martes, mayo 31, 2016

Mensajeros de muerte y vida

Rosetta confirma la presencia de elementos claves para la vida en 67P/Churyumov–Gerasimenko.

Hoy día el impacto de un cometa de un tamaño del orden de Kilómetros contra la Tierra representaría un cataclismo de consecuencias devastadoras, no solo ya para la Humanidad, sino para la vida en si misma, que se vería abocada a una extinción masiva de proporciones inimaginables. En realidad de ellas en el pasado, y no es complicado imaginar que la llegada de un visitante imprevisto e indeseable estuviera detrás de algunos de estos episodios donde nuestro mundo, o al menos su biosfera, casi parece empezar si no de 0, lanzando al olvido la mayor parte de las especies existentes en ese momento. No estaban tan equivocados nuestros ancestros cuando los veían con miedo. Pero no siempre fueron tan mal recibidos.

En los albores de la Tierra vivía en un Sistema Solar mucho más amenazador, lleno aún de restos de la formación planetaria, muchos más que en el relativamente (en comparación) tranquilo sistema planetario que habitamos hoy día, y recibía muchos más impactos y de mayor magnitud que hoy día. Asteroides y cometas debieron ser una presencia constante y cataclísmica en esos tiempos, pero al contrario de lo que ocurriría hoy día, no traían la muerte, sino posiblemente la vida, o al menos los componentes claves que la hicieron posible. Y no solo agua, sino elementos químicos como glicina, un aminoácido que suele encontrarse en las proteínas, y Fósforo, un elemento fundamental del ADN y las membranas celulares. Las muestras que la misión Stardust trajo del cometa Wild-2 en 2006 mostraban trazas de esta primera glicina, aunque la posibilidad de que hubiera habido contaminación terrestre crearon muchas dudas, dejando el hallazgo en Stand by.

Pero ahora la sonda Rosetta podría validad lo que su antecesora trajo a la Tierra, ya que ha detectado glicina de forma directa y repetidamente en la difusa atmósfera o coma de 67P/Churyumov–Gerasimenko. "Esta es la primera vez que detectamos glicina de forma inequívoca en un cometa", reconoce Kathrin Altwegg, principal investigadora del instrumento encargado de las mediciones, ROSINA."También fuimos capaces de ver otras moléculas orgánicas que podrían ser predecesoras de esta primera, indicando las posibles vías por las que se habría formado". Las mediciones se realizaron antes de que, en Agosto de 2015, el cometa alcanzase el punto de menor distancia al Sol. La primera detección se remonta a octubre de 2014, cuando Rosetta se encontraba a tan solo 10 km del cometa. La siguiente tuvo lugar en marzo de 2015, cuando se aproximó a solo 30-15 km. También se detectó otras ocasiones, asociadas a violentas erupciones durante la fase de máxima actividad.

"Vemos una fuerte relación entre la glicina y el polvo, lo que sugiere que probablemente se desprendiera, quizá junto a otros componentes volátiles, de las capas heladas de polvo al calentarse en la coma", explica Kathrin. Dado que este elemento solo se evapora cuando alcanza temperaturas cercanas a los 150 °C, los momentos en que esto se produce son esporádicos, motivo por el cual Rosetta nunca tuvo una detección continua, sino apariciones y desapariciones repentinas.

Para completar este escenario de un cometa cargado de elementos claves de la vida, también se detectó Fósforo, clave en todos los organismos vivos conocidos, donde loo encontramos en la estructura del ADN, en las membranas celulares y transportando energía química dentro de las células para su metabolismo.

"Aún tenemos muchas dudas acerca de los procesos químicos en las primeras etapas de formación de nuestro planeta. Desconocemos qué sucedió entre la llegada de estos ingredientes debido al impacto de cometas y el surgimiento de la vida. Pero lo más importante es que los cometas no han cambiado gran cosa en los últimos 4.500 millones de años, por lo que nos permiten estudiar algunos de los probables ingredientes de la sopa prebiótica que acabó dando origen a la vida en la la Tierra", explica Hervé Cottin, coautor del artículo.

Matt Taylor, científico del proyecto Rosetta, añade: "La multitud de moléculas orgánicas ya identificadas, junto con esta nueva confirmación de ingredientes fundamentales como la glicina y el fósforo, corroboran nuestra teoría de que los cometas tienen el potencial de aportar moléculas clave para la química prebiótica. Demostrar que los cometas son depósitos de material primitivo del Sistema Solar y que podrían haber transportado esos ingredientes vitales a la Tierra es uno de los objetivos clave de la misión Rosetta, así que nos alegramos mucho de este resultado".

Los cometas siempre fueron vistos como elementos funestos para muchas civilizaciones humanas, sobretodo porque su presencia rompía de forma abrupta lo que parecía la ordenada y aparentemente perfecta mecánica celeste. Aunque por razones equivocadas no les faltaban razones para verlos con desconfianza. Una visita directa tendría ciertamente consecuencias nefastas. Pero en los albores de nuestro mundo su llegada no solo no era negativa, sino podrían haber sido clave para hacer posible la vida, y por extensión de los humanos que millones de años después los mirarían como mensajeros de la muerte. Paradojas del destino.

Los elementos de la vida que viajan en un cometa.

Las muestras traídas a la Tierra por la sonda Stardust en 2006, recolectadas de la coma del cometa Wild-2, ya mostraron la presencia de dichos elementos, pero la duda sobre una posible contaminación terrestre dejaron la validez de los resultados en el aire. Ahora podrían haber sido reafirmados.

Cometas, mensajeros de muerte y vida. 

Un cometa con ingredientes clave para la vida

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