data de algún momento entre los siglos III y I a. C., e incluso puede haber sido obra de Arquímedes. La tecnología que poseían sus engranajes tenía una sofisticación que no se volvió a ver en mil años.

5) Hemisferio Sur: El historiador Heródoto afirmó que África estaba rodeada casi por completo por mar, algo que iba mucho más allá del conocimiento general que existía en la Grecia de entonces. Sus afirmaciones se basaban en la historia de los marineros fenicios que fueron enviados por Neco II de Egipto (alrededor de 600 a. C.), para navegar alrededor de África continental, en el sentido de las agujas del reloj, comenzando en el Mar Rojo.

Era esa historia real? Un hecho astronómico parece confirmarlo, ya que según recoge el propio Heródoto al superar el extremo sur de África, y siguiendo un curso hacia el oeste, los marineros observaron que el Sol estaba en su lado derecho, sobre el horizonte norte, algo que solo pudo ocurrir si superaron el ecuador y se adentraron en el Hemisferio Sur. Una observación que para la gente de la época no tenía sentido alguno, y motivo por lo cual existían tantas dudas sobre su veracidad. Solo algunas mentes despiertas, adelantadas a su tiempo, quizás entendieron lo que había ocurrido.

Así fue la antigua Grecia, o la Hélade, como lo denominaba ellos. Un crisol de conflictos, luchas y atomización política, pero también capaz de generar mentes prodigiosas que ojalá hubieran sido escuchadas en su tiempo.

Una reproducción del siglo X de un diagrama de Aristarco que muestra parte de la geometría que utilizó en sus cálculos.

El mecanismo de Antikitera, 1000 años avanzada a su tiempo.

La "Ecúmene", el mundo conocido según Heródoto. Que lo que llamamos Africa estuviera rodeada por el océano era algo que el autor griego solo sabía a partir de la historia de los exploradores enviados por Neco II, puesta en duda en su época por su narración del Sol saliendo por la derecha, pero que es quizás la mayor prueba de su realidad.

La antigua Grecia y los griegos, o Hélade y helenos, como se llamaban a si mismos. Un mundo atomizado, lleno de conflictos, pero quizás eso mismo un crisol de sabiduría.

Four amazing astronomical discoveries from ancient Greece 

1 comentario:

Roberto V. dijo...

Un post sublime, un placer leerlo.