Son la parte más visible del complejo sistema climático de nuestro planeta, de lo primero que se nos viene a la cabeza cuando hablamos tiempo (meteorológico) y en lo que más nos fijamos en nuestra vida diaria...sobretodo si tenemos planes para salir o irnos un día a la playa a disfrutar del Sol. Paradójicamente, y en contra de lo que podamos pensar, no las conocemos tan bién como quisiéramos, y su estudio sigue siendo, incluido por parte de satélites científicos lanzados con ese propósito, necesario para ir comprendiendo algo tan extremadamente complejo como el clima terrestre y sus cambios a corto y largo plazo....lo que, con la problemática del llamado Cambio Climático antropogénico (el causado por la actividad humana), es más necesario que nunca.
Y uno de los elementos que hasta hace relativamente poco tiempo no se conocía de forma precisa era la altura global de las nubes terrestre, es decir, la media entre todos los tipos de formaciones nubosas conocidas, desde las que se mueven cerca de la superficie hasta las que se desplazan a altitudes considerables...tanto que este factor nunca se había tenido en cuenta a la hora de elaborar modelos sobre la futura evolución del clima de nuestro planeta, pese a que, como sabemos ahora, tiene su influencia y ni mucho menos insignificante.
Todo esto está cambiando rápidamente con el lanzamiento por parte de la NASA de toda una serie de satélites científicos (Aqua, Aura, CloudSat, ect...) destinado a estudiar en profundidad nuestr planeta y comprender mejor el funcionamiento de nuestro mundo, su posible evolución y el impacto de la Humanidad en el...una apuesta decidida, como lo demuestra el presupuesto asignado en este campo, en aumento y lejos de los recortes que sufren otras areas. Y entre ellos encontramos a Terra, un veterano con 10 años en activo cuyos datos no solo esta ofreciendo datos fiables y precisos sobre la altura de las nubes, sinó que nos descubre ahora, gracias a una observación tan prolongada en el tiempo, un inesperado cambio en ellas.
Y este es que, a lo largo de la última década, la altura media descendió de media entre unos 30 y 40 metros...que, traducido, significa que el numero de nubes en capas altas a disminuido ligeramente, alrededor de un 1%, lo que puede parecer poco, pero que es significativo al ser no algo puntual sino una tendencia que se está manteniendo a lo largo del tiempo pese a los cambios anuales y la aparición de fenómenos extremos como El Niño y La Niña, en el Pacífico.
Pero aún resulta más interesante si se tiene en cuenta que una reducción de esta clase permitiría a La Tierra radiar más facilmente el calor...¿Una especie de sistema de "refrigeración" natural, provocado por el propio calentamiento global, en lo demostraría la capacidad del clima terrestre de autoregularse? Es solo una hipótesis, pués 10 años pueden ser suficientes para detectar una tendencia pero no para asegurar que no es un fenómeno transitorio, y tampoco conocemos los mecanismos que están detrás de esto, pero como mínimo resulta intrigante y nos recuerda, nuevamente, que pese a todo aún nos quedan muchas cosas que aprender de nuestro mundo.
La investigación sobre este fenómeno continúa y los próximos años, con una visión más amplia en el tiempo, podremos sacar conclusiones más firmes sobre el y su efecto global sobre el clima terrestre, tal como explica el profesor Roger Davies, de la Universidad de Auckland y líder del equipo del equipo científico responsable de este estudio:"Si la altura de las nubes sube nuevamente los próximos diez años podríamos llega a la conclusión de que el cambio climático no se esta frenando, pero si de lo contrario siguen bajando será muy significativo". La Tierra, como vemos, es un mundo ciertamente complejo.
Los datos enviados por el instrumento MISR (Multi-angle Imaging Spectro-Radiometer) del satélite Terra permiten apreciar una pequeña pero constante disminución general de la altura media de la capa nubosa terrestre, dejando de lado fluctuaciones temporales causadas por fenómenos como El Ñiño.
Los datos enviados por el instrumento MISR (Multi-angle Imaging Spectro-Radiometer) del satélite Terra permiten apreciar una pequeña pero constante disminución general de la altura media de la capa nubosa terrestre, dejando de lado fluctuaciones temporales causadas por fenómenos como El Ñiño.
La balanza térmica de nuestro planeta entre la energía solar que nos llega y la parte que es radiada de nuevo al espacio...los factores que influyen en este equilibrio son numerosos, y la actividad humana es solo el último y más reciente (aunque no necesariamente el menos importante) de ellos. Conocer en profundidad este complejo sistema es básico para conocer la futura evolución del clima terrestre.
El instrumento MISR de Terra permite analizar la radiación solar reflejada por la Tierra desde diversas direcciones y elaborar un mapa tridimensional.
1 comentario:
Como siempre, muy buen artículo. Me llamo mucho la atención este tema cuando lo leí en la prensa la semana pasada. Quizás la serie de datos sea demasiado corta y la disminución en altura demasiado pequeña para llegar a conclusiones muy importantes, pero no deja de ser un fenómeno muy curioso que merece la pena observar. gracias
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