Representó una auténtica carrera de obstáculos, una aventura llena de problemas cuyo mayor éxito fue que, pese a todo, pudo regresar a La Tierra y entregar, aunque fuera en cantidades mínimas y conseguidas en uno de los pocos golpes de fortuna de los que disfrutó, de muestras del asteroide Itokawa. Su brillante final, incinerada en la atmósfera terrestre, representó un auténtico triunfo de la voluntad de los técnicos de la Agencia Espacial Japonesa, que nunca se rindieron ante una serie de adversidades que no parecían tener fin...por ello el viaje de Hayabusa (halcón peregrino) puede considerarse uno de los mayores éxitos de la carrera espacial del país del Sol naciente.
Un viaje del que Japón tomo buena nota, en una serie de lecciones que pronto darán sus frutos...y es que su sucesora será pronto una realidad trás dar el gobierno japonés luz verde (y con ello el presupuesto necesario) para lanzar la Hayabusa 2, que deberá partir hacia el asteroide 1999 JU3 en 2014.
"Hemos aprendido mucho de Hayabusa. Modificaremos todas las partes donde tuvo problemas", explica el director de la misión Makoto Yoshikawa de la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón en Sagamihara. Sin duda la experiencia acumulada en esta primera misión tiene un valor inestimable para el futuro, y posiblemente sea su mayor legado.
Así Hayabusa 2 estará equipado con software redundante, es decir con un sistema de reserva en caso de que se detecten fallos en el principal, y en lugar de usar el sistema de lanzar pequeños proyectiles y acercarse para recolectar las partículas levantadas la sonda lanzará un gran impactador desde unos 300 metros, para posteriormente aterrizar dentro del cráter generado para recolectar muestras.
"Creará un pequeño cráter en la superficie del asteroide, e intentaremos recoger el material que se encuentre dentro de el, lo que significa obtener material subsuperficial", explica Yoshikawa. Esto resulta especialmente interesante, pués significaría alcanzar material hasta ese momento protegido de la radiación externa y, por tanto, que no haya experimentado grandes cambios desde su formación, hace miles de millones de años, en oposición al que se encuentra en la superficie.
Al igual que la norteamericana OSIRIS-Rex, que la NASA quiere lanzar en 2016, la japonesa tiene como objetivo un asteroide ricos en minerales que se formaron en presencia de agua, por lo que su estudio podría permitirnos conocer con más precisión si la que actualmente cubre buena parte de La Tierra en forma de océanos le llegó del impacto de asteroides o cometas durante su proceso de formación, o bien ya formaba parte de ella desde el principio.
Japón afronta de esta manera su segundo intento de alcanzar un asteoride con Hayabusa 2, de la que se espera tenga un viaje mucho menos épico pero, a cambio, funcione sin problemas y consiga todos sus objetivos. El nuevo halcón peregrino, con todas las lecciones aprendidas de su antecesor, se prepara ya para volar hacia las estrellas.
Hayabusa y el asteroide Itokawa...un encuentro lleno de obstáculos.
La sombra de Hayabusa sobre la superficie del asteroide. Señalado con un círculo el marcador que servía para orientarla durante su descenso. Aunque el sistema para lanzar pequeños proyectiles falló, la sonda terminó posándose sobre la superficie de forma imprevista, lo que permitió que algunos granos de material quedaran atrapados por su sistema de recogida de muestras...uno de los pocos momentos de fortuna de esta complicada misión llena de problemas.
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