Los satélites Cluster, que trabajan conjuntamente en el estudio del campo magnético terrestre, más cerca que nunca.
La exploración espacial suele ser un trabajo en solitario, en ocasiones con diversos vehículos colaborando en el estudio de un objetivo concreto durante cierto tiempo, pero siempre manteniendo su caracter individual. Las diversas sondas en órbita marciana son un ejemplo, como lo fue, durante unos días, el de Cassini, en ese momento de camino a Saturno, y Galileo cuando esta primera pasó por las proximidades de Júpiter y ambas trabajaron de forma conjunta, antes de que cada una siguiera su propio camino. El concepto de una gran agrupación de vehículo que trabajan de forma conjunta, como si fuera una inmensa red espacial, se reserva a otros campos, como los satélites GPS.
En el campo científica estas son menos habituales, y tenemos como ejemplo las GRAIL, 2 sondas que trabajaron en el estudio de la Luna como si se tratara de uno solo, midiéndose mutuamente en su objetivo de conocer el campo gravitatorio selenita. Pero es aún más destacable el cuarteto Clúster de la ESA, que desde 2010 explora el campo magnético terrestre, su interacción con el viento solar y los fenómenos asociados con ella, como las Auroras, desplazándose en formación tetraédrica y con una separación habitual de varios centenares de Kilómetros entre ellas para obtener una visión 3D de las diversas regiones de forma simultania. Una distancia que ahora está siendo modificada y reducida, en lo que es todo una obra de precisión por parte de sus operadores.
El pasado día 19 de septiembre, 2 de los 4 Clúster
se acercaron a tan sólo 4 Kilómetros. "Estamos optimizando la configuración de Clúster para que la separación
entre los satélites Clúster 1 y la pareja formada por Clúster 3 y 4,que están situados en órbitas prácticamente idénticas, se mantenga por
debajo de los 100 Kilómetros cuando crucen el ecuador magnético de la
Tierra", explica Detlef Sieg, miembro del equipo de dinámica de vuelo de
Clúster en el centro de operaciones de la ESA (ESOC) en Darmstadt,
Alemania.
Lo delicado de la maniobra se pone de manifiesto si se tiene en cuenta que estos satélites de desplazan a unos 23.000 Kilómetros/Hora, lo que significa que la separación en el tiempo, cuando finalmente se colocaron a solo 4 Kilómetros, era de menos de 1 segundo. No resulta extraño que el mayor reto consistía, precisamente, en superar el riesgo de
colisión y en evitar la necesidad de realizar maniobras adicionales, que
podrían interrumpir las actividades científicas.
"Somos capaces de determinar las órbitas de los satélites con una
precisión de menos de 0.1 kilómetros", aclara Detlef Sieg, "por lo que
pudimos alcanzar la nueva configuración con un margen de seguridad más
que suficiente".Y así se mantendrá hasta principios de Noviembre, cuando se separen de nuevo hasta distancias por encima de los 1.000 Kilómetros.
"Cuando comenzó la misión Clúster, pensábamos que las observaciones
científicas no requerirían una separación inferior a los 500
kilómetros", explica Phillipe Escoubet, Científico de la Misión Clúster
para la ESA."Sin embargo, descubrimos que los procesos físicos a pequeña escala
juegan un papel muy importante, por lo que decidimos reducir la
separación de la formación un factor de 100 hasta los 4 kilómetros, lo
que nos permitirá estudiar las ondas electromagnéticas en los cinturones
de radiación con un nivel de detalle sin precedentes".
Bailando entre las ondas magnéticas de La Tierra y el Sol, las Clúster (cuya traducción literal al castellano es "racimo") son un ejemplo de que no siempre los viajeros solitarios, por muy buen equipados que estén, es la mejor solución para avanzar en el conocimiento de nuestro mundo y el Sistema Solar, y que una pequeña flota de sondas, más pequeñas pero trabajando en compañía, pueden ofrecer lo mismo o incluso más, como los esporádicos ejemplos de actividad coordinada ya mencionados han demostrado. Quizás algún día, en tiempos mejores para la exploración interplanetaria, podamos ser testigos de algo parecido en otros mundos.
La órbita de las Clúster en 2007, entrando y saliendo del campo magnético terrestre para adquirir una imagen en 3 dimensiones de la interacción de este con el viento solar.
La relación entre el Sol y nuestro campo mangnético es la fuente de la intensa actividad que se produce en este último, aunque el mecanismo aún dista de ser totalmente entendido.
ESA´s Cluster satellites in closest-ever dance in space
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