"Antes de ella no sabíamos si la exploración espacial del Sistema Solar Exterior era posible...algunos dijeron que la radiación, la distancia, la necesidad de atravesar el Cinturón de Asteroides y otros peligros hacían imposible hacerlo. La Pioneer 10 le demostró a los detractores que estaban muy equivocados". John Zarnecki, profesor de ciencia espacial en la Open University en Milton Keynes, nos ofrece lo que podemos considerar el resumen perfecto para una misión que significó la primera incursión de la Humanidad en el reino de los planetas gigantes, hasta ese momento un lugar que nos era casi tan extraño como las lejanas estrellas.
Creaciones de la Ames Research Center, que se incorporó a la NASA en 1958, las Pioneers respondían a la idea de su responsable, Charlie Hall, de que en los vehículos interplanetarios siempre era preferible la simplicidad a una complejidad que siempre haría de su diseño y construcción un proceso más costoso económicamente, además de requerir más tiempo en completarse y ser más vulnerable a posibles fallos. No es extraño que fueran ellas las protagonistas de las primeras misiones estadounidenses a otros planetas y las escogidas para el primer intento de ir más allá de la órbita de Marte, hasta ese momento la frontera de la exploración humana.
La Pioneer 10 fue la escogida para realizar este primer intento, y tal como marcaba la política de Charlie Hall, era un ejemplo de simplicidad y ahorro de espacio, con una masa total de apenas 258 Kilogramos, y estaba equipada con 10 instrumentos científicos, pero con ninguna cámara propiamente dicha, transportando en su lugar un IPP (Imaging Photopolarimeter), que permitía obtener datos sobre el color y la intensidad de aquello que observaba (básicamente rojo y azul), para después ser enviadas a La Tierra y transformadas en fotografías. Uno de los motivos era que permitía ahorrar espacio y masa con respecto a lo que habría implicado instalar una cámara convencional. Entre su cargamento científico, además del IPP, había un detector de meteoritos, un radiómetro, un fotómetro, un detector de rayos cósmicos, un sensor plasma y un magnetómetro.
Sin embargo, a diferencia de sus predecesorar, la Pioneer 10 se dirigía hacia el espacio exterior, donde la energía solar que no era una opción, por lo que en este punto si que hubo que aplicar una notable inovación a su diseño: 4 generadores termoeléctricos de radioisótopos SNAP-2 que usaban como combustible Plutonio 238, ofreciendo a la nave los algo más de 100 Vatios/Hora que necesitava para mantener sus sistemas en funcionamiento, e instalados en dos brazos gemelos de unos 3 metros, que se desplegaron trás el lanzamiento y permitían mantenerlos lejos de sus sensibles instrumentos.Algo que inevitablemente generó cierto temor, incluido entre los encargados de la misión
Por otro lado, y por petición de Carl Sagan, se añadió una placa de aluminio chapada en oro, con una serie de imágenes que sirvieran como tarjeta de visita por si algún día una civilización alienígena la encontrara, y que fue el precusor de los discos de Oro de las Voyagers. En el se añadieron dos figuras humanas desnudas (hombre y mujer, lo que generó críticas entre la población más conservadora), un mapa de la situación de la Tierra con respecto a 14 Pulsares locales, las ruta seguida cuando abandonó el Sistema Solar y otros detalles.
La Pioneer 10 despegó 2 de marzo de 1972 a bordo de un cohete Atlas. 18 minutos después era ya el vehículo más rápido de la historia (51.500 Km/h) y 11 horas más tarde cruzaba la órbita lunar. El 15 de Julio se convertía en la primera sonda en entrar en el cinturón de asteroides, del que emergió el 15 de Febrero de 1973 sin mayores problemas y sin ningún incidente. Los temores de que este fuera una especie de muro insuperable se desvanecieron para siempre. Habíamos puesto el pié en el reino de los planetas gigantes, en llamado Sistema Solar exterior.
El 6 de Noviembre de 1973, a unos 25 millones de Kilómetros de Júpiter, se activaron la totalidad de instrumentos científicos. El 8 de Noviembre superó la órbita de la pequeña luna Sinope, en ese momento consideraba la más alejada del planeta, y el 16 alcanzó la región donde el viento solar y el campo magnético de Joviano chocaban violentamente, momento en que la Pioneer 10 detectó en forma de una súbita disminución de la velocidad de este primero, de los 451 a los 225 km/Segundo.
Llegaba en momento que muchos esperaban con temor, entre ellos James Van Allen, el descubridor de los anillos de radiación del mismo nombre que rodean La Tierra, cuyos estudios de las señales de radio emitidas por Júpiter indicaban claramente que su intensidad eran muchísimo más alts, tanto que mataría a un ser humano en segundos, y en el caso de una sonda, freiría sus circuitos. Pero en ese momento, con la Pioneer 10 dirigiéndose ya al encuentro del planeta a velocidades cada vez más altas (fruto de su atracción gravitatoria), poco se podía hacer aparte de cruzar los dedos y esperar que sobreviviera al encuentro.
El 3 de Diciembre de 1973, y desplazándose a unos 132.000 Kilómetros/Hora, la sonda estaba a un paso del punto de máxima aproximación, apenas 132.252 Kilómetros por encima de la capa de nubes del planeta, soportando unos niveles de radiación 10 veces más intensos de lo que se había calculado, con picos de intensidad 10.000 mayores que los detectados en La Tierra. La Pioneer 10 estaba sentenciada, y era solo cuestión de tiempo que sus instrumentos de fueran desconectado uno detrás de otro.
Y entonces ocurrió lo inesperado. Pocos minutos antes de que la sonda dejara de funcionar los niveles de radiación comenzaron a decrecer rapidamente. ¿Que había pasado? Van Allen encontró la causa: A diferencia del campo magnético terrestre, que se extiende uniformemente de polo a polo, el joviano es un anillo toroidal que se tambalea alrededor del planeta como si fuera un plato giratorio en una varilla. Una vez que al anillo se mueve del camino, se regresa a la región de baja radiación. Y esto último fue precisamente lo que sucedió a la Pioneer 10 justo a tiempo.
Evidentemente la sonda no salió ilesa de tan dura prueba. Se perdieron no pocos datos y los técnicos mantuvieron una dura lucha para mantener los sistemas informáticos en funcionamiento y compensar los comandos erroneos que se generaban por culpa de la radiación, pero cuando finalmente se alejó lo hizo enviando un caudal de información científica que revolucionaron nuestro conocimiento de estos mundos lejanos, hasta ese momento poco menos que nulo. Comparado con lo ofrecido por las Voyagers, la Galileo o incluso por aquellas de paso, como la Cassini o la New Horizons, lo que nos envió la Pioneer 10 pueden parecer poca cosa, pero en ese momento era como pasar de contemplar un cuadro en la más completa oscuridad a hacerlo con trémula luz de una vela, la primera mirada realmente cercana a este mundo, y bajo este prisma hay que valorarlo.
Lanzada fuera del plano de la elíptica, la Pionner 10 se mantuvo en contacto hasta principios de este mileno. El 27 de abril de 2002 se recibió por última telemetría, y finalmente, 23 de enero de 2003, cuando estaba a 12.000 millones de kilómetros de la Tierra, su señal se apagó, demasiado debil ya para seguir siendo escuchada. Por delante le esperaba ya la eternidad de un viaje sin fin, perdida para siempre en el océano estelar.
Un esquema de la Pioneer 10 y sus diversos instrumentos, así como la posición de sus generadores SNAP-2.
La Pioneer 10 en sus últimas fases de construcción.
La famosa placa que tanto escandalizó a ciertos sectores de la población estadounidense ya incorporada a la sonda.
El lanzzamiento de la Pioneer 10, a las 01:49:00 UTC del 3 de Marzo de 1972.
Adiós a La Tierra. Poco después del lanzamiento la Pioneer 10 ya era el vehículo humano más rápido jamás lanzado, cruzando la órbita lunar en apenas 11 horas.
La trayectoria de la sonda....el anillo corresponde al cinturón de asteroides, hasta ese momento visto por muchos con temor porqué se creía que podría resultar una zona intransitable. A la hora de la verdad no represnetó ningún problema.
La veloz trayectoria de la Pioneer 10 en el sistema Joviano.
Oh, ¡Pioneers! Las motas en los ojos de los dioses
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