Imaginemos estar sentado, observando sin capacidad alguna para alterar el curso de los acontecimientos, como 22 años estudio, diseño y trabajo, incluido 7 largos años de viaje, se ponen en juego en unos minutos. Si la sonda maniobra como esta programada frenará la suficiente para ser atrapada por el campo gravitatorio del gigante anillado, y todo habrá valido la pena. Pero si por algún motivo el impulsor no se enciende, por un fallo técnico o algún error a la hora de subir nuevos comandos a su ordenador central, todo habrá terminado antes de empezar, y una de las misiones más ambiciosas y caras de la historia se perderá para siempre. Para muchos será como si hubieran tirado la mitad de su vida a la basura.
Silencio. La sonda se coloca en posición para iniciar el frenado después de haber cruzado por primera vez el plano de los anillos. Esperando. Llega, a través del Efecto Doppler de su señal de radio la confirmación de que el impulsor está activo. No existe comunicación directa con ella, y solo podemos confiar en los cambios de frecuencia de dicha portadora para saber que está ocurriendo. Primeros aplausos y suspiros de alivio, pero eso es solo el principio. Por delante quedan casi 100 minutos, el tiempo que necesitará para frenar lo suficiente. La maniobra más extensa de esta clase jamás realizada.
Casi 100 minutos que parecen casi 1000 años. Las cosas van según lo previsto, pero todo depende de que un impulsor que lleva 7 años viajando por el espacio sin ser utilizado hasta ahora y que soportó las duras condiciones interplanetarias no falle en ningún momento. Si algo le sucede, si por el motivo que sea se apaga antes de tiempo, se acabó. Y tiene tiempo de sobras para hacerlo. Al fin y al cabo no serán pocos los ingenios electrónicos de nuestro día a día que parecen necesitar mucho menos para dejarnos en la estacada. Y aunque se han tomado todas las precauciones posibles, todas las comprobaciones imaginable, sigue siendo un pequeño y complejo motor a 2000 millones de kilómetros.
El tiempo pasa. Cada minuto más es un minuto más cerca de lograrlo. El tanto por ciento de la operación de frenado completada ve creciendo. 50, 75, 92%...un poco más, aguanta un poco más. Y finalmente llega el momento esperado, cuando la señal de la sonda queda completamente plana, indicando que ya no se está alejando del planeta. 22 años de esfuerzo y sueños llegan a un final feliz. El impulsor hizo su trabajo. En realidad lo hizo tan bien que la sonda suspendió la maniobra 1 minuto antes de tiempo al considerar que ya se había alcanzado los parámetros de vuelo previstos.
Llega la hora de soltar toda la tensión, de abrazarse, felicitarse y sentir que todo valió la pena. Y soñar con lo que está por venir, que promete ser todo lo que imaginamos y más. Las primeras imágenes son increíbles y a 6 meses vista la pequeña Huygens intentará aterrizar en Titán. La vida, aunque solo sea en ocasiones contadas, puede ser maravillosa.
Todo esto ocurría un día como hoy de hace 13 años. Es la última vez que podremos celebrar esta acontecimiento con Cassini aún entre nosotros. La próxima vez ya será como un hermoso recuerdo del pasado. Motivo más que suficiente para mirar hacia atrás y celebrar ese día, de hace 13 años, cuando todo empezó.
Ese 1 de julio de 2004 fue la culminación de un largo, largo viaje.
1 comentario:
De niño siempre me fascinó Saturno. Por eso celebro haber sido un espectador de toda esta aventura. Siempre recuerdo dias antes de que despegue, un grupo de ecologistas intentando abortar este maravilloso viaje, Todo porque la Cassini se alimenta de energia atómica. Menos mal que no lo lograron.
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