Los anillos de Saturno son una de las estructura más amplias, bellas y complejas del Sistema Solar. No únicos, ya que Júpiter, Urano y Neptuno también disponen de algo parecido, pero con una composición, prácticamente en su totalidad de agua congelada, les hace brillar con una deslumbrante belleza. La exploración por parte de las 3 sondas que han llegado hasta ellos (Voyager 1, Voyager 2 y Cassini) han contribuido a aumentar su leyenda, revelando que, aunque agrupados en 4 anillos principales y varios secundarios, en realidad los hay en un número incontable, hasta convertirlos en un espectáculo visual sin parangón.
Amplios (los principales van desde los 66.000 a los 140.000 Kilómetros por encima de la atmósfera del planeta, aunque se siguen extendiendo en ambas direcciones de forma difusa) pero al mismo tiempo extremadamente finos, quizás no más de 1 Kilómetro de grosor, lo que no hace más que aumentar nuestra fascinación por ellos.
Una de las formas de estudiarlos es utilizar el tránsito de una estrella brillante, ya que las variaciones en su luminosidad delatan no solo su estructura sino también su densidad. Y esto es lo que hizo la sonda Cassini en 2008, cuando la brillante Antares se desplazó por detrás de los anillos (aunque sería más correcto decir que es Saturno el que se movió por delante de ella), ofreciendo así una oportunidad de oro para los astrónomos. El resultado fueron una serie de 15 espectaculares fotografías, donde el resplandor de Antares fluctuó de forma notable, más brillante allí donde los anillos son más tenues y casi desapareciendo, aunque nunca del todo, cuando alcanzó la parte más densa, que se corresponde al Anillo B, el más amplio y brillante de todos.
Aunque el sistema del tránsito estelar, tanto por parte de la Cassini como desde observatorios terrestres, es ampliamente utilizado tanto en este caso como en los que encontramos en el resto de gigantes gaseosos, el de Antares, por su espectacularidad, es uno de los casos más notables, capaz de transmitirnos de forma tan clara lo delicada de esta joya planetaria, que aún hoy, después de 10 años en activo, nos siguen maravillando cada vez que sus cámaras fijan atención en ellos.
Los anillos de Saturno son una de las más hermosas maravillas del Sistema Solar, tan amplios y complejos como finos y delicados. Aún hoy su origen (la destrucción de una antigua luna, que es, con variaciones, la teoría más aceptada, o restos de la misma nubes que formó el planeta) sigue siendo objeto de discusión, así como su edad, incialmente vistos como algo reciente pero ahora con indicios de que son más antiguos de lo que se pensaba.
Una representación artística de los anillos, con partículas de hielo que se agrupan y se dispersan continuamente fruto de las mareas gravitatorias tanto del planeta como de sus lunas.
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