Mars Reconnaissance Orbiter nos deleita nuevamente con una avalancha marciana en plena caída hacia la llanura.
En unos días donde el protagonismo mediático de esta sonda se encuentra su descubrimiento (o mejor dicho, confirmación de lo que ya se sospechaba desde hace tiempo) de pruebas definitivas sobre la existencia de puntuales flujos de agua líquida en la superficie del planeta rojo en la actualidad, hablar de alguna de los otros "regalos" que esta extraordinaria sonda, y su no menos espléndida cámara HiRISE nos está ofreciendo puede parecer un poco fuera de lugar. Pero su actividad en tan amplia, y la cantidad de datos e imágenes que sigue enviado a la Tierra es tan enorme (más que todas las otras misiones orbitales actuales y pasadas juntas), que es bueno recordar que dicho descubrimiento es solo una pequeña parte del total de lo que, desde hace años, nos viene ofreciendo.
Y es que la observación constante de Marte en una resolución de unos pocos metros permite a la MRO acumular no pocas instantáneas espectaculares, de los altos volcanes de Tharsis hasta de profundidades de Valles Marineris, de las complejas formaciones polares hasta las manifestaciones meteorológicas que nos recuerdan que no es un planeta completamente muerto en ese aspecto, ofreciendo un asiento de primera fila para observar las grandes tormentas de polvo, la aparición y desaparición de los Dust Devil, el avance y el retroceso estacional de los hielos de dióxido de Carbono, las tenues formaciones nubosas, las nieblas del ocaso. El latido, al fin y al cabo, de un mundo dinámico y cambiante.
Una de las últimas, aunque no por excepcional, no deja de ser de una belleza extrema, ya que capta el momento en que un pequeño desprendimiento de hielo carbónico (aunque en realidad no tanto como parece, ya que mide más de 20 metros de un extremo a otro) se precipitaba desde las alturas de este acantilado situado en el Polo Norte de Marte. No es la primera vez que la MRO capta avalanchas marcianas, habituales en esta región cuando se encuentra ya cerca del Verano y las temperaturas se elevan paulatinamente (mientras que en el hemisferio Sur se aproxima el Invierno y el rover Opportunity se prepara para afrontar horas de gélida oscuridad), aunque en este caso, pillada "in fraganti", como flotando en el vacío, tiene sin duda una belleza dificil de describir con palabras. Un ejemplo de las maravillas de un planeta vivo que la MRO nos sigue ofreciendo hoy día.
La avalancha de escarcha precipitándose en el vacío en un color más cercano al real. En la parte superior se observan diversas capas de hielo, mientras por debajo la estratificada pared del acantilado, que se cree que es una serie de capas de material depositada por el ciclo de expansión y sublimación del hielo, siguiendo el ritmo climático del planeta a lo largo de miles de millones de años.
Una visión más amplia de la zona, uno de los acantilados que forman los bordes del casquete polar Norte, conocido como Mare Boreum.
El Polo Norte en conjunto, con su familiar forma espiral, reflejo de los patrones de viento dominantes.
Uno de los más espectaculares ejemplos de avalancha marciana captada anteriormente por la MRO, justo cuando ya había impactado contra la llanura y levantado una nueve de polvo de unos 200 metros de diámetro. No será recomendable para futuros exploradores humanos que se aproximen a las paredes de estos acantilados polares cuando llegue el Verano.
Mars Reconnaissance Orbiter, más allá del puntual brillo mediático que recientemente hemos visto con el tema del agua líquida en la superficie del planeta, lo lleva estudiándolo desde hace 9 años, generando un río de información que supera a cualquier otro vehículo jamás enviado al espacio profundo.
Dynamic Mars
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