"¡Vean, Galileo tenía razón!"...con esta frase David Scott anunciaba el resultado de un curioso experimento que realizó durante su estancia en la Luna, como parte de la tripulación del Apolo 15, y con el cual quería enseñar al munso una de las mayores aportaciones de Galielo Galilei al avance de la ciencia y el conocimiento: La demostración de que, al contrario de lo que la lógica nos dice, todos los cuerpos caen con la misma aceleración, independientemente de su peso.
La idea es relativamente sencilla, física básica y demostrable: La fuerza de la gravedad es directamente proporcional a la masa del objeto. Así, un cuerpo con el doble de masa que otro será atraído con el doble de fuerza, pero como la aceleración es igual a la fuerza dividida entre la masa, el resultado es que ambos tienen exactamente la misma, que en el caso de La Tierra es de 9.8 m/segundo y conocemos como g.
Con el objetivo de mostrar visualmente, Scott se trajo consigo un martillo y una pluma, dos objetos de masa muy diferente, y, soltándolas al mismo tiempo, mostró como los dos tocaban la polvoriente superficie lunar de forma simultania, pues la gravedad lunar las aceleraba por igual, a 1.62 m/Segundo. En la Tierra la fricción con la atmósfera habría frenado a la pluma, pero en el casi vacío existente en la Luna nada alteró el efecto gravitatorio, con lo que el resultado fue exactamente el esperado.
Evidentemente este pequeño experimiento no tenía como objetivo demostrar nada, ya quye este hecho físico estaba de sobras demostrando, tanto por el propio Galileo como por científicos posteriores, como es el caso del irlandés Robert Boyle, que 1642 confirmó el resultado al dejar caer una bala de plomo y una pluma dentro de un recipiente de vidrio del cual se le había extraido todo el aire. Algo que sin dudas debió sorprender a muchos. La idea de que cuerpos más pesados caen más rapido que los ligeros suele ser vista, de forma casi instintiva, como algo natural y lógico, por lo que es compresible, incluso tantos siglos después de demostrarse equivocada, caer en ella.
Por ello era considerada una verdad absoluta, ya que además había sido defendida por el filósofo Aristóteles. Eso explica, quizás, que durante casi 2.000 años nadie se molestara en hacer un experimiento tan sencillo como subir a cierta altura y soltar 2 objetos de diferentes pesos para comprobarlo, tal como, dice la leyenda, hizo Galielo: En 1591, siendo profesor de la Universidad de Pisa, congregó a un grupo de maestros para que fueran testigos de un importante experimento. Con la ayuda de un par de asistentes, subió a lo alto de la Torre de Pisa para dejar caer simultáneamente dos grandes esferas, una de madera y otra de plomo. Las esferas llegaron al piso al mismo tiempo.
Fuera de esta forma (aunque descrito por uno de sus alumnos muchos lo consideran un mito) o de otra menos espectacular pero más plausible, lo cierto es que el genial científico italiano acabó, mediante la experimentación, con una de las bases de la visión del mundo existente en la época, herencia de los filósofos de la Grecia Clásica. No sería la única. Y si teneis dudas, si esa idea sobre lo que es "natural" sigue dando vueltas por la cabeza, solo teneis que seguir 3 paso sencillos: Coger dos pesos diferentes, subir a cierta altura y soltar al mismo tiempo. La respuesta "caerá por su propio peso".
Hammer Versus Feather on the Moon
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