Los impactos de objetos de todo tipo, desde pequeñas rocas hasta grandes asteroides y cometas, son un elemento presente en toda la historia del Sistema Solar, y que, especialmente en sus primeras épocas, han sido un elemento importante, por no decir decisivos, en la evolución de planetas como Marte, Mercurio y La Luna, donde las huellas de este "ataque" no son solo evidentes sino que han moldeado en gran medida su rostro y con ella su naturaleza única.
La Tierra, pero, es un caso aparte. Un océano que cubre buena parte de la superficie, una tectónica de placas que renueva constantemente la corteza destruyendo la más antigua y generando de nueva, y toda una serie de fuerzas erosivas clímaticas y geológicas permanentemente activa a nuestro alrededor, como la lluvia y el viento, hacen de nuestro mundo un lugar del que reconstruir su pasado lejano resulte un trabajo mucho más dificil, y que en el caso de desvelar como y en que proporción fue golpeado por impactos de todo tipo, represente un trabajo de detective realmente fustrante , pues muchas de las "huellas del crimen" que quedaron atrás simple y llanamente dejaron de existir hace mucho.
Pero es evidente que sufrió y mucho este tipo de sucesos, en especial en sus primeras etapas...Mercurio o Marte muestran claramente su tormentosa juventud y no hay motivos para pensar que nuestro mundo tuvo un destino diferente. Por eso estudiar La Luna, nuestra compañera de viaje, y levantar un mapa completo de todos los grandes cráteres que cubren su superficie, representa, ademas de poder conocer mejor a este cuerpo celeste, abrir una ventana al pasado de la Tierra.
La Lunar Reconnaissance Orbiter nos ofrece ahora, a traves de su altímetro (Lunar Orbiter Laser Altimeter o LOLA) el mejor y más detallado mapa de todos los cráteres lunares con diámetros por encima de los 20 Kilómetros. Enviando pulsos laser contra la superficie y midiendo el tiempo que tarde en reflejarse contra ella y ser detectado por los intrumentos de la sonda, permite, una vez se conoce a la perfección la posición de esta a lo largo de su órbita en cada momento, los científicos pueden levantar un preciso mapa topográfico selenita, y con el se puede conocer no solo como se formaron sino cuando y como el flujo de impactos cambió a lo largo del tiempo, y que parece indicar dos etapas diferenciadas.
"El nuevo conjunto de datos ofrecido por LOLA muestra que la población de cráteres en las tierras altas (mas antiguas) pueden distinguirse claramente de la población existente en los grandes mares, grandes cuencas de impacto lleno de lava solidificada. Las tierras altas tienen una mayor densidad de grandes cráteres en comparación con los más pequeños, lo que implica que en la población anterior de objetos que alcanzaban la Luna había un número proporcionalmente mayor de grandes fragmentos que en la población que caracteriza la historia posterior de la Luna", explica James Head, de la Brown University y lider del equipo responsable de este nuevo estudio.
"Contabilizando los cráteres existentes en las cuencas de impacto y examinando las diferentes poblaciones de cráteres superpuestos, podemos mirar hacia atrás en el tiempo para descubrir cuando ocurrió la transición entre ambas poblaciones. La base de datos ofrecido por LOLA muestra que la transición se produjo en la época en que se formó la cuenca de impacto Mare Orientale, hace unos 3.800 millones de años. Esto implica que este cambio se produjo al mismo tiempo que las grandes cuencas de impacto dejaron de formarse, y plantea la pregunta de si estos factores podrían estar relacionados.Las respuestas a estas preguntas tienen implicaciones para la historia inicial de todos los planetas del sistema solar interior, incluida la Tierra", concluye.
En cierta, manera, como señala Head, La Luna es como la "Piedra de Rosetta" de los astrónomos. Mientras la original permitió descifrar los jeroglíficos egipcios y, con ello, adentrarse como nunca se había podido hacer antes, en la historia del antiguo Egipto, la "Rosetta" lunar está permitiendo tener una visión cada vez más clara de como pudieron ser las primeras etapas en la existencia de nuestro planeta, sujeto a los mismos "ataques" pero con una capacidad de curar las heridas (es decir, erosionar y borrar la mayor de los cráteres) de las que La Luna careció. Leer el pasado en su rostro es también hacerlo del nuestro.
Mapa topográfico de los mayores cráteres lunares, creado a partir de los datos de LOLA. Se aprecia la diferencia en la población de cráteres entre las zonas más antiguas y los mares lunares, relativamente más jóvenes.
Mare Orientale, fotografiada por la Lunar Orbiter 4 en 1967...según la interpretación de los datos ofrecidos por LOLA, esta cuenca de impacto de 367 Kilómetros de diámetro, datada hace unos 3800 Millones de años, marco la frontera entre dos etapas en el bombardeo sufrido por La Luna y, por extensión, por La Tierra.
La huella gravitatoria del cráter de Chicxulub, en el Yucatán, datado hace unos 65 millones de años y que se cree relacionado con la extinción de los dinosaurios, como demostraría que ese momento, en los registros geológicos, está marcado por la presencia de iridio, un material asociado a un origen extraterrestre, pues es muy escaso en la corteza terrestre.
La Tierra sufrió impactos de todo tipo a lo largo de su dilatada historia, al igual que le ocurrió en La Luna...nuestro planeta, un mundo dinámico y activo, borró muchas de las huellas dejadas (aunque no todas). Sin duda la vida sufrió numerosos golpes de los que se recuperó una y otra vez, como delatan las sucesivas extinciones masivas registradas en el registro fósil.
NASA's LRO Exposes Moon's Complex, Turbulent Youth
1 comentario:
Muy buen pots; en cuanto vi la noticia en la tele, me apeteció tener más información y ver la animación tranquilamente; gracias.
Publicar un comentario