Desde los inicios de nuestra especie, desde el primer momento en que levantamos los ojos para observar ese oscuro tapiz tachonado de puntos de luz, nos dimos cuenta de su presencia, y alrededor de los cuales se arremolinaron infinidad de mitos y leyendas, la mayor parte negativos. Aparentemente imprevisibles en su llegada y rompiendo la ilusoria inmovilidad que creíamos visto en el firmamento, miles de ellos han cruzado por nuestros ojos desde entonces, y muchos más cuando la tecnología permitió llegar mucho más allá que lo que podía ofrecer nuestra limitada mirada. Y desde el momento mismo que desvelamos su naturaleza, surgió la inevitable pregunta ¿De donde vienen?
Esto es más importante de lo que parece, ya que viendo como agonizan bajo la luz del Sol, en formas que desde lejos nos parecen hermosas, es evidente que una vez sus órbitas les llevan cerca de nuestra estrella, por puntuales que sean esas aproximaciones, su vida se extingue en un tiempo relativamente corto. No a escala humana, pero si a escala cómica. Y pese a ello sigue ahí, apareciendo y brillando ante nosotros, a pesar de lo antiguo de nuestro Sistema Solar. Es evidente, y así lo demuestran las órbitas de muchos recién llegados, que existe un constante flujo de nuevos cometas que "remplazan" a los que desaparecen, o simplemente se apagan y convierten en asteroides. El Cinturón de Kuiper en primer término, y la Nube de Oort en los límites mismos del abrazo gravitatorio del Sol, son la fuente de donde brotan los nuevo cometas.
¿Y más allá? Si se han formado cometas en el Sistema Solar también se deben haber formado en otros sistemas estelares, como insinúan algunas observaciones, y si algunos de ellos se ven expulsados al espacio interestelar después de un encuentro demasiado cercano con Júpiter o el propio Sol, igualmente debe existir una enorme familia de cometas vagabundos, al que el destino les hizo cortar lazos con sus estrellas e iniciar su viaje hacia la oscuridad. Algo parecido teorizaba, con su habitual vena poética, Carl Sagan en su libro EL COMETA. Y quizás, tarde o temprano, algunos se adentren en otro sistema planetario. Incluso en el nuestro.
Es una idea, una posibilidad, la idea de un cometa llegado desde otra estrella pueda cruzar nuestro sistema planetario en un momento de fugaz despertar, para perderse de nuevo para siempre en la oscuridad. O quizás es ya una realidad.
Se le denomina C/2017 U1 y fue descubierto el 18 de Octubre. Es un cuerpo muy modesto, quizás de apenas unos cientos de metros de diámetro, tan tenue que no fue descubierto hasta más de un mes después de que cruzara por su punto de mínima distancia al Sol (9 de Septiembre) y días después de que llegara a su mínima distancia de la Tierra, el 14 de Octubre. Pero hay algo diferente en el, y es que sobrevoló a nuestro estrella a una velocidad fuera de lo habitual, siguiendo por ello una órbita extremadamente elíptica. Está, literalmente, desligado por completo del abrazo gravitatorio de nuestra estrella, ya que tiene demasiada energía como para poder detenerlo. Su trayectoria es abierta, y lo llevará, sin que nada pueda evitarlo ya, al espacio interestelar en el futuro, en un viaje sin retorno.
Quizás solo sea un pequeño cometa que nació en el Sistema Solar, y que algún encuentro previo con Júpiter o algún otro de los planetas gigantes, lo impulsó hacia su destino. Pero existe la opción real de que se esté marchando tal como llegó, como un viajero interestelar que se cruzó con nuestro pequeño rincón galáctico, despertando tenuemente antes de sumergirse de nuevo en la oscuridad para no volver jamás. Su trayectoria estimada a día de hoy, así como su aparente punto de entrada, justo en el frente de avance del Sol a través de la Galaxia (y por tanto el lugar más probable para ver llegar a un cometa errante) nos dice que estamos ante un viajero llegado de otra estrella, de otro tiempo, de otro mundos. Quizás es solo una posibilidad, pero una posibilidad maravillosa.
Así es como veía el cometa el 21 de Octubre el Observatorio Tenagra cerca de Río Rico, Arizona. Las imágenes abarcan 9 minutos, tiempo durante el cual el telescopio siguió el movimiento del objeto, motivo por el cual las estrellas de fondo aparecen aquí como trazos luminosos.
EL observatorio Pan-STARRS (the Panoramic Survey Telescope And Rapid Response System ), responsable del hallazgo y motivo por el cual a este cometa se le conoce como Panstarrs (C / 2017 U1).
Las principales reversas de cometas del Sistema Solar, el Cinturón de Kuiper y la Nube de Oort. C / 2017 U1 parece haber llegado desde más allá.
Astronomers Spot First-Known Interstellar Comet
No hay comentarios:
Publicar un comentario