El pasado 10 de Febrero un nuevo miembro de los conocidos como NEAs (Near Earth Asteroids), aquellos cuyas órbitas les lleva en algún momento, como su mismo nombre indica, cerca de la órbita terrestre, nos visitó. No fue una aproximación peligrosa, ya que nunca se situó por debajo de los 2.3 Millones de Kilómetros de La Tierra, pero representó una espléndida oportunidad para que la técnica de estudio por radar nos volviera a develar detalles de un objeto que para los instrumentos ópticos apenas era un punto de luz en la oscuridad.
La utilización de las ondas de radar, que se reflejan en ellos y nos transmiten información cuando su eco es captada de nuevo (como ocurre con el sonar de un submarino o una ecografía, por ejemplo) es una técnica tremendamente efectiva para estudiar el tamaño, forma, rotación, características y la rugosidad de la superficie, así como la distancia exacta de estos pequeños cuerpos celestes, y para mejorar el cálculo de sus órbitas, superando ampliamente todo lo que pueden ofrecer los telescopios terrestres. Sin embargo estos últimos representan un apoyo importante para identificar la ubicación exacta hacia donde apuntar las grandes antenas de la Deep Space Network. En este caso la de 70 metros de Goldstone, apoyada por los datos ofrecidos por astrónomos profesionales y aficionados en los días previos.
Todo ello permitió generar una serie de imágenes de 2006 DP14 que revelaron una forma que recuerda a un gran cacahuete, con unas dimensiones de aproximadamente 400 x 200 Metros y un periodo de rotación de unas 6 horas. Estamos por tanto ante lo que se conoce como una "binaria de contacto", ya que cuenta con dos grandes lóbulos en los extremos, posiblemente 2 asteroides independientes que orbitaban una alrededor de otro hasta que entraron en contacto, algo que las observaciones de radiotelescopios como el de Arecibo han desvelando que ocurre en aproximadamente 1 de cada 10 NEAs.
La localización y estudio detallado de estos visitantes, en especial en lo que respecta a sus órbitas, en una de las prioridades de la NASA, responsable, en colaboración con diversas agencias, universidades e institutos de ciencias del espacio del país, del 98% de todos los descubrimientos en este campo. Conocer con precisión la amenaza que representan para La Tierra y preparar el camino para futuras misiones de exploración a estos fósiles del Sistema Solar son los objetivos claves de este programa de observación. Y en este propósito los grandes radiotelescopios y antenas de comunicación tienen un papel clave.
La antena de 70 Metros de Goldstone, parte de la Deep Space Network de la NASA, vital en el seguimiento de las diversas sondas espaciales, pero también una herramienta de estudio de los asteroides cercanos.
El asteroide Itokawa, fotografiado por la sonda Hayabusa, es también una "binaria de contacto", con dos claros lóbulos unidos por un puente de escombros.
Radar Images of near-Earth Asteroid 2006 DP14
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